Casi diez años después de que la banda terrorista ETA decretase el cese definitivo de sus atentados, el rastro de sus cinco décadas de terror sigue manifestándose. Por ejemplo, en los montes franceses donde este mes apareció un postrero bidón de los que la organización criminal usaba para esconder su material. Según informan fuentes de la lucha antiterrorista, en su interior había dos armas.
En concreto eran una pistola y un revólver. Además, el inventario realizado por las autoridades francesas arroja el hallazgo de cordón detonante, polvo de aluminio, pentrita y dispositivos para elaborar artefactos explosivos artesanales, según las mismas fuentes consultadas por Vozpópuli.
El bidón fue hallado el 14 de marzo de forma casual por un montañero que circulaba por un camino forestal cerca del término municipal de Préchacq-Navarrenx. Se trata de una localidad del sur de Francia, en los Pirineos Atlánticos. La Fiscalía antiterrorista de París abrió investigación y se la ha encargado a la Policía Judicial de Burdeos.
ETA decretó su cese definitivo el 20 de octubre de 2011 tras más de 800 asesinatos, secuestros y décadas de extorsión y persecución. Debilitada hasta la extenuación por los golpes policiales, estuvo años esperando una contrapartida que abordase, por ejemplo, la situación de sus cientos de presos en cárceles de España y Francia. No llegó.
Mientras tanto, abordó una desaparición a plazos que desembocó en su anuncio de disolución definitivo el 3 de mayo de 2018. Un año antes, escenificó un desarme en Bayona (Francia) del que desconfiaron las fuerzas de seguridad. Principalmente porque dudaban de la capacidad de la organización de poder reunir todo su arsenal, en gran parte desperdigado por los montes franceses en antiguos escondites como el hallado este mes en Préchacq-Navarrenx.