El 22 de diciembre de 2011, dos días antes del conocido discurso de Navidad del rey Juan Carlos en el que acuñó la frase "La Justicia es igual para todos" tras el estallido del caso Urdangarin, el gestor de los fondos del monarca en la Fundación Lucum, Arturo Fasana, se personó en las oficinas del banco Mirabaud en Ginebra para sacar 360.000 francos suizos (294.310 euros al cambio de aquella época), según la documentación de la citada entidad panameña a la que ha tenido acceso Vozpópuli en exclusiva.
Aquel 22 de diciembre fue el día que tomó posesión en La Zarzuela el primer Gobierno de Mariano Rajoy en presencia de los Reyes, don Juan Carlos y doña Sofía. Este medio desconoce qué día se le pudo entregar dicho dinero al entonces jefe del Estado, pero el monarca presidió el 27 de diciembre de aquel 2011 la apertura solemne de la X Legislatura en las Cortes y su siguiente acto oficial fue la Pascua Militar del 6 de enero de 2012, así que lo más probable es que fuese en algún momento entre ambos eventos.
Don Juan Carlos fue en aquellos años en numerosas ocasiones a Suiza en viajes de carácter privado y se alojó en el dúplex comprado por Corinna Larsen en la estación alpina de Villars con la ayuda de varios préstamos suyos que la empresaria germano-danesa devolvió en 2010 con un interés del 4%, tal y como desveló Vozpópuli.
En la documentación de Lucum sí que consta que el 17 de febrero de 2012 -con motivo de un viaje del Rey a Villars para celebrar el décimo cumpleaños de Alexander zu Saynn Wittgenstein, el hijo pequeño de Larsen-, Fasana le entregó al monarca otros 50.000 francos suizos junto con los movimientos bancarios de 2011 y ese comienzo de 2012.
Don Juan Carlos estampó su firma en el papel que le entregó Fasana, dando validez de esta forma a las salidas de dinero que había tenido la cuenta de Lucum. Los últimos meses de ese 2011 y comienzos de 2012 fueron relevantes pues desde finales de octubre -cuando estaba a punto de estallar el caso Urdangarín- hubo movimientos que sugieren que el monarca quería desprenderse de una parte de los activos.
Por ejemplo, se produjo la donación de un millón de euros a su amiga Marta Gayá para que tuviera "una vida decente", así como los tres adelantos a Larsen "a título gratuito" y por un montante total de 1,9 millones de euros para la adquisición por parte de la empresaria de una mansión en Londres. También aparecen las ya mencionadas retiradas de efectivo de 360.000 francos suizos en diciembre de 2011 y de 50.000 en febrero de 2012 (ver abajo).
En la Navidad de 2010 ya hubo una retirada muy similar de dinero por parte de Fasana en la moneda local. Fueron 388.000 francos suizos (301.969 euros al cambio de entonces) que, en teoría, acabaron en manos de don Juan Carlos en un posterior viaje privado a Villars (Suiza). El hecho de que ese montante de finales de 2010 fuese prácticamente la misma cantidad que un año después sugiere que el monarca destinaba ese dinero para el sostenimiento de la vivienda suiza de Larsen que él visitaba con asiduidad.
El discurso de 2011
El mensaje de don Juan Carlos en la Navidad de 2011 es uno de los más recordados del monarca, ya que se produjo tras el registro de las oficinas del Instituto Nóos unas semanas antes. Con su yerno Iñaki Urdangarin en el punto de mira por unos negocios que le llevaron a juicio y a su posterior ingreso en prisión, el entonces jefe del Estado dijo sentirse "enormemente" preocupado por la "desconfianza" que parecía "estar extendiéndose en algunos sectores de la opinión pública respecto a la credibilidad y prestigio de algunas de nuestras instituciones". Una clara referencia a la propia Casa Real.
"Necesitamos rigor, seriedad y ejemplaridad en todos los sentidos. Todos, sobre todo las personas con responsabilidades públicas, tenemos deber de observar un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar", enfatizó don Juan Carlos, quien apostilló que "cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad o a la ética, es natural que la sociedad reaccione".
"Afortunadamente vivimos en un Estado de derecho, y cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley", prosiguió Juan Carlos I antes de su lapidaria frase con la que todos los medios de comunicación titularon aquella noche de Navidad: "La Justicia es igual para todos".