Mientras la Guardia Civil registraba el ayuntamiento de Olot la España de Berlanga entró en escena. La policía local del pueblo decidió que era procedente multar al vehículo con el que la benemérita había llegado a las oficinas, que estaba mal aparcado.
Fue el propio jefe de la policía local, el inspector Ignasi López, quien sacó la libreta para multar al coche de quienes registraban el consistorio por la operación Petrum. La multa se puso a las dos de la tarde y el coche, efectivamente, estaba estacionado en una zona peatonal. Algunos vecinos se quejaron por el emplazamiento del vehículo, que en ese momento prestaba servicio a los agentes que realizaban el registro.
Los miembros de ambos cuerpos policiales no intercambiaron palabra y el guardia civil retiró la multa, de 80 euros y en concepto de "aparcamiento no autorizado en la vía pública", al llegar a su coche.