Hace sólo dos años que los catalanes fueron a las urnas para elegir a sus representantes en el Parlament y no tardarán en volver a hacerlo, ya sea en las elecciones constituyentes que los independentistas prometieron para marzo de 2018 o en unos comicios adelantados por el devenir del 1-O y sus consecuencias, políticas y jurídicas. Y aunque cuando llegue ese momento la situación puede haber dado muchos giros, a día de hoy los partidos ya tienen sus conclusiones de cómo está afectando el procès a sus expectativas electorales.
La principal y más compartida por todos es el despeque de ERC, que se convertiría en la fuerza más votada, y el descalabro el PDCaT, a quien muchos ven en cuarta o incluso quinta posición. De ello dependería la situación de Catalunya En Comù, de si su crecimiento es tal y como el que han pronosticado algunas encuestas y aparece en los estudios electorales que están haciendo algunos partidos. Así lo recogen, por ejemplo, los tracking del PP catalán.
Además de la "espectacular" subida del partido de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, según las fuentes consultadas por este periódico, los estudios internos de los 'populares' muestran el crecimiento de ERC y del PSC, y también de su partido, a quien ven entre uno y tres puntos por encima del resultado que tuvieron el 27 de septiembre de 2015 (8,5%). Pese a la subida de Junqueras y los suyos, estos estudios apuntan a que los independentistas no llegarían a la mayoría absoluta.
Ésta es la misma conclusión a la que llegan los sondeos que maneja Ciudadanos y que les mantiene como segunda fuerza política en Cataluña (actualmente con los 25 escaños que le dieron el 17,9% de votos), aunque con una ligera caída, que, en opinión de otros partidos políticos, sería mayor de lo que este partido, y algunas encuestas, están hablando.
En concreto, los estudios electorales que maneja el PSC hablan de un retroceso algo mayor del partido de Albert Rivera, que, en parte, va directamente a engrosar las expectativas de los socialistas. Según explican a Vozpópuli fuentes de este partido, sus estudios internos muestran que parte del voto perdido por Ciudadanos vuelve a la abstención donde estaba en las autonómicas.
Primera subida del PSC en muchos años
En cualquier caso, los socialistas están convencidos de que su posición en esta crisis va a redundar en mejores expectativas electorales, en lo que sería su primer crecimiento después de una década de retrocesos. En 2015, obtuvieron su peor resultado en unas autonómicas, aunque las malas previsiones que tenían les hizo salvar los muebles: los sondeos les daban entre ocho y nueve escaños, por lo que los 16 que consiguieron, pese a la caída, supieron a gloria.
Ahora, están convencidos de que van a subir y creen que es el fruto de la postura que están manteniendo en esta crisis, en las que han encarnado la oposición a los planes de los independentistas desde las instituciones. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, puso el foco en los alcaldes y eso hizo que el PSC, el único partido no independentista con regidores en Cataluña, cogiera la bandera del rechazo al 1-O.
Socialistas y 'populares' ven a Ciudadanos desdibujado, pese a que son el principal partido de la oposición en el Parlament. En el PSC creen, además, que el partido de Albert Rivera no ha sabido ocupar un espacio ni en Cataluña ni en Madrid y se ha "derechizado" mucho en todo este proceso. Y ahí, avisan, ya está el PP, a quien ven subiendo en las próximas elecciones.
Porque, señalan, la conclusión es que salen reforzados quienes lideran cada uno de los espacios: ERC, el de los independentistas; el PP, en la derecha, y el PSC en la tercera vía que vienen pregonando desde hace años y que creen que ahora se tendrá que abrir paso, sí o sí. Los socialistas, que creen que la valoración de su primer secretario, Miquel Iceta, también está subiendo considerablemente, están convencidos de que la vía para el diálogo que el PSOE ha logrado abrir en el Congreso de los Diputados redundará también en beneficio del partido en Cataluña.
En cambio, quienes no parecen salir beneficiados de estos meses y semanas de agitación e incertidumbre son la CUP, a quienes los citados tracking ven en retroceso, y especialmente el PDCaT, al que todavía le podría ir peor en unas municipales. De hecho, fuentes socialistas apuntan que el principal temor de los antiguos convergentes está ahí, porque pueden "desaparecer de los municipios", que es desde donde de verdad se construye y constituye el poder institucional en todo un territorio.
De ahí, señalan, que esta formación, dé una imagen de casi "desesperación" y que, mientras el president Puigdemont, y su entorno sigan galopando el caballo de la independencia, un sector del partido pida tirar de las bridas y se afana en descartar la declaración unilateral de independencia. Son ellos, apunta, quienes están y estarán más dispuestos a negociar si, pasado el 1-O, se abre de verdad esa puerta.
Eso sí, muchos coinciden en que en unas futuras elecciones, la participación, que ya en 2015 fue muy alta, será decisiva. El reto será movilizar a los suyos y para ello será clave lo que ocurra este domingo y los días posteriores: del resultado de este desafío y del relato que se construya dependerá que unos u otros estén activos o se sientan desmotivados.
Esto podría romper el equilibrio entre bloques que se viene repitiendo desde hace años y que ahora parecen repetir los sondeos de opinión de las últimas semanas: pese a los movimientos, algunos muy fuertes, son trasvases entre grupos, que mantienen la fractura del Parlamento catalán entre los partidarios y no de la independencia.