La vida puede cambiar de forma radical en cuestión de meses. Que se lo digan a Joaquín Goyache, rector de la Universidad Complutense de Madrid. El máximo mandatario de la institución de enseñanza pública más importante de la región, y casi del país, ha pasado de ser un mandatario de consenso en una plaza tan peliaguda como es la UCM a estar imputado en la causa judicial abierta contra Begoña Gómez en la Audiencia de Madrid.
El ascenso de Joaquín Goyache comenzó en abril del año 2019, cuando ganó, podría decirse que de forma inesperada, las elecciones al rectorado con un ajustado 50,2% de los votos. Hasta ese momento, Goyache había ejercido de catedrático en el Departamento de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.
Sin embargo, ya había llevado a cabo labores de gestión como vicedecano de Alumnos de la Facultad de Veterinaria de la UCM, decano de la misma facultad o vicerrector de Organización de la UCM, entre otros desempeños. El voto de los alumnos fue clave para impulsar a un rector progresista en la Complutense.
Su llegada al rectorado coincidió casi a la vez con la de Isabel Díaz Ayuso a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Aquella dulce derrota ante Gabilondo permitió a la ahora indiscutible líder popular entrar en Sol. Goyache, crítico al principio con algunas medidas del Partido Popular, como la Ley de Universidades que quiso sacar adelante la expresidenta Cristina Cifuentes, ha terminado acercándose poco a poco al Ejecutivo de la región.
De hecho, fueron las bases del propio Partido Popular las que hicieron campaña por él en la reelección de 2023, donde acabó venciendo en la segunda vuelta a la candidata cercana a Podemos, Esther del Campo, con 54,9% de los votos, un diez por ciento más que el 44,6% cosechado por la Doctora en Ciencias Políticas y Sociología.
En estos cinco años de mandato, Joaquín Goyache ha tenido que hacer frente a varios casos importantes. El más destacado, la crisis de las tesis plagiadas, destapados gracias a una auditoría interna que el propio rector promovió para analizar el grado de transparencia que había en la Complutense.
El acercamiento con el Gobierno de Ayuso provocó el episodio más crítico de su carrera hasta el estallido del caso Begoña Gómez. En enero de 2023, dos meses antes de las elecciones donde se jugaba su continuidad, la Universidad Complutense de Madrid otorgó el título de alumna ilustre a Isabel Díaz Ayuso, licenciada en periodismo por la Facultad de Ciencias de la Información.
Un nombramiento, apoyado por Joaquín Goyache, que terminó con uno de los escraches más lamentables en la historia de la Complutense. Un acto que, ante las primeras críticas, Goyache defendió a capa y espada, pero que después, ya con las elecciones ganadas, empezó a ver con otros ojos.
Este fue uno de los puntos que explica el distanciamiento entre el Gobierno de la Comunidad de Madrid y el rector de la UCM. En Sol siempre han tenido la visión de que Joaquín Goyache hizo poco o nada por frenar las protestas en el acto de la presidenta Díaz Ayuso.
Begoña Gómez, Goyache y la comisión
El colofón a esta caída a los abismos de Joaquín Goyache llegó hace unos meses. Tras varias denuncias y decenas de informaciones en diferentes medios de comunicación sobre los supuestos tratos de favor hacia la cátedra que Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, tenía en la Universidad Complutense de Madrid, el juez de la Audiencia de Madrid, Juan Carlos Peinado, decidió abrir una causa para investigar todo ello.
Este proceso, que aún sigue abierto, pues esta misma semana hemos conocido que la Audiencia ha rechazado cerrar la causa contra Begoña Gómez, ha terminado dando como imputado al rector Goyache. A falta de saber qué papel jugó en toda la trama, su imputación lo ha colocado en el disparadero.
Además, la comisión de investigación constituida en la Asamblea de Madrid e impulsada por el Partido Popular para analizar la gestión de la Complutense ha llamado al rector para que comparezca. Lo hará, junto a la esposa del presidente del Gobierno, el miércoles 13 de noviembre en la primera sesión de dicha comisión. Un duro varapalo profesional y personal que ha terminado de echar por tierra su labor en la UCM durante estos cinco años.