Un año de relación a distancia sin conocerse. Siempre que llegaba el momento de quedar, Daniel no podía acudir con excusas totalmente surrealistas que convencían a Angy. El amor en un principio no la dejó ver lo que había detrás. Detrás de Daniel estaba Daniela y más de 9.000 kilómetros de distancia. El 'catfish', suplantación de identidad, es una de las diferentes caras de las mentiras delictivas que hay en la red. Una prácticas que se han multiplicado tras el fin de la pandemia, según aseguran fuentes policiales a Vozpópuli.
"Todo puede comenzar como una broma o una confusión que va a más. También hay quien lo busca desde el principio y se esconde detrás de estas mentiras. Después aparecen las extorsiones. Tanto sexuales como de otra índole de la vida privada. La 'hackstorsion' es una práctica que se ha multiplicado desde que fue conocida a finales de 2021", señalan estas fuentes. Desde que comenzó a investigarse esta modalidad delictiva ya van casi una veintena de detenidos por parte de la Policía Nacional.
Con el final de la pandemia y la vuelta de las relaciones sociales se han multiplicado los usuarios de las aplicaciones de citas. Eso también conlleva el peligro de que se han duplicado las amenazas y los peligros de estas redes con gente que busca aprovecharse de los clientes más débiles o confiados.
Siempre hay que denunciar
Historias con mentiras detrás como la de Angy llegan todos los días hasta la Policía Nacional. "Hay veces que las víctimas no quieren denunciar por vergüenza o porque creen que es perder el tiempo. El problema es que con eso los delincuentes siguen impunes", remarcan estas fuentes.
Angy conoció a un chico, Daniel, en una aplicación de citas. Ella vivía en Madrid y él en Barcelona. Meses de mensajes y de llamadas. Siempre que iban a conocerse surgía algún problema, según relata la víctima a Vozpópuli. Enfermedades, trabajos inoportunos o accidentes de tráfico.
La víctima comenzó a sospechar y en los meses posteriores investigó las redes y amistades de su amado. Llegó hasta otras chicas y se puso en contacto con ellas. Daniel cambiaba de ciudad según su interés pero siempre había un denominador común: con todas mantenía una relación y ninguna de ellas le conocía. Todas eran mentiras.
El novio de todas y de ninguna a la vez era detallista con ellas y las mandaba hasta ramos de flores y regalos a sus casas. Con la confianza ganada, las víctimas le enviaban fotos subidas de tono. Un engaño muy común en la actualidad.
Chat de 'Engañadas'
Las chicas crearon un chat que se llamó 'Engañadas' y dieron con el verdadero Daniel. En realidad se llamaba Daniela y era una joven peruana. No denunciaron a esta mujer pero sí le dijeron, por mensajes, todo lo que sentían y la frustración del momento.
Esta práctica, denominada 'Catfish', que es la usurpación de identidad en las redes, pueden varias y mutarse en practicas delictivas más peligrosas. Desde la extorsión, pago por no publicar las fotos sexuales denominado 'sextorsión', hasta las estafas de pedir dinero cuando se tiene confianza con las víctimas.
"Siempre hay que investigar y recabar datos de la persona con la que estas hablando al otro lado de la pantalla", recomiendan estas fuentes. Sobre todo, desconfiar de la gente que tenga pocas fotos o que muestren actitudes extrañas. Principalmente aconsejan "tener sentido común" y no dejarse llevar por las palabras bonitas que pueden acabar mal.
Solicitar más imágenes de las personas o comprobar que sus fotografías no están retocadas con aplicaciones digitales, son otros de los argmuentos. Los agentes que persiguen estos delitos se han encontrado también con delincuentes que utilizan hasta una veintena de perfiles distintos. Todos ellos con el objetivo de embaucar a las víctimas y conseguir todo el dinero posible mediante mentiras. Angy acabó con el corazón roto al igual que muchas chicas, y chicos, que vivieron durante meses la mentira en las redes.
