De la dictadura de Franco a la de los nacionalistas que sembraron el terror en el País Vasco con las armas. Así se refiere Rosa Díez a las últimas décadas de su tierra, a la que llegaron sus padres tras la Guerra Civil y en la que se enfrentaron a la hostilidad de los que les consideraban malos españoles, primero, y malos vascos, después.
Lo hace en Maquetos (La Esfera de los Libros), la obra en la que relata las memorias de su familia. En esta entrevista, la exlíder de UPyD conversa sobre su contenido y sobre la realidad de la España contemporánea, en la que -advierte- se respeta mucho menos la memoria de las víctimas del terrorismo que a los "pistoleros", a los que hay quien trata como si fueran héroes.
Pregunta: Leo en las redes sociales de Andrés Herzog: “El tiempo pone a (casi) todo el mundo en su lugar. A veces, se hace esperar, pero normalmente llega”. No soy detective, pero todo parece indicar que va por Albert Rivera...
Respuesta: Pues no lo sé. No he hablado con Andrés. Pregúntaselo a él (ríe). Ésa es una frase hecha que hemos dicho todos en mil circunstancias de la vida.
P: Pero es demasiada casualidad que escriba eso cuando ha ocurrido lo de Albert Rivera y el despacho de abogados, ¿no?
R: ¿Qué quieres que te diga? (Ríe). Lo único que puedo comentar es que esa frase es más un deseo que una realidad. Hay quien pasa por la vida haciendo lo que le da la gana y sin pagar las consecuencias de sus actos. Pero bueno, creo que, pase lo que pase, hay que ser coherente y mantenerte bien contigo mismo.
P: Usted denunció que le pusieron entre la espada y la pared: o pactaba con Ciudadanos o...
R: Con perspectiva histórica, ves las cosas que ocurrieron de forma diferente. La inmediatez no te permite ver la realidad con todo lujo de detalles, pero al cabo del tiempo se ve todo con una perspectiva que confirma algunas cosas y matiza otras. Yo escribí Los aventureros cuerdos sobre esos episodios de los que hablas (n.d.a.: la operación para unir UPyD y Ciudadanos). Ahora lo he releído a raíz de los acontecimientos de los que hablabas al principio y, en fin, vuelvo a comprobar que no estábamos tan equivocados en determinadas percepciones. Pero bueno, uno no puede ir por la vida pensando que alguien le va a dar la razón.
P: Usted alardea de que UPyD fue el primer partido que habló de regeneración. Ciudadanos quiso tomar ese testigo...
R: A nosotros, los periodistas nos preguntaron incluso acerca de lo que eran conceptos como 'regeneración' o 'transversalidad'. Fuimos muy innovadores. Pusimos sobre la mesa cuestiones que no estaban en la agenda política: la reforma de la ley electoral, la lucha contra la corrupción... Antes del 15-M, nosotros las llevamos al Congreso de los Diputados. Mira, el otro día leí un artículo sobre la necesidad de que ETA tenga su Núremberg. ¡Y yo he escrito tanto sobre eso! Algún periodista nos dijo que llegamos demasiado pronto. Yo pienso que lo hicimos tarde. Aun así, creo que abrimos el camino hacia otros, que han venido detrás.
P: Pero la regeneración no parece que haya llegado...
R: Es que ahora lo que se practica es la degeneración. ¡La degeneración!
P: De hecho, se ha abierto la vía a que haya un lehendakari socialista con el apoyo de Bildu...
R: Eso hace un año parecía inverosímil y ahora es una posibilidad real. De hecho, ya hay una versión de ese pacto en Navarra. Existe un proceso de confabulación entre el PSOE y los herederos de ETA. Eso empezó con Zapatero y ahora se hace sin vergüenza ni rubor. Los socios elegidos por Pedro Sánchez defienden la historia de ETA y tienen a terroristas en la cúpula de partidos políticos. La gente se ha escandalizado con la llegada de David Pla a Sortu. ¡Pero Otegi ya estaba en Bildu!
P: Escandalizarse...
R: Pero si es que se ha publicado que el acercamiento de presos de ETA a cárceles vascas se negocia entre el Ministerio del Interior y la dirección de la banda terrorista. Se negocia quién, cómo, cuándo y adónde. De verdad..., no puede haber una perversión mayor de la democracia.
P: Muchos asesinatos sin resolver todavía...
R: Hay 370 crímenes por resolver. El Parlamento Europeo ha pedido que no se haga el cambio de régimen penitenciario si no hay colaboración con la justicia en este sentido. Pero ninguno de los que ha conseguido beneficios ha hecho esto. Pedir perdón y arrepentirse es necesario, pero ayudar a la justicia cuando hay 370 crímenes sin juzgar es imprescindible. Esto el Gobierno se lo pasa por el Arco del Triunfo. Y tampoco se encuentra entre las principales preocupaciones de la opinión pública. Esto demuestra la baja calidad democrática española. No se ha hecho pedagogía ni se ha educado en los buenos valores.
P: Hablemos de su libro, Maquetos. Leo y deduzco que las víctimas siguen siendo víctimas, pero los pistoleros han sido ascendidos a héroes...
R: Es que se les recibe como a héroes. Pero es que hay un discurso oficial que lo permite. El presidente del Gobierno y sus ministros reconocen como interlocutores a gentuza que han sido y son miembros de la banda, que reivindican su historia y que se atreven a condicionar su apoyo a los Presupuestos a la suelta de presos. Se ha normalizado el terror y se ha olvidado a las más de 800 víctimas. Esto es inaudito en cualquier democracia de nuestro entorno. Ellos son héroes y las víctimas tienen que callarse para que no les acusen de ser rencorosas.
P: La que cuenta en el libro es una historia dolorosa. Empieza en un cambio de concentración de Santander, donde estuvo preso su padre...
R: Es la historia de mi familia. Su parte íntima y personal. Pero es también la historia de los perseguidos durante la dictadura y durante la democracia por ser buenos españoles y buena gente. Yo me encuentro con mucha gente que identifica lo que cuento con lo que le ocurrió a sus abuelos. Es que son miles de familias que emigraron al País Vasco, algunos, por razones políticas, como mi padre, a quien lo trajeron desde un campo de concentración de Santander a una cárcel de Bilbao.
P: Se quedó en País Vasco en una habitación...
R: Con derecho a cocina y estraperlo. Y aquí criaron a su familia... y aquí están enterrados. Se quedaron aquí porque el régimen Franquista decidió invertir en algunas zonas de España, como Cataluña y País Vasco, y aquí es donde había trabajo. Con Franco no éramos buenos españoles porque no éramos franquistas. Y a mitad de los 60, durante lo que se llamó la dictablanda, empezamos a ser malos vascos porque no éramos de aquí. Era gente honesta y trabajadora a la que se le definió como maquetos.
P: Dice que no querían ganar la guerra después de que hubiera terminado...
R: Mi padre nos hablaba mucho de la guerra, pero no con rencor, sino porque no quería que se repitiera. Mi hermano escribió una carta a Eisenhower cuando ganó las elecciones para que nos ayudara a los españoles. Lo cuento en el libro. Había esperanza y afán de superación. Y juntos vimos la aprobación de la Constitución, pero vimos además cómo pasamos de una dictadura que nos trajo aquí a otra dictadura que nos quiso echar, la que nos consideraba malos vascos por ser 'maquetos'.
Mi padre nos hablaba mucho de la guerra, pero no con rencor, sino porque no quería que se repitiera
P: Habla de la admiración del PNV hacia los nazis...
R: Se ha escrito poco de eso porque el poder del nacionalismo ha tapado esa parte de la historia del PNV. En las propias memorias del lehendakari Aguirre se plasma su admiración por Hitler. Mira, cuando fue hacia el exilio americano, al pasar por Berlín, se pasó delante de la cancillería y le dieron una bandera nazi. El PNV tuvo una enorme admiración por Hitler. La dirección del PNV, de hecho, llegó a pactar con Mussolini en Santoña. Traicionó a la República.
P: No es muy conocido eso...
R: ¿Sabes por qué ha pasado eso? Porque en el País Vasco siempre se ha tendido a aferrarse a los nacionalistas menos malos. El PNV es un buen ejemplo de eso: como había unos nacionalistas malos que mataban, se exoneraba a 'los buenos'. A los del PNV...
P: El libro pasa de la generación de sus padres a la de sus nietos. ¿Es cierto que es arriesgado llevar una bandera de España hoy en las calles de esta comunidad autónoma?
R: Por supuesto que sí. Eso, sin duda. Mis nietos son pequeñitos y uno vive en Madrid. Espero que con ellos se cierre el círculo y puedan llevar banderas... o no llevarlas. Tampoco hace falta hacerlo, ¿eh?. Pero yo soy de la primera generación nacida aquí y mis hijos han vivido esa presión. El nombre de mi hija Olaya lo pintaron en la calle. “Olaya sociata, ponía”.
Un día llegó del colegio y me dijo: “mamá, me han puesto una diana en la calle, como a ti”. Ella sabía que había sido alguien del colegio, así que dijo que no nos preocupáramos. Pero bueno, yo he llegado a escuchar a alguno de aquí diciendo que tendría que estar agradecida porque los vascos han dado de comer a mis padres. Como si esto fuera suyo. Como decía Arzalluz: el caserío es mío. El caserío es de los vascos. Ya ves, como si los demás no fuéramos de aquí...
El nombre de mi hija Olaya lo pintaron en la calle. “Olaya sociata, ponía”. Un día llegó del colegio y me dijo: “mamá, me han puesto una diana en la calle, como a ti”
P: El caserío es mío...
R: Arzalluz decía: “bueno está que vengan a tu tierra y les des trabajo. Y bueno está que se casen con tu hija. Pero ojo, el caserío es mío”. Te recuerdo que cuando mataron a Fernando Buesa, dijo: “era socialista, pero formaba parte del paisaje”. Es ese concepto brutal en términos democráticos.
P: ¿Puede usted pasear por la calle sin que le increpen?
R: Te puedo decir que en mi pueblo nunca me han montado una bronca en mi colegio electoral. Yo aquí soy la hija de Heraclio y María, los socialistas. Aquí nos conocemos todos. Y bueno, yo hace mucho que paseo con tranquilidad. Hay barrios en los que tú notas malas miradas, pero son muy cobardes. Y la mayoría de la gente te reconforta y se reconforta viéndote.
P: Si la actitud del PSOE hubiera sido diferente, ¿hubiera ocurrido lo que se vive hoy en País Vasco y Cataluña?
R: Sin duda ninguna. La historia de la degeneración de la democracia de la última década la firma el PSOE. La responsabilidad de esta ruptura de la convivencia entre los españoles y de lo que supuso la Transición no es responsabilidad de separatistas, bilduetarras y nacionalistas. Es del PSOE. El gran traidor a la democracia es el PSOE.