A mediados de los años sesenta del pasado siglo, los pinos y abetos que poblaron la extensión de la calle Arturo Soria sirvieron de reclamo a la compañía Hispano Alemana Sociedad Anónima para vender pisos en un nuevo barrio al que se denominó Pinar de Chamartín.
El gancho era ofrecer aire limpio y zonas ajardinadas -entonces reservadas en Madrid solo a los que podían permitirse vivir en chalets- en viviendas de nueva construcción. Se levantaron torres de pisos sin patio interior rodeadas de jardines en una zona que anteriormente era considerada por los madrileños como de veraneo, al que se llegaba en tranvía.
Hoy en día el barrio, situado al norte de la ciudad de Madrid, perteneciente al distrito de Ciudad Lineal, con unos 40.000 habitantes, alberga una de las grandes reservas arbóreas de la capital. En pocas calles de Madrid se corre el riesgo como en las de Pinar de Chamartín de sufrir la caída de una piña en la cabeza. Pero tras el paso de Filomena, el Pinar de Chamartín es menos pinar.
La mayoría de los árboles de hoja perenne de la zona han sufrido los efectos de la fuerte nevada del pasado fin de semana. Pinos caídos, ramas partidas, sobre las aceras y coches aparcados. "Muchos de los pinos afectados no sobrevivirán", comentaba esta semana una operaria del Ayuntamiento de Madrid que se afanaba junto a otros compañeros en la retirada de árboles y ramas caídas.
"No creo que haya mayor concentración de pinos en la ciudad de Madrid que aquí", comenta Jesús Viacambre, presidente de la Asociación de Vecinos Pinar de Chamartín. "Es una pena lo que ha ocurrido, nuestro barrio está destrozado", lamenta.
"Desde nuestra Junta de Distrito de Ciudad Lineal nos han dicho que mañana [hoy jueves] se hará una inspección sobre los graves desperfectos en la masa arbórea de nuestro barrio", indica.
La Dirección General de Aguas y Zonas Verdes, dependiente del Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, estima que más de 150.000 árboles de los 800.000 que se ubican en zonas verdes y el eje viario sufren afecciones por los efectos del temporal.
Sobre el resto, hasta los dos millones de ejemplares, informan en el Ayuntamiento a este diario, no se ha podido estudiar la situación, aunque se tiene constancia de que en lugares como Casa de Campo el efecto de Filomena ha sido muy dañino.
"Es un balance muy limitado dadas las circunstancias actuales, pero que se irá precisando durante los próximos días", indican. "La capacidad de trabajo asciende a 325 árboles caídos al día para retirar, no se pueden realizar trabajos de poda en altura por la nieve y el hielo y la inestabilidad que producen en las plataformas de trabajo".
Desde el Ayuntamiento se destacan estos riesgos asociados a los efectos de la nevada: ramas retenidas en la copa que con viento se pueden precipitar sobre la vía; árboles donde el agua de la nieve se ha quedado en oquedades y con las bajas temperaturas se puede producir el 'efecto cuña', es decir, que al helar se ensancha y arranca el árbol produciendo su rotura y precipitación; y riesgos de vuelcos por el efecto de la saturación de agua en el suelo.