Enfundado en un traje de chaqueta y con el pelo engominado al más puro estilo de un flamenco entrando por la puerta del Real de Sevilla, Rafael Amargo se ha sentado durante cuatro días en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Madrid. A los lados, sus hombres de confianza, el 'cubita' y el productor teatral Eduardo de Santos. Al frente, los magistrados, acompañados al costado por la fiscal del caso, que solicita nueve años de prisión para dos de los acusados por vender presuntamente drogas de manera "persistente" en su casa de Malasaña.
Al fondo de la sala se podía ver a los familiares y amigos de Amargo que, entre murmullos y aspavientos, han arropado al bailaor durante toda la semana. El broche final al juicio contra el artista granadino lo ha puesto precisamente su declaración, precedida -este viernes- por el testimonio de Eduardo de Santos. "Qué ganas tengo de hablar...", así ha comenzado el andaluz su intervención, frotándose las manos, como el que se presenta frente a un suculento menú de degustación.
Llevaba callado demasiado tiempo, o al menos, así se lo ha hecho saber a los presentes que esperaban con gran expectación lo que -al término de la jornada- se ha convertido más en un discurso que en una declaración judicial. "Estoy súper contento de estar aquí. Voy a decir la verdad y toda la verdad de este delito provocado", anunciado el bailaor.
Bajo la premisa de demostrar su inocencia, Amargo ha regalado a los asistentes una declaración cargada de acusaciones hacia la Policía, la Fiscalía y la prensa, a los que les ha atribuido el objetivo de querer hundir su carrera. El acusado ha negado haber tenido cualquier relación con la venta de estupefacientes y ha reiterado que, en todo momento, las drogas que han podido encontrar en su casa han sido siempre para un consumo propio que, durante mucho, le arrastraron hacia una depresión.
Ahora, tras cinco meses en prisión, Amargo se ha presentado ante los magistrados como un hombre nuevo, cargado de energía y con ganas de superar su adicción a las drogas. En señal de homenaje a los grandes del flamenco, el bailaor ha regalado uno de los titulares del día: "Yo lo único que hago es regalar mi generosidad y mi arte, como diría Lola Flores".
Amargo acusa a la Policía de torpedear el caso
Y es que, según ha mantenido en Sala, ni mulas, ni "traqueteo" es lo que la Policía pudo encontrar en su vivienda. Amargo ha reconocido que en su casa se consumían drogas y no sólo él, sino que muchos de sus allegados hacían lo mismo en su conocido piso de Malasaña. El artista ha presentado al tribunal lo que parecía la portada de un auténtico 'bestseller criminal': drogas, pinchazos telefónicos y la actuación de una presunta Policía corrupta que "le tenía ganas" desde hace tiempo por su gran notoriedad mediática.
"Yo no tengo la necesidad, gracias a mi patrimonio y la ayuda que he recibido de los míos, de dedicarme a otra cosa que no sean las artes escénicas y ser bandera y baluarte de España", ha comentado a mano alzada. Así se ha definido así mismo el bailaor, quien ha denunciado la existencia de una presunta confabulación policial que le ha traído hasta el banquillo de los acusados.
Las palabras de Amargo han provocado cierto revuelo entre las butacas del público, donde se encontraban su mujer, Luiciana Bongianino, su padre y varios amigos de la familia. Además, ha explicado que la retirada de su pasaporte y su posterior ingreso en prisión -el cual considera que ha sido injustificado- le ha hecho perder varios contratos de trabajo, incluso en Bollywood.
El artista ha querido mencionar de manera especial a su padre, quien desde el fondo de la sala ha intetado bramar con un tenue hilo de voz: "¡Aquí estoy!". "A mi padre le ha costado casi la vida. ¡Me han arruinado la vida, han intentado matarme con este juicio!", ha aclamado el bailaor tras lanzar una mirada cómplice a los suyos.
"Me enteré que me iba detenido por la prensa"
Seguidamente, el acusado ha procedido a contar cómo vivió el día de su detención que, bajo su juicio, no se desarrolló salvaguardando las garantías procesales. "Yo iba corriendo hacia el teatro de La Latina, iba a coger un taxi y me llama un amigo y me dice que según la prensa estoy detenido en Leganitos. Yo le digo que estoy yendo al teatro, cuando vi a uno que había a mi lado y le dije que se pusiera a la cola para coger un taxi. Pues resulta que me dice, 'soy Policía, ¿puede acompañarme?'", ha narrado.
En ese momento, haciendo apología por su gran amor hacia el flamenco, Amargo ha sacado sus mejores pasos de baile. "Me llevan a mi casa y me pregunta el policía que quiénes son los grandes (haciendo alusión a sus presuntos proveedores de droga) a lo que respondí: 'Pues Paco de Lucía, Severo Ochoa, Ortega y Gasset... ¡Esos son los grandes que yo conozco!", ha añadido el bailaor entre aspavientos y bramuras.
El productor pide la eximente por discapacidad
En la misma línea, ha declarado anteriormente el productor Eduardo de Santos, acusado de actuar de manera "conjunta" con el bailaor en la compra y posterior distribución de sustancias estupefacientes.
En su declaración, el productor se ha mostrado nervioso y ha pedido en varias ocasiones disculpas a los magistrados y a su letrado por si "divago un poco". Dicho tono atiende a la línea estratégica marcada por su defensa que, haciendo bandera de que su cliente padece una discapacidad cognitiva y volitiva que le afecta a la memoria, ha pedido la eximente completa.
De Santos ha defendido que las drogas incautadas en su domicilio "jamás" han sido para su venta, sino que eran para consumo propio. "Hice acopio de droga en el confinamiento, los que somos adictos nos preocupamos muchísimo de tener droga en casa. Igual que se hacía acopio de comida, nosotros lo hacíamos con la droga", ha llegado a confesar.
El productor ha confesado que realizaba un consumo de drogas "excesivo" que junto con otros medicamentos se convirtieron en una "bomba química". "Estábamos tres o cuatro días sin dormir, esto (la ketamina) te mantiene despierto muchos días. Lo utilizamos para viajes astrales, o al menos pensábamos que era por eso", ha explicado.
El consumo de sustancias estupefacientes unido a un trastorno límite de la personalidad que sufre desde hace años ha provocado, a juicio de su abogado y el forense José Cabrera -presente en Sala el pasado miércoles-, que el productor "no sepa diferenciar correctamente la realidad". Su defensa ha presentado un informe pericial con el que intentará acreditar que el estado mental y cognitivo de su cliente le impide tomar decisiones de manera plenamente consciente y por el que cuenta con una discapacidad de casi el 50%.
Declaración de los policías y escuchas telefónicas
Durante cuatro días, los magistrados han podido escuchar el testimonio de los investigadores del caso, la comparecencia de personajes del entorno de los acusados, así como la emisión de las escuchas telefónicas que dieron lugar a la detención de Amargo y sus socios. El pasado lunes fue el turno del inspector jefe de Policía a cargo del dispositivo de vigilancia que durante meses estuvo a los pies del piso del bailaor en el centro de Madrid.
Los agentes de Policía que han podido declarar han ratificado lo ya recogido en los informes: Rafael Amargo se servía de mulas para vender drogas con la ayuda de unos de sus socios, 'Cubita'. Además, los funcionarios mantienen que tanto él como el productor Eduardo de Santos, utilizaron este supuesto negocio ilícito para "financiar" la obra teatral Yerma.
Las escuchas telefónicas emitidas en Sala sirvieron como hilo conductor de una investigación policial que arrancaba en pleno confinamiento. Entre las conversaciones intervenidas, uno de los agentes destacó una en la que el bailaor y el productor teatral hablaban de alquilar un trastero y convertirlo en una lavandería.
Según la tesis policial, y secundada por el escrito del Ministerio Público, ambos querían utilizar este local como punto de distribución. Con la excusa de construir una lavandería para los trajes de las obras de Amargo, lo utilizarían como tapadera para la venta de drogas. "Daban a entender que tenía zonas apartadas, con cajones que daban a zonas comunes, donde tenían bolsitas", explicó uno de los agentes.
El testigo aseguró que los investigados manifestaron en varias ocasiones la idoneidad del local encontrado por la ubicación y porque les permitía contactar con los presuntos clientes por teléfono, sin que tuvieran que llamar a un telefonillo. Asimismo, durante estas conversaciones, ambos hicieron especial hincapié en la necesidad de que sus nombres no aparecieran en el contrato de alquiler.
Petición de Fiscalía y salida de prisión
El broche final al juicio ha venido de la mano de las conclusiones finales de la Fiscalía que ha mantenido la petición de nueve años de cárcel para el artista, al igual que para Eduardo de Santos por vender droga de forma "persistente".
El abogado de Amargo, Marcos García-Montes, ha solicitado la absolución de su cliente, después de impugnar las escuchas y los registros ejecutados por la Policía, ante lo que considera una falta considerable de pruebas y una acusación sustentada en supuestos. Del mismo modo, la defensa de Eduardo de Santos ha pedido que en el caso de ser condenado se le aplique la eximente completa por drogodependencia y que se tenga en cuenta un tratamiento ambulatorio.
El Ministerio Público, por contra, se ha opuesto a la aplicación de una eximente parcial o completa, al entender que el consumo de drogas no afecta a sus capacidades cognitivas y volitivas en el momento de la comisión de los hechos.
El juicio de Amargo ha terminado con una imágen icónica: el bailaor salía en libertad sobre las 19:00 horas del centro penitenciario de Soto del Real. Emocionado y abrazado a su abogado, Marcos García-Montes, el bailaor ha atendido a los medios a su salida de prisión. La Audiencia Provincial de Madrid ha dejado en libertad sin medidas cautelares a Rafael Amargo hasta que haya sentencia dado que esta medida se acordó a instancias de la Fiscalía para asegurar la celebración del juicio.