Alfredo Pérez Rubalcaba le ha recomendado a Pedro Sánchez que promueva un desenganche gradual de Podemos, que ponga tierra por medio y que desande el camino recorrido a favor de una alianza a la portuguesa desde el pasado 20-M. El secretario general del PSOE no está siguiendo este consejo a rajatabla, pues sigue sin descartar del todo la posibilidad de llegar a La Moncloa con la ayuda de Pablo Iglesias y la abstención del arco parlamentario que no cubre el PP. Sin embargo, en el equipo del secretario general se confiesa en privado que este objetivo va camino de convertirse “en un imposible”.
Rubalcaba ha aconsejado a Sánchez que promueva un desenganche gradual de Podemos
Ayer se reunieron en Madrid los responsables de área de la ejecutiva socialista y después de escuchar a Pedro Sánchez salieron con la sensación de que el consejo que le ha dado Rubalcaba “es sabio”. “Cada vez tenemos más claro que Podemos busca reducirnos a cenizas”, reconocía un miembro de la ejecutiva, convencido al igual que el resto de sus compañeros de que Iglesias prioriza el puro cálculo electoral sobre todo lo demás, actitud que explica, por ejemplo, la provocación de proponerse como vicepresidente de un Gobierno presidido por Sánchez antes de haberlo consultado con él.
Hay otras circunstancias no menores que van a obstaculizar que la alianza a la portuguesa ambicionada por Sánchez para conquistar La Moncloa llegue a buen puerto. Fuentes socialistas conceden gran importancia al nacimiento del partido que pretende liderar desde Cataluña la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. El germen principal es la formación En Comú Podem que acaba de aterrizar en el Congreso con 12 diputados y dos cabezas visibles: Marcelo Expósito y Xabier Doménech. Su reivindicación del derecho de autodeterminación contamina a Podemos y a las formaciones con las que concurrió en Galicia y la comunidad valenciana. En conjunto, suman 69 diputados, de los que dependería Pedro Sánchez para gobernar.
Tampoco le ha venido bien a Sánchez que sin haber digerido todavía el golpe de efecto protagonizado por Iglesias el pasado viernes en el Congreso, el PNV haya reclamado alto y claro el derecho a decidir del pueblo vasco. Esta formación ha obtenido seis escaños, imprescindibles también para que el PSOE vuelva a convertirse en el partido del Gobierno.
Los pactos deberán pasar por el filtro del comité federal
El secretario de Organización socialista, César Luena, dijo este lunes que Sánchez no buscará el apoyo de los independentistas, pero que si éste se produjera no lo despreciaría. Parece descartar así la posibilidad de que, llegado el momento, el líder del PSOE renuncie a llegar a La Moncloa con estas compañías. El problema es que ERC y Convergencia han dejado claro que no están dispuestas a abstenerse sin más en la investidura de Sánchez, esto es que exigirán contrapartidas. “Pedro Sánchez no será presidente a cualquier precio”, apuntó ayer Luena para apaciguar la presión de los barones regionales que no quieren nada ni con Podemos ni con las fuerzas soberanistas.
Por si todo esto fuera poco, este lunes Pablo Iglesias anunció que cualquier acuerdo con otros partidos para formar Gobierno será consultado con sus bases, un proceso asambleario que recuerda al ensayado recientemente por la CUP en Cataluña y que pone los pelos de punta a la mayoría de los dirigentes socialistas.
El desenganche de Podemos recomendado por Rubalcaba ha comenzado y ayer Luena reprochó a Iglesias que esté más interesado “en los sillones y en la precampaña” que en las políticas sociales. “Creía que preocupaban más las políticas sociales que ocupar la Vicepresidencia”, añadió en un intento de sintonizar con los barones, algo que Sánchez no hizo en su primera reacción cuando, nada más salir de su entrevista con Felipe VI, se topó con que Iglesias le había confeccionado medio Gobierno.
El despegue de Colau y la actitud de Podemos, ERC, Convergencia y el PNV hacen difícil el pacto a la portuguesa
De todo ello tiene pensado debatir el comité federal previsto para el sábado, cuya celebración todavía está supeditada a las conversaciones que los presidentes autonómicos y dirigentes regionales están manteniendo con la ejecutiva de su partido y también a los tiempos que marque el Rey para proponer un candidato a la investidura. De celebrarse, este comité se vería en la singular tesitura de fijar las fechas de un congreso ordinario sin conocer todavía si habrá que convocar o no nuevas elecciones. Prueba inequívoca de que el PSOE, todo el PSOE, sigue instalado en la provisionalidad y también en la desconfianza. De hecho, Sánchez cedió ayer a que sea otro comité federal el que, en su caso, apruebe o no los posibles pactos que pueda alcanzar para conseguir su sueño.