El año que comienza va a ser uno de los más difíciles para el PSOE, por lo menos, desde que se restauró la democracia en 1977. Su líder, Pedro Sánchez, llegó al poder por sorpresa el pasado uno de junio, tras una moción de censura contra Mariano Rajoy, formó el denominado gobierno bonito y creyó que ese salvoconducto le serviría para aguantar en la Moncloa hasta el fin de la legislatura. Allá por junio de 2020.
Pero, si algo ha quedado claro en estos siete meses, es que la mayoría de rechazo a Rajoy y al PP del caso Gürtel no se ha traducido en una mayoría de apoyo a él más que con cuentagotas.
La resultante es que el presidente del Gobierno aparece ahora mismo peligrosamente en manos de quien debe combatir, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y de su mentor, Carles Puigdemont; de modo y manera que cualquier movimiento de "diálogo" con ellos para resolver el conflicto catalán es automáticamente interpretado en clave de supervivencia en la Moncloa.
La amenaza para el PSOE es que Vox y PP no compiten, se complementan; y con Ciudadanos pueden desalojar a gobiernos socialistas en cuantas elecciones se celebren
Pedro Sánchez necesita su apoyo, también el de ERC, para sacar adelante el presupuesto 2019 y los ciudadanos lo notan; los primeros, los andaluces, que han dado la espalda al socialismo por vez primera en 36 años de gobierno ininterrumpido. Susana Díaz se va a ir a la oposición por obra y gracia del pacto del "three party", que diría José Luis Rodríguez Zapatero: PP, Ciudadanos y Vox.
Y es que, aunque la Moncloa y Ferraz creyeron y apostaron al crecimiento de Vox porque eso sería la tumba de Pablo Casado, ahora resulta que ambas siglas no son competidoras sino "complementarias", señalan a Vozpópuli fuentes parlamentarias socialistas. Todo apunta a que PP y Vox, junto al partido de Albert Rivera, pueden desalojar el 26 de mayo a cualquier poder socialista.
Asi que la, impensable hasta la noche del dos de diciembre, salida del poder andaluz de Díaz ha hecho entrar en pánico a barones como el castellano-manchego, Emiliano García-Page; el aragonés, Javier Lambán; o el extremeño Guillermo Fernández Vara, sometidos a la paradoja de distanciarse de ese acercamiento de Sánchez a Torra si quieren ganar las elecciones del 26 de mayo.
Lo cual dificulta, mucho, el acercamiento y sitúa a los socialistas entre la espada y la pared. En el "más difícil todavía", que dicen en las federaciones.
.@JoanTarda: "El señor Page ya está pidiendo la ilegalización de @Esquerra_ERC. Nos piden a los catalanes lo que ellos no hacen, que dialoguemos. ¿Y dónde está el diálogo de PSOE, PP y C’s? En ponerse de acuerdo con el 155, apalearnos y años de cárcel" #LosDesayunos pic.twitter.com/7gbFdj58ia
— Esquerra Republicana (@Esquerra_ERC) December 13, 2018
Page y Lambán quieren que el presidente del Gobierno tenga sus presupuestos, pero no porque guste esa nueva foto con independentistas -"tal y como están las cosas, nos viene hasta mal", admite a Vozpópuli un colaborador-, sino por algo más prosaico: como no haya presupuestos la posibilidad de que el presidente decida convocar elecciones generales el mismo 26 de mayo se acrecienta.
Aunque él se lo ha negado, uno a uno a cada barón, en las entrevistas bilaterales que mantuvo en La Moncloa, nadie da un euro por una legislatura que agoniza. Por si fuera poco, Podemos no está dispuesto a dar carta blanca a Sánchez para que tenga cualquier presupuesto. Quieren el pactado con ellos y Pablo Iglesias y los suyos ya han advertido de que, o el Gobierno cambia el decreto de alquileres para poner tope a las subidas, o que no cuenten con su apoyo.
Dicho y hecho, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, señalo este lunes que sí, que habra topes de subida, por más que la titular de Economía, Nadia Calviño, torpedeara esa intención cuando lo propuso el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, en la mesa del Consejo de Ministros.
"lo trasladaremos, o bien cuando este decreto inicie su tramitación parlamentaria a través de proyecto de ley, en todo caso sino irá en la propia Ley de presupuestos", dijo a la cadena SER.