España

Las cuentas de la Corona ponen contra la pared a los principales partidos y disparan sus contradicciones internas

Ni la crisis económica, camino de cumplir su sexto cumpleaños, ni sus nocivos efectos sobre el tejido social, han adulterado tanto la coherencia interna de los principales partidos como la controversia a la que ha abocado la crisis de la Corona y la urgencia en arrojar luz sobre sus cuentas. PP, PSOE y CiU caminan sobre el alambre, mirando de reojo a sus electores y a lo que cada uno de ellos entiende como responsabilidad institucional.

Cayo Lara y Gaspar Llamazares (IU) dispararon este martes con balas de fogueo para colocar a Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE) entre la espada y la pared. Ambos quieren que el Congreso lea durante el pleno del jueves una declaración institucional que acentúe los avances sociales, políticos y culturales de la II República, tres días antes del aniversario de su proclamación. Los socialistas saben que el Gobierno vetará la iniciativa y que ésta no saldrá adelante, motivos que les ha llevado a sumarse alegremente a la fiesta para no poner en pie de guerra a sus bases y a muchos de sus dirigentes, cansados de la tibieza con la que su jefe de filas sigue abordando la crisis de la Corona. “No podemos seguir regalando votos a espuertas a nuestra izquierda mientras los perdemos también por el centro”, aseguran fuentes socialistas para justificar su indeterminación en este contencioso.

"No podemos seguir regalando votos a espuertas a nuetra izquierda mientras los perdemos también por el centro", comentan en el PSOE para justificar su ambigüedad en el debate

¿Os imagináis la imagen que daría España si con el rey en estado de postración y la Familia Real en el ojo del huracán, las Cortes hacen una loa de la República?, comentaba ayer en los pasillos del Congreso otro veterano diputado socialista, consciente de las contradicciones en las que ha decidido incurrir la dirección de su partido para no agravar la sangría de votos que sufre y, al mismo tiempo, apuntalar ese sentido de Estado del que Rubalcaba tanto presume cuando, en comentarios privados, coloca al PSOE como el principal avalista de la Monarquía.

Estas incoherencias son las que ayer llevaron también a la portavoz socialista, Soraya Rodríguez, a votar en la Mesa del Congreso a favor de que vaya a pleno la batería de preguntas presentadas por los grupos parlamentarios más pequeños sobre las cuentas de la Corona. Indagan sobre el patrimonio que le dejó en herencia al rey el conde de Barcelona, las medidas que piensa tomar el Gobierno para garantizar que don Juan Carlos tribute por estos bienes, sobre si algunos de ellos están en cuentas suizas, a cuánto ascienden sus ahorros, sobre si provienen de donativos de bancos, empresas o países extranjeros y sobre si el monarca medió en su día para que Lukoil entrara en el accionariado de Repsol. La mayoría de estos interrogantes se quedarán flotando en el viento pues no superaron el filtro del PP.

Los socialistas se han sumado alegremente a una declaración institucional que elogia la II República, a sabiendas de que no saldrá adelante en el Congreso

En el principal partido de la oposición se reconoce que ni siquiera la crisis económica, sus culpables y sus consecuencias, han generado tanto debate interno como la conveniencia de acercarse o no a la calle en la fuerte irritación, demostrable en las encuestas, originada por los desatinos perpetrados por la Casa Real en los últimos meses. A un problema similar, bajo otras coordenadas, se enfrentan también el PP y los nacionalistas catalanes.

El propio Gobierno se ha visto desbordado por las circunstancias que han castigado el crédito de la Casa Real – Urdangarin, la infanta Cristina, Corinna, el pasado de Letizia…– y de muy poco le ha servido hasta ahora el pacto de silencio que hace ya tiempo sellaron Mariano Rajoy y Rubalcaba. Al final, se ha visto obligado a improvisar un discurso poco creíble sobre el alcance de la nueva ley de Transparencia que se tramita en el Congreso para la Familia Real. Fuentes del PP confirman que si el texto se mantiene como está en borrador, el rey solo tendrá que responder de los gastos que los ministerios de Hacienda, Interior y Defensa dedican al mantenimiento de la institución en las áreas de patrimonio y seguridad. El resto, los ocho millones anuales asignados por los Presupuestos a la Familia, seguirán permaneciendo en terreno de sombra ya que don Juan Carlos podrá seguir repartiendo el dinero a su antojo y sin ningún tipo de fiscalización.

Si la ley de Transparencia se mantiene como está, la Casa Real seguirá sin tener que dar cuenta de los ocho millones anuales que recibe de los Presupuestos

CiU, bien conectada con La Zarzuela gracias a la amistad personal que Josep Antoni Durán i Lleida mantiene con el rey y el príncipe Felipe, intenta pasar desapercibida en este debate, como constató ayer en el Congreso al abstenerse en todas las votaciones en las que se libró la rendición de cuentas de la Corona. En sintonía con el criterio que sostiene en privado Miguel Roca, flamante defensor de la infanta Cristina, los nacionalistas catalanes prefieren caminar con pies de plomo en esta polémica, al tiempo que en Cataluña reciclan su programa soberanista mientras negocian con el Gobierno la superación de su asfixia financiera. En años anteriores, cuando la Monarquía no aparecía en ojo del ciclón, acogieron con simpatía la clásica invitación de IU a conmemorar la República, pero el próximo jueves, CiU ni está ni se la espera en esta guera. “Todos los partidos vamos a rastras de la crisis de la Corona, pero los que hemos tenido o tenemos responsabilidades de gobierno sabemos que el horno no está para bollos y hay otras prioridades”, comenta un diputado nacionalista que también apela, sin mirar a lo que está ocurriendo en Cataluña, a “un sentido de la responsabilidad institucional”.

"Todos los partidos vamos a rastras de la crisis de la Corona, pero los que hemos tenido o tenemos responsabilidades de gobierno sabemos que el horno no está para bollos", afirma un diputado de CiU

Lo que tienen claro los principales partidos es que ninguno de ellos dará un paso al frente para someter a la Casa Real al control parlamentario. Esta laguna, sumada a las dificultades para auditar sus cuentas, crispa a las pequeñas formaciones, acostumbradas a ver como el Congreso se convierte en un frontón que devuelve todas las pelotas peligrosas. “Cualquier ciudadano puede consultar los detalles de los gastos de la reina Isabel II de Inglaterra a través de Internet. Aquí la transparencia es solo un brindis al sol”, se voceó ayer desde el Grupo Mixto.

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