Activistas de la organización ecologista Greenpeace han escalado este lunes hasta la cumbre de la planta regasificadora de Reganosa en el municipio coruñés de Mugardos para extender una pancarta denunciando el coste medioambiental y económico del gas.
En las instalaciones de la planta de gas de titularidad mixta privada-publica, en que participa la Xunta, los activistas de Greenpeace han colocado una pancarta "a más de 30 metros de altura" con el lema "El gas es caro y contamina".
La organización ha denunciado así "el impacto del gas en el medio ambiente y en las facturas" de energía para la población y el "resultado insuficiente" de la conclusión de la 26 reunión de países de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático celebrada en Glasgow.
"Dependencia del gas"
Greenpeace reprocha la "dependencia del gas" en el combinado de energía para abastecer las economías de los países industrializados e insta a la "eliminación y la de resto de combustibles fósiles" para evitar los efectos perversos del cambio climático.
En un comunicado, resalta que lleva a cabo una "iniciativa ciudadana europea" con el fin de "prohibir el lavado de imagen de las empresas de combustibles fósiles con campañas engañosas". En relación a la planta de Reganosa, Greenpeace indica que se sumará al recurso planteados por asociaciones vecinales y ecologistas locales contra una nueva autorización de la planta.
Greenpeace pide el cierre de la planta de Reganosa y reclama a los responsables políticos y a las empresas energéticas "un plan de abandono progresivo del gas" ya que la "dependencia del gas" es la causa de la "subida del precio de la energía y de la emergencia climática", advierte.
Se generan tanto la crisis energética como la climática y el gas no es la solución a ninguna de las dos
El responsable de la campaña de Greenpeace, Francisco del Pozo, indica que la planta de Mugardos es una de las instalaciones en que "se generan tanto la crisis energética como la climática" y "el gas no es la solución a ninguna de las dos".
Advierte de que "el "mal llamado gas natural" no es un combustible "verde y de transición" como pretenden sus defensores, sino "un destructor de clima".
Ese combustible fósil está generando que los hogares "padezcan altas tarifas de luz y calefacción" y advierte de que en 2021 puede generar más de 5 millones de toneladas de emisiones directas anuales de CO2", el principal causante del calentamiento global.