Huida en tiempos de crisis. De un total de 1.270 agentes de movilidad que llegó a tener este cuerpo municipal en la actualidad apenas quedan en la plantilla 600, según un estudio de la Asociación Nacional para la Defensa del Empleado Público (ANDEP).
El invento de este cuerpo lo trajo Alberto Ruiz-Gallardón de París tras una visita preelectoral que hizo poco antes de concurrir a las elecciones de 2003 donde logró la alcaldía. Poco a poco, el Cuerpo de Agentes de Movilidad se ha convertido en la policía 'low cost' de Ana Botella, pues uno de estos profesionales cobra unos 400 euros menos al mes que un policía municipal. Sin embargo, cada día tienen menos competencias y han quedado como recaudadores de multas.
La plantilla quedó definida con 1.300 personas, “lo que ha provocado que los 600 que todavía quedan deban asumir objetivos elaborados para una plantilla de 1.300 agentes”, según ANDEP, que añade que Ana Botella no ha redefinido los objetivos “haciendo imposible que se pueda alcanzar el compromiso de servicio público con el cuál se diseñó”.
La carta de servicios del Ayuntamiento de Madrid dice que están de forma permanente en los 55 enclaves de mayor intensidad de circulación, pero debido a la falta de agentes la mayor parte de los puntos está desatendido.
El Ayuntamiento quería que los agentes de movilidad velaran por la calidad y seguridad del transporte de pasajeros y mercancías, mediante la adecuada vigilancia y control de los vehículos. Desde la asociación informan que diferentes sentencias judiciales del Tribunal Superior de Justicia de Madrid han derogado esta competencia y los agentes de movilidad han dejado de realizar labores de control sobre el transporte público y privado, anulándose esta competencia de su reglamento.
El cuerpo languidece no sólo por la reducción de sus profesionales sino también por “la suma de manifiestos errores que han dejado tocado al que iba a ser unos de los estandartes de la gestión municipal de Ruiz-Gallardón”. “El muñeco con pies de barro está a punto de desmoronarse”, añaden en su estudio.
ANDEP informa que desde diferentes colectivos, “como por ejemplo los taxistas o los transportistas, se interpusieron demandas judiciales que ponían en duda competencias ejercidas por los agentes de movilidad en el ejercicio de sus funciones”. Las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Madrid han derogado funciones “provocando una merma tanto en las competencias de este colectivo como en la propia imagen del mismo frente a la ciudadanía madrileña”.
Gallardón quiso descargar trabajo de la policía municipal en este cuerpo para centrar a los primeros en tareas de seguridad, pero fracasó. Botella remató al mantener la competencia en una concejalía, la de Movilidad, diferente a la de Policía, lo que les hace menos operativos.
Los agentes se ven obligados a pedir constantemente auxilio de Policía Municipal, “lo cual redunda en que en lugar de optimizar los recursos de ambos colectivos, acaban coincidiendo en cualquier intervención un patrulla de Policía y Agentes de Movilidad, al carecer éstos últimos de competencias”.
ANDEP señala que se han hecho concursos a dedo para designar a los responsables del cuerpo. En la actualidad, como jefes de unidad y jefes de turno hay unos 25 policías en comisión de servicio y con un límite temporal de dos años. No se han hecho oposiciones para cubrir esos puestos. Los agentes no tienen ninguna competencia en seguridad, aunque vayan vestidos como policías y lo único que pueden hacer es llamar a la policía como cualquier ciudadano.
La Asociación señala también que lo que fue un proyecto estrella del Ayuntamiento está arruinado y con la mitad de los efectivos con los que nació. “La crisis económica -añaden- y una vez más la nula voluntad politica de la alcaldesa Ana Botella ha convertido un colectivo que estaba previsto para llevar el tráfico en una máquina recaudadora, anteponiendo las denuncias y las grúas cargadas al resto de funciones de tráfico”.