Cataluña

ERC entra en convulsión: los críticos exigen la salida de Junqueras y un congreso

La autocrítica generalizada en el partido es que no han logrado ampliar base y no han conseguido hablar al mismo nivel con el PSC en medio del golpe en la mesa de Puigdemont. Un sector crítico ya pide la dimisión de toda la dirección

Un gesto resume el sentir de ERC tras su hecatombe en el 12-M. La palmada en el hombro del jefe de comunicación de Pere Aragonés, Marçal Sarrats a Sergi Sabrià, viceconseller de Estrategia y Comunicación de Presidencia después de que el 'president' anunciara su dimisión este lunes en calle Calabria 166. El núcleo duro de Aragonés acompañó desde la distancia y al otro lado de la sala cada palabra de su intervención en solitario, con el broche final de un sobrecogedor aplauso del equipo más fiel al 'president'. Luego se abrió paso al silencio y la distensión.

Hubo caras largas. Oriol Junqueras se marchó el primero con la secretaria general adjunta Marta Vilalta. En la sede también estaban la diputada en el Congreso Teresa Jordà (se ausentó Rufián), la portavoz Raquel Sans, la vicepresidenta Laura Vilagrà, la cabeza de lista de ERC para las europeas Diana Riba y el presidente del consell nacional republicano Josep Maria Jové. El secretario general adjunto de estrategia, comunicación y coordinación institucional, Juli Fernàndez, estaba visiblemente afectado.

Finalmente, el monovolumen marrón plateado en el que se marchó Aragonés dejaba entrever la silueta del 'president' en la parte de atrás, apoyado sobre su puño en actitud pensativa. Instantes antes fue cuando Sarrats le dio una palmada al jefe de estrategia y comunicación de Aragonés, saliendo bajo el umbral de la puerta de la sede. Una palmada de apoyo y resignación. Sebrià fue nombrado viceconseller de estrategia (un cargo de nueva creación) en enero para reforzar la comunicación de Presidencia. De él colgaba la responsabilidad de la campaña, que gestionó mano a mano con Oriol Duran.

Sabrià y Duran, jefes de campaña

Nos remontamos a enero de 2024, cuando ERC respiraba tranquila con un buen pronóstico y con la previsión de terminar la legislatura (o eso decían al menos). Aragonés, que acababa ser ratificado al frente de ERC con el beneplácito de Junqueras, anunció el nombramiento de Laura Vilagrà como vicepresidenta y a Sabrià en el puesto anteriormente citado, ambos movimientos que otros partidos tacharon de 'electoralistas'. Sabrià, junto con Oriol Duran, que es el vicesecretario de comunicación de ERC y exsecretario de Medios del Govern, ha sido una de las figuras más señaladas por la debacle republicana. Ambos se han encargado de llevar la campaña de Pere Aragonés para el 12-M. Duran, por su parte, se fue este lunes solo de la sede a pie. Son los grandes perdedores en la sombra de un ERC deshecho y que afronta un profundo debate interno para resituar su estrategia, después de que los resultados de las urnas hayan pronosticado el fin del 'procés', con la amnistía en ciernes y el quiebre de una mayoría secesionista que Puigdemont quiere resucitar.

El mazazo de los datos republicanos les ha llevado directos a la silla de pensar, donde no se quieren mover para reformularse desde la oposición: han perdido 13 escaños, con un total de 178.446 votos menos respecto a 2021 y el PSC les ha arrancado la comarca de Tarragona, donde ERC venció en 2021. Los tres diputados que han perdido en la demarcación, donde también ha perdido sillas la CUP, se han repartido entre el PSC y Junts. Es un ejemplo claro de la sangría que han sufrido en todos los niveles en Cataluña, donde no han logrado convencer sacando pecho de la gestión, el referéndum y la financiación singular, sus tres grandes lemas de campaña.

Nuevo horizonte, fin de trayecto

Para ERC es un cambio de ciclo en Cataluña, que le toca pivotar al PSC, y en el que deben resituarse en el tablero catalán. En este contexto coge fuerza la idea de celebrar, aunque de forma no inmediata, un congreso extraordinario que de paso a la renovación de nuevos liderazgos y reorientar la estrategia, según la reunión celebrada en la tarde de este lunes. El congreso del partido se iba a celebrar a finales de año, pero nadie descarta la posibilidad de adelantarlo si así lo deciden las bases aunque la cúpula descarta la actuación inminente. Paralelamente, las figuras de Oriol Junqueras, en la presidencia de ERC, y la secretaria general, Marta Rovira, están muy discutidas en el nuevo ciclo "plural" que se abre ahora en el partido. A pesar de que fue precisamente Rovira quien medió con Jordi Turull para el desbloqueo de la amnistía, el partido ha entrado en crisis, maltrecho con 20 escaños y pensando hacia dónde dirigirse puesto que la polarización del voto, el desgaste de gobernar en minoría y la negociación con Madrid les ha generado una fuga de electores al PSC y Junts.

La autocrítica generalizada en el partido es que no han logrado ampliar base y no han conseguido hablar al mismo nivel con el PSC, que era lo que se pretendía en campaña, en medio del golpe en la mesa de Puigdemont. El partido ha constatado la tendencia de las municipales, donde ERC perdió 300.000 votantes. El descalabro de la pérdida de 15 escaños de las formaciones nacionalistas y el hecho de que se esfume la mayoría independentista por primera vez en el Parlament desde las primeras elecciones autonómicas de 1980 es una realidad a la ERC obedece, y por eso espera que sea Illa quien despeje la incógnita de la gobernabilidad en un gobierno en minoría, que sería lo óptimo para el PSC pero también para ERC para no quedar arrinconada como formación residual. Muy al contrario es lo que piensa Puigdemont, que aspira a retejer ese nacionalismo, al que está por ver si le siguen los republicanos.

El sector crítico pide la dimisión de toda la dirección

En medio de esta crisis, las tensiones internas del partido empiezan a hacerse públicas. Es el caso del duro posicionamiento del sector más crítico aunque en minoría de ERC, el llamado Col.lectiu primer d'octubre, que propulsan, entre otros, el que fue cabeza de lista de ERC en Girona, Joan Puig. Han reclamado a última hora de este lunes la dimisión total de la dirección por seguir una "estrategia errónea" que va más allá de Pere Aragonés. Piden además que se convoque un congreso extraordinario lo antes posible para reencaminar la estrategia de los últimos años que han llevado a la pérdida de confianza del electorado en ERC. "Es imprescindible un nuevo equipo de dirección capaz de recuperar la confianza perdida por nuestros exvotantes".

Acusan que ese viraje pasa por volver a la senda de 2017 que "nos llevó al referéndum del 1 de octubre y que ponga la independencia como el primer objetivo de todas nuestras políticas". En esta línea, y con lo que pide Puigdemont, exigen volver a la "unidad estratégica del independentismo", tanto con el resto de partidos (Junts, CUP) como organizaciones sociales, en clara referencia a Ómnium, ANC y Consell per a la Republica. Por último expresan que hace falta "redefinir la política de pactos en Madrid" y otras instituciones que han "blanqueado" al PSOE, y hacen un llamamiento a la militancia de ERC a sumar fuerzas para preparar una alternativa a la dirección actual.

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