El Rey Felipe VI afronta este sábado el que será su octavo mensaje de Navidad en un momento en que la crispación y la tensión política se ha apoderado del debate entre los partidos tras la reforma del Código Penal por el cual se deroga el delito de sedición y se rebaja el de malversación, así como el fallido intento gubernamental de rebajar las mayorías para elegir a miembros del Tribunal Constitucional.
Aunque el rol del monarca como jefe de Estado está por encima del día a día de la política y debe mantener una posición institucional, Don Felipe suele hacer llegar algunos mensajes en clave política en las intervenciones públicas más relevantes, de ahí que haya expectación por conocer si el monarca hace alguna reflexión genérica sobre estos asuntos.
Uno de los discursos más importantes del monarca desde su llegada al trono en 2014 fue precisamente su intervención el 3 de octubre de 2017, tras el referéndum ilegal convocado por los independentistas catalanes que estos días han visto cómo se derogan o rebajan las penas por los delitos por los que fueron condenados.
Entonces, el monarca acusó a los líderes independentistas de incumplir la Constitución para intentar proclamar "ilegalmente" la independencia de Cataluña, de intentar "quebrar la unidad de España" y de situarse "totalmente al margen del Derecho y de la democracia".
"Determinadas autoridades de Cataluña", denunció Don Felipe, habían vulnerado con sus decisiones "de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado" y quebrantando "los principios democráticos de todo Estado de derecho". Con ello, lamentó, "han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando, desgraciadamente, a dividirla". "Hoy la sociedad catalana está fracturada y enfrentada", reconoció.
"Ante esta situación de extrema gravedad, que requiere el firme compromiso de todos con los intereses generales, es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones", reivindicó Felipe VI, defendiendo un "autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de Autonomía".
"Son momentos difíciles, pero los superaremos", aseguró tanto a españoles como a catalanes, "porque creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de lo que somos" y "porque nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos". Don Felipe terminó su intervención expresando "el firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la democracia".
Defensa de la Constitución
Es frecuente que el monarca mencione la Constitución y el respeto a la misma en sus intervenciones. Así ocurrió también en su discurso de hace doce meses cuando reivindicó tanto la Carta Magna de 1978 como el consenso.
Las diferencias de opinión, sostuvo, "no deben impedir consensos que garanticen una mayor estabilidad, mayor bienestar en los hogares y den la necesaria tranquilidad a las familias ante su futuro". "La Constitución ha sido y es la viga maestra que ha favorecido nuestro progreso, la que ha sostenido nuestra convivencia democrática frente a las crisis" y por todo ello, recalcó, merece "respeto, reconocimiento y lealtad".
En Zarzuela, como es costumbre, hay hermetismo total en cuanto al contenido del mensaje y las circunstancias en las que se producirá su grabación, puesto que por regla general no se emite en directo sino que se graba con algunos días de antelación. Lo que sí es seguro, porque es tradición, es que la Casa del Rey enviará una copia del texto a Moncloa para ponerlo en conocimiento del Gobierno.
El Emérito, en segundo plano
Por otra parte, la cuestión del Rey emérito ha quedado relegada a un segundo plano, ahora además que ya no tiene ninguna causa judicial abierta en España. Si hace un año el debate estaba en torno al posible regreso del antiguo monarca, doce meses después Don Juan Carlos ya ha aclarado que mantendrá en Emiratos Árabes Unidos su residencia permanente y ya ha realizado una visita a España.
Su paso por la localidad gallega de Sanxenxo, para asistir a una regata en la que participaba el 'Bribón', y luego por el Palacio de la Zarzuela ha supuesto un punto de inflexión. Desde que se produjo a finales de mayo, el que fuera monarca durante casi cuatro décadas ha mantenido un perfil bajo y no ha vuelto a haber rumores sobre un eventual retorno.
El emérito se reencontró con su hijo, el Rey, por primera vez desde su marcha al exilio en agosto de 2020. Ambos estuvieron reunidos y, según informó Zarzuela, hablaron sobre "cuestiones familiares así como sobre distintos acontecimientos y sus consecuencias en la sociedad española" desde que se trasladó al país del Golfo, en aparente alusión al malestar en torno a las actividades del antiguo monarca que fueron objeto de investigación judicial.
Además, la Casa del Rey recordó a Don Juan Carlos que en su carta de marzo a Felipe VI, en la que le trasladó su voluntad de poder viajar puntualmente a España, le había informado de su decisión "de organizar su vida personal y su lugar de residencia en ámbitos de carácter privado" cuando regresara con vistas a poder seguir disfrutando "de la mayor privacidad posible", en claro contraste a la mediática visita que acababa de culminar.
Padre e hijo volvieron a coincidir el pasado septiembre con motivo del funeral de Isabel II en Londres. Ambos, acompañados por la Reina Letizia y Doña Sofía, acudieron a la recepción que ofreció el rey Carlos III en el Palacio de Buckingham --por separado-- y, para sorpresa general, fueron sentados juntos en la Abadía de Westminster durante el funeral.
A menos que Don Juan Carlos realice otra visita a España antes, Felipe VI y el emérito coincidirán muy probablemente nuevamente el próximo 6 de mayo en la coronación de Carlos III en la capital británica. El Rey, como cabeza de la Familia Real, estará invitado y cabe esperar que como ya ocurriera con el funeral el emérito también lo esté, habida cuenta de los lazos de parentesco que unen a ambas familias.
Ucrania y la situación económica
Por otra parte, aunque la COVID-19 sigue presente, la guerra en Ucrania y las consecuencias derivadas de ella han pasado a un primer plano. El Rey ha venido mencionando el conflicto y el impacto que está teniendo en los ucranianos en sus discursos siempre que la situación ha sido pertinente y es más que probable que también se refiere a ello en esta ocasión.
Igualmente, con toda probabilidad Don Felipe hablará del impacto económico que la invasión rusa de Ucrania está teniendo, con el aumento de los precios de la energía y la inflación disparada, aunque en la recta final del año se ha moderado. De hecho, ya el año pasado hizo mención a la "preocupación en muchos hogares" por esta cuestión.