Política

La dimisión de Lobato deja vía libre a Sánchez para 'colocar' a Óscar López en Madrid y controlar el PSM

Aunque el ya ex secretario general había amenazado con rebelarse tras sus palabras del martes en la Asamblea de Madrid, ha terminado claudicando ante Ferraz

  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a su jefe de Gabinete, Óscar López, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. -

Juan Lobato ya es historia del PSM. Otra vez, como siempre desde que volvió a la secretaría general del PSOE en mayo de 2017, Pedro Sánchez ha conseguido su objetivo. El exlíder de los socialistas madrileños dimitió por carta ayer tras días de máxima presión hacia su persona por parte de altos cargos del partido.

Además, el abandono de compañeros de la disciplina regional, la testificación de este viernes en el Tribunal Supremo y el linchamiento mediático han hecho el resto. Se marcha un hombre que, durante los tres años que llevaba en el cargo, pues cabe recordar que desembarcó en octubre de 2021 con el apoyo del presidente del Gobierno, trató de hacer de la agrupación madrileña un proyecto de futuro.

Uno que tenía más mesura, respeto y política que el que ahora rige Ferraz, y cuya honestidad le ha terminado costando el cargo. El distanciamiento entre Moncloa y Lobato se ha ido agrandando con el paso de los meses, teniendo en verano una de las grandes crisis.

Lobato se ha caracterizado, además de su carácter templado, por ser una persona con ideas propias. Por ello, criticó sin tapujos fechorías tales como la amnistía o la independencia fiscal de Cataluña. Salidas de tono que fueron torciendo el gesto de Sánchez y sus allegados, poniéndolo en el disparadero de forma definitiva desde los malos resultados electorales que cosechó el PSOE en Madrid en las elecciones europeas de junio.

Él ha tratado de lidiar con todos los rumores, los cuales han incluido una gigante lista de contendientes. Finalmente, el designado por Sánchez para arrebatarle la silla es Óscar López, ministro de Transformación Digital y Función Pública. Se trata del hombre al que precisamente señala Lobato como el responsable del mail que recibió para filtrar en la Asamblea de Madrid la información confidencial de la pareja de Isabel Díaz Ayuso.

Además de López, la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández; el alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala; la concejal madrileña, Enma López, y el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, también han aspirado a hacerse con el control del PSM.

El correo filtrado, su 'entierro' político

Pese a todo, Lobato iba sobreviviendo semana a semana. Su proyecto, sin embargo, carecía de poder alguno en la Asamblea de Madrid, donde el rodillo de la absoluta del PP está fagocitando cualquier intento de oposición. Hasta que llegó la exclusiva de ABC del pasado domingo. Una que lo implicaba a él como actor secundario en la famosa filtración de la Fiscalía con el correo de Alberto González Amador, pareja de Ayuso.

Al negarse en rotundo a usar directamente el documento y esperarse a que la prensa se hiciera eco, todo según sus múltiples versiones, Lobato se condenó. La visita al notario dejó claro sus temores y falta de confianza hacia Moncloa, algo que sentó mal incluso en el PSM.

Una "traición" de la que no ha podido recuperarse. Cuando parecía que el martes planteaba la guerra al cargar contra los gerifaltes de su propia organización, pudiendo abrir el camino a una rebelión, Ferraz la sofocó sin problemas, aumentando la presión y provocando su dimisión en el día de ayer.

Así lo anunció mediante un comunicado en el que advertía que había tomado la decisión "para poner freno a una situación de enfrentamiento y división grave que se estaba generando en el partido, que sólo iba a dañar al PSOE en Madrid y a los avances en la unidad que habíamos conseguido".

Ahora, con el camino despejado, Sánchez coronará a su candidato, Óscar López, en las primarias que arrancan el próximo 5 de diciembre en el PSM. Veremos, eso sí, si el Tribunal Supremo, al igual que con Lobato, no termina llamando a López y Pilar Sánchez Acera, sobre quienes planea la sospecha de una mayor implicación en el asunto de la filtración. Pero eso es política ficción.

Lo real es el adiós de Lobato, quien, de momento, desaparecerá de la vida asamblearia y reseteará su día a día. Otra vez, Sánchez ha ganado. Y el premio se lo darán en Sevilla en apenas unas horas, cuando sea nombrado, sin oposición alguna, como secretario general otra vez más. 

"Si vas a por el rey, mejor no falles".

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