La lucha contra el blanqueo de capitales alcanza a las cárceles españolas. La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias ha puesto en marcha en las últimas semanas un nuevo sistema informático para controlar de manera mucho más exhaustiva la procedencia del dinero que los presos gastan a través de las llamadas cuentas de peculio. La medida se ha adoptado tras haber detectado el Ministerio del Interior varios casos recientes de 'lavado' de fondos realizados a través del importante número de movimientos que registran semanalmente estos depósitos, según confirman a Vozpópuli fuentes penitenciarias.
Prisiones obligará a cada recluso a hacer una lista de personas 'autorizadas' para ingresar dinero en su peculio. Interior investigará a los que figuren en esa relación
La medida afecta a la totalidad de los algo más de 63.000 reclusos que permanecen actualmente en las cárceles españolas. Cada uno de ellos tiene asignada una cuenta en la que sus familiares, amigos y abogados les ingresan dinero para que puedan gastarlo en la prisión. Para ello, cuentan con una 'tarjeta monedero' (el dinero en efectivo no está permitido dentro de prisión) que tiene un límite semanal de 80 euros con el que pueden hacer compras en el economato de refrescos, café, latas de conserva o productos de aseo. En la cuenta también se carga la adquisición a través del 'demandadero' de productos no prohibidos pero que no están a la venta entre rejas, como televisores para las celdas o libros.
Todo ello genera un importante movimiento de dinero que, según ha detectado ahora Interior, ha servido a bandas organizadas para blanquear dinero e, incluso, realizar pagos por transacciones de droga. Para evitarlo, el nuevo sistema informático que está instalando Instituciones Penitenciarias obligará a los reclusos a facilitar a la dirección de la cárcel una relación de personas 'autorizadas' a realizar dichos ingresos de fondos en sus cuentas de peculio de un modo similar a como hasta ahora deben facilitar un listado de los números de teléfonos a los que pretenden hacer las llamadas a las que tienen derecho.
Una vez con dicha información, Interior "visará" las identidades para comprobar que estas personas tienen relación familiar o de amistad con el interno. De este modo, pretende detectar aquellos casos en los que una misma persona figure como autorizado para ingresar fondos en los peculios de diferentes reclusos sin aparente relación entre sí. Las fuentes penitenciarias consultadas destacan que con el actual sistema esto no era posible si los internos que recibían las cantidades de un mismo sujeto estaban recluidos en cárceles diferentes. Ahora, el nuevo programa informático permitirá cruzar todos los datos de las 68 prisiones administradas por Interior.
A los yihadistas, desde 2014
Este endurecimiento de las medidas de control del dinero que mueven los reclusos ya se había adoptado en parte hace menos de un año con un colectivo de presos concretos: el que componen los acusados de delitos de yihadismo y aquellos que han sido integrados en el fichero IR, siglas que hacen alusión a los "internos radicalizados". Desde diciembre de 2014, y en aplicación de la "orden de servicio 4/2014" que busca combatir el proselitismo dentro de las cárceles, Prisiones ya investiga de manera exhaustiva a quienes ingresaban dinero en las cuentas de peculio de los reclusos islamistas.
Desde el verano de 2014, los movimientos de las cuentas de los presos yihadistas ya eran sometidas a un control exhaustivo
De hecho, en aquel documento se recordaba a los funcionarios de prisiones quiénes podían hacer dichas entradas de fondos (familiares, esposas, abogados y algunas ONG), a la vez que se les ordenaba que realizasen "un informe mensual de aquellos movimientos del peculio y personas que practican la imposición que pudieran tener relevancia". En este sentido, la orden interna aclaraba que estas últimas serían, en concreto, aquellas que hiciera una misma persona "en cuentas de tres o más internos del establecimiento penitenciario sin razón de parentesco". En ese caso, se debía dar la voz de alerta. Ahora, el sistema informático será capaz de detectarlo... y no sólo con los yihadistas.