Podemos se despidió este miércoles de uno de sus rostros más reconocidos por la parroquia morada y más reconocibles por los españoles: Pablo Echenique. El exportavoz parlamentario de Unidas Podemos, uno de los más belicosos -también vetado por Yolanda Díaz-, dijo adiós a la primera línea de la política y anunció su intención de volver al CSIC. Y en el partido de Ione Belarra ya buscan cómo sustituirle cuando faltan poco más de tres semanas para que se constituyan las Cortes Generales y la actividad parlamentaria eche a rodar. El objetivo de los morados, integrados en Sumar con cinco diputados, es tener voz propia, como hizo Unidas Podemos que dio un portavoz a cada partido integrante de la coalición. Y así lo recordó el propio Echenique en su despedida.
Otra cosa es lo que decida Yolanda Díaz, la líder de Sumar. El plan de Belarra es que haya alguien de Podemos con voz propia en el Congreso más allá del portavoz de todo el grupo de Sumar. Las urnas dieron el 23-J cinco diputados a los morados: Martina Velarde, Noemí Santana, la propia Ione Belarra, Javier Sánchez y Lilith Verstrynge. La situación entre los morados y Yolanda Díaz no está en buen momento -si es que alguna vez lo estuvo tras el veto a Irene Montero-. La propia Díaz se enteró de las críticas de Podemos a su campaña el mismo lunes que Belarra la criticó. “Elegimos a Yolanda Díaz para ensanchar el espacio y gobernar con más fuerza”, y sin embargo, el saldo es que “Sumar se ha dejado más de 700.000 votos y muchos escaños respecto al peor resultado de Unidas Podemos”. No hubo un solo ápice de comunicación directa entre ellas. La misma noche electoral se las percibió distantes entre sí pese a compartir escenario para valorar los resultados.
Lo cierto es que Podemos busca torpedear a Yolanda Díaz, ya que el resultado de las elecciones está por debajo de lo que logró Pablo Iglesias hace cuatro años, aunque la propia Díaz les recordó este miércoles que ellos obtuvieron solo un millón de votos el 28-M. Los morados, además, tienen otro dilema. Deben calibrar, según las fuentes consultadas, hasta dónde llevan su conflicto con Díaz. Máxime si se reedita la coalición y Pedro Sánchez vuelve a articular un gobierno con Sumar, porque vista la experiencia de los últimos cuatro años se antoja difícil que la vicepresidenta segunda en funciones haga ministra a alguien de Podemos, aunque los morados lo pedirán, como ya piden formar parte de la comisión negociadora con el PSOE. Y es que en Sumar, las cabezas pensantes y el poder orgánico lo ocupan los comunes, Compromís y Más Madrid/País. Es más probable ver a Errejón como ministro que a Belarra.
El roce desmoviliza a la izquierda
Tampoco el presidente Sánchez hará por incluirles de nuevo, puesto que los últimos años de la coalición Podemos se convirtió en un dolor de cabeza constante para el presidente: desde la ley trans a la ley del 'solo sí es sí' pasando por la ley de bienestar animal o la ley de vivienda. De manera que tanto Yolanda Díaz como Pedro Sánchez se cuidarán de verse en situaciones similares, porque eso lastró mucho las opciones de la coalición. En Moncloa se han lamentado toda la legislatura de que los roces con Podemos desmovilizaban a la izquierda. Y así ha estado hasta que el susto del 28-M, según explican fuentes gubernamentales, activó de nuevo a los votantes progresistas el domingo pasado.
Pero poco importa, Podemos tiene ahora un objetivo claro: reventar Movimiento Sumar y volver a ser la "nave nodriza" de toda la izquierda a la izquierda del PSOE, según explica una fuente morada de peso. Podemos, nada más concretarse Sumar como fuerza política, inició una nueva etapa de repliegue para construir "poder cultural, poder social y poder militante" frente al partido de la vicepresidenta segunda que, piensan los morados, "no tiene estructura ni un horizonte claro".
Ese es el plan. Podemos asumió que en esta ocasión no le correspondía ni liderar ni dirigir la campaña tras el golpe del 28-M. "Nuestro trabajo debe ser, y así lo haremos, ponernos detrás de Yolanda Díaz y estar allí donde se nos pida", zanjó Belarra tras las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Eso sí, el día siguiente al 23-J fue el de la guerra contra la amalgama de fuerzas de Sumar y con capitana al frente: Irene Montero. La ministra de Igualdad juega sus cartas. Pronto volverá a aparecer pese a no tener escaño. Palabra morada.
Esteban
No creo que encuentren a alguien más apropiado que al echeminga, en cuanto a personaje desagradable y mentiroso. Ya han tenido bastante con la banda que reunieron de inútiles y cínicos. Espero que allí estuvieran todos, ahora que ya los conocemos.
Fernandoo
¿La Lili de portabozal?