El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont no solo está centrado en la campaña electoral catalana, sino que prosigue con sus labores de "denunciar las vulneraciones del Estado español" en su condición de diputado en el Parlamento Europeo.
Este jueves, junto a los también europarlamentarios Clara Ponsatí y Antoni Comín, ha presentado una serie de preguntas ante la Comisión Europea con exigencia de respuesta escrita en las que solicitan si ven importante la opinión de Amnistía Internacional sobre Alexéi Navalny y recordando que es parecida a la que esta organización tiene sobre Jordi Cuixart y Jordi Sánchez.
Puigdemont ha aprovechado el viaje a Rusia del alto representante de la Unión Europea en Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, quien estará en Moscú hasta el próximo 6 de febrero, para intentar desacreditarlo. Una de las preguntas, avanzadas por la ACN, cuestionaba la "credibilidad" de Borrell por pedir la libertad del líder opositor ruso en base a los informes de la ONU y Amnistía Internacional, pero que obvie las opiniones de estas mismas organizaciones en el caso "de un Estado miembro", en relación a España.
De acuerdo con los tres eurodiputados nacionalistas, este doble rasero puede "debilitar la credibilidad" del jefe de la diplomacia europea. No obstante, no es la primera vez que Puigdemont, Ponsatí y Comín lanzan un órdago contra Borrell por su posición contraria a la independencia de Cataluña como ex anterior ministro de Asuntos Exteriores. Puigdemont ya le afeó el pasado enero que criticara la "politización de la justicia" en Rusia, pero callara en España.
Your are right: the politicization of the judiciary is unacceptable... everywhere. Do you remember the two reports of the UN Working Group on the Arbitrary Detention of Catalan Political Prisoners? They call for the immediate release of all of them... but Spain still ignores it. https://t.co/IgN6cI6uUa
— krls.eth / Carles Puigdemont (@KRLS) January 18, 2021
Aunque Amnistía Internacional nunca ha calificado al expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y al presidente de Òmnium Cultural de "presos políticos" -solo ha valorado la pena por sedición de "desproporcionada"- no ha sido impedimento para que el nacionalismo catalán lo usara para denunciar la "represión" que, a su juicio, sufre el movimiento independentista por parte del Estado.
Por su parte, el grupo de detenciones arbitrarias de la Unión Europea, que es un ente independiente, ha sido objeto de muchas críticas por pedir, entre otros, por cuestionar la condena al fundador de Wikileaks, Julian Assange, o pedir una indemnización para cuatro miembros de un cártel de la droga mexicano detenidos.
El uso de causas internacionales
Fuentes europarlamentarias consultadas por Vozpópuli destacan cómo Puigdemont usa "cualquier acontecimiento europeo" para "relacionarlo con su causa política y tratar de desprestigiar a un Estado miembro", como es el caso de España.
Desde la oposición parlamentaria en Bruselas, califican de "ridículo" comparar a un opositor ruso "presuntamente envenenado, prácticamente asesinado y juzgado de forma sumarísima con dos personas juzgados en una democracia plena y con todas las garantías".
El papel de Borrell
El jefe de la diplomacia europea ya no se encarga de temas domésticos. Es decir, el desafío secesionista promovido por los sucesivos Ejecutivos catalanes dejó de ser de su competencia con el fin de su etapa en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Sin embargo, y debido a las informaciones sobre una presunta injerencia rusa en Cataluña en 2017 se especuló con la posibilidad de que Borrell tuviera que volver a posicionarse.
Como informó Vozpópuli, en ningún caso el representante comunitario consideró que las informaciones de la operación Voloh, en las que un cargo afín al Ejecutivo catalán presumía de tener un compromiso del Kremlin para que le enviarán 10.000 soldados rusos a Cataluña tras la declaración de independencia, no trascendió en las altas esferas europeas.
Con todo, mientras la Unión Europea sigue viendo el procés como un "asunto interno" de España, Puigdemont hace esfuerzos para internacionalizar -e incluso equiparar- la causa independentista con los grandes acontecimientos de las relaciones internacionales.