España es el país que cuenta con la red de alta velocidad más extensa -3.402 kilómetros- de todo el mundo, solo después de China. Esa apuesta por el AVE, un medio de transporte eficaz para conectar grandes núcleos urbanos, ha sido cuestionada en los últimos años por diversas instituciones. Pese a las advertencias de la Unión Europea y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), que han pedido al Gobierno español una reformulación de la planificación ferroviaria, los Presupuestos para 2021 seguirán priorizando la alta velocidad por delante del tren convencional.
El proyecto de Presupuestos Generales del Estado del próximo año contempla un incremento del gasto en alta velocidad del 6% con respecto a las cuentas de 2018, hasta alcanzar los 2.877 millones de euros, de acuerdo con los datos consultados por Vozpópuli. En cuanto a la inversión en la anquilosada red convencional, este recibirá un total 1.828 millones. Aunque se trata de una cifra ostensiblemente inferior, supondrá un aumento de más del 100% sobre los Presupuestos del Gobierno del PP y apunta a un cambio de tendencia, pero no corrige el desequilibrio entre el AVE y el resto de trenes: cercanías, media y larga distancia y el transporte ferroviario de mercancías, en el que España se sitúa a la cola de Europa.
Preguntados por este periódico, ni el Ministerio de Transportes, dirigido por José Luis Ábalos, ni el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) han contestado sobre este asunto. Fuentes internas de la entidad pública sí han querido matizar que la inversión puede ser interpretable, puesto que si bien es cierto que será la empresa Adif Alta Velocidad la que controlará el mayor montante, parte de esos 2.877 millones de euros irán destinados a proyectos que no son exclusivamente de AVE y beneficiarán a otros modelos ferroviarios, al menos en lo que respecta al Corredor Mediterráneo.
La inversión en alta velocidad lastra a España
La red de corredores europeos es uno de los principales objetivos de la Unión Europea en este momento. A falta de diez años para que las obras estén listas, España es uno de los países más rezagados, pues a las dificultades propias de este reto se suman las peculiaridades de una "isla ferroviaria", que cuenta con vías de ancho ibérico, sin conexión con el resto del continente. Además, tras la desproporcionada inversión en alta velocidad durante los últimos últimos, la red ferroviaria convencional acusa un desgaste al que España tendrá que hacer frente modernizando sus infraestructuras, así como planteándose la reapertura de antiguas líneas que han sido clausuradas.
La red ferroviaria convencional acusa un desgaste al que España tendrá que hacer frente modernizando sus infraestructuras
Para ello, la administración central está forzada a reducir la inversión en la alta velocidad, cuyos costes son muy superiores a la red ferroviaria convencional. Los Presupuestos Generales del Estado para 2021 apuntan a un incipiente cambio de tendencia que es, por ahora, insuficiente para revertir la situación. España sigue siendo el vagón de cola del transporte ferroviario de mercancías, un medio de transporte sostenible que solo representa el 4% del total de mercancías transportadas, pese a ser 3,5 veces menos contaminante que los vehículos que realizan la práctica totalidad de los portes por carretera.