La coalición liderada por Ada Colau, Catalunya en Comú, está sufriendo una sacudida interna sin precedentes. Algunos dirigentes han anunciado ya su acercamiento a ERC. Otros podrían hacerlo en las próximas horas. La cuestión atañe a la incapacidad de Colau de decidirse entre agenda social e independentismo, aplastada en un contexto de polarización que, tanto en Cataluña como en Madrid, creen que “está pasando factura” a su liderazgo.
Elisenda Alamany dio el primer golpe. El miércoles pasado, la ex portavoz de los comunes en el Parlament, antes crítica con la posición de la marca de Podemos después de la dimisión de Xavier Domènech, anunció que abandonaba el grupo y que se centraría en lanzar una nueva formación. Alamany quiere más independentismo y un escaño en el Congreso, consciente de que la campaña electoral del 28 de abril pivoteará sobre la cuestión catalana. ERC le ha abierto la puerta, activando una operación de divide et impera que hace temblar a Colau.
A Alamany le podrían seguir otros dirigentes. El que más puntos tiene es Joan Josep Nuet, jefe de la corriente de los Comunistes en Izquierda Unida catalana, y uno de los investigados del 1-O por estar en la Mesa del Parlament en los días en los que se aprobó la DUI. Nuet, que está recibiendo durísimas críticas entre los suyos, podría decantarse para salir de los ‘comunes’ y acercarse a ERC. Aunque difícilmente lo hará antes de otoño. Su objetivo, dicen varias voces de la coalición, “no es el Parlamento, sino el Parlament”. Pero “dará guerra”, aseguran.
El ultimátum de Garzón
La preocupación sobre el futuro de la confluencia ha llegado a la mesa de Alberto Garzón, coordinador federal de IU. Desde Madrid la formación ha lanzado una “resolución política”, a la que ha tenido acceso Vozpópuli, y en la que se habla de “preocupación” por unas “decisiones de profundo calado político” que amenazan con la permanencia de los Comunistas en la agrupación.
El cabeza de lista es el próximo escollo. Gerardo Pisarello y Jaume Asens pugnan para ser los elegidos de Colau
Esa comunicación es un ultimátum a Nuet en cuanto a “su participación en las próximas elecciones generales”. O sea, que IU alertan a él y a los suyos de que toda salida equivale a una autoexclusión, según la habitual tradición comunista. “Nuestra obligación es garantizar la presencia de IU en Catalunya en las elecciones generales que tendrán lugar el 28 de abril, manteniendo la apuesta por el espacio unitario de Catalunya En Comú”, reza la resolución.
No obstante, más allá de Alamany y Nuet, otro problema tensa a Catalunya en Comú (agrupación con IU, Iniciativa y Verdes y los de Colau) y tiene que ver con la gestión de la alcaldesa. Colau se ha ido imponiendo como guía tras de la salida de Domènech. Sin embargo, mientras Domènech supo mantener un papel aglutinador y dio prioridad a la agenda social, los malabarismos de Colau empiezan a generar inquietud ante las previsiones electorales a la baja.
Colau controlará el 70% de la lista
Fuentes de Catalunya en Comú aseguran que ya todo lo dirige el equipo de Colau y que a ellos responden los diputados de En Comú en el Congreso. Por esto, la regidora de Barcelona aspira a controlar un 70% de las listas del 28 de abril, dejando a los de Podem el restante 30%.
Pablo Iglesias, en efecto, lo está confiando todo a Colau. Espera así evitar el batacazo en una Comunidad que en 2016 convirtió a Podemos en el partido más votado: un hito histórico que difícilmente se repetirá el 28 de abril. En 2016, En Comú Podem eligió a 12 diputados de en el Congreso, pero esta vez las previsiones son de entre ocho y diez. Así que todos piden a Colau que se aclare y decida hacia dónde quiere dirigir la formación.
Pisarello, Asens y Mena
El cabeza de lista es el próximo escollo. Gerardo Pisarello y Jaume Asens pugnan para ser los elegidos de Colau. El primero es un hombre de máxima confianza de la alcaldesa, su nombre sonó para encabazar la lista de las europeas, pero ahora aspira al Congreso. Fuentes de Catalunya en Comú aseguran que tiene el “mayor tirón electoral”. Sin embargo, Asens es considerado preferido de Iglesias, pero algunos dudan de él por su perfil excesivamente independentista. En la recámara está Joan Mena, cuya trabajo en el Congreso ha sido reconocido por todos los sectores de Podemos, y que podría convertirse en la gran sorpresa del momento.
En ese complicado embrollo, Colau se juega mucho. De no frenar la sangría interna y perder muchos votos el 28 de abril, la campaña municipal del 26 de mayo se convertiría para ella en un doble o nada. Críticos no le faltan, tanto en el lado más nacionalista, que está abandonando el barco, como en el que pide más agenda social, que permanece dentro. La gran incógnita es hasta cuándo.