"Estoy aún más indignado que ayer. ¿Nadie va a asumir responsabilidad? Por mucho menos cayó un presidente en este partido. Una reforma laboral era algo político… Esto es algo que está en nuestro ADN. Han muerto muchos compañeros para que esta barbaridad manche su memoria. No es un error cualquiera y no puede pasar como tal". Así se desahogó un diputado del PP en un chat de WhatsApp compartido con decenas de compañeros este miércoles, antes de que Alberto Núñez Feijóo se batiera el cobre desde la tribuna de oradores para tratar de enmendar el "error injustificable" –así lo calificó el propio líder del PP– que ha puesto a supurar ciertos sentimientos enconados en la bancada popular. "Esto ha abierto la caja de Pandora", asume un diputado en conversación con este periódico.
Y es que, como ha podido constatar Vozpópuli por boca de varios diputados del PP y a través de mensajes intercambiados entre ellos mismos, la culpa in vigilando de los tres parlamentarios presentes en la ponencia de la Comisión de Justicia que no reparó en el fin de la enmienda introducida por Sumar –complacer a EH Bildu y acortar las penas de etarras encarcelados– ha sido, para muchos, la gota que ha colmado el vaso. ¿El motivo? El funcionamiento del Grupo Parlamentario Popular comandado por Miguel Tellado, a quien arrecian las críticas en la trastienda del Congreso.
Son muchos los diputados populares que lamentan la ausencia de responsabilidad y la "poca voz" asumida en detrimento de "unos pocos" dirigentes que, a su vez, también acumulan competencias en Génova. Es decir, a ojos de un importante sector de la bancada del PP en el Congreso, era previsible que la acumulación de trabajo provocara malas pasadas, sobre todo, desde que hace un año Feijóo decidiera vincular la gestión de las áreas de trabajo parlamentario a las vicesecretarías generales de Génova. En esta línea, otra de las críticas es la poca confianza depositada en muchos diputados y la escasa relevancia dada por Tellado a las opiniones fuera de su equipo. "En el Congreso está la élite del partido, y no se le puede dar ese trato", asegura un veterano del PP ya fuera de la Cámara Baja. "Llevan mal que les repliquen", dice uno de los diputados consultados.
Uno de los mensajes publicados en el chat de estos activos del PP descontentos con Tellado apuntaba, con suma dureza, en esta dirección. "¿Quién elige los equipos? El portavoz. Estábamos libres muchos diputados que nos hubiéramos leído los papeles, pero pone a la que está todo el día en la tele [Ana Belén Vázquez], a un novato [José Manuel Velasco] y a la que lo sabe todo [María Jesús Moro]. Y la portavoz de área solo está para Venezuela [Cayetana Álvarez de Toledo]. Responsable, Tellado… Que nos deje ya en paz", leyeron decenas de diputados en sus móviles este miércoles por la mañana. En la ponencia de la Comisión de Justicia del 31 de julio, sin embargo, fue el diputado sevillano Rafael Benigno Belmonte quien sustituyó a Vázquez.
No obstante, por elevación, las críticas también salpicaron al propio líder de la formación, sin oposición interna, pero sí expuesto a la crítica montaraz de la mensajería instantánea después de su decisión de no aceptar dimisiones para cerrar un capítulo ya tormentoso en su etapa al frente del partido. "Estoy viendo a Feijóo a 15 metros hablar en el pleno y está KO. Esto es una vergüenza absoluta y nadie puede agachar la cabeza y esperar que escampe", zanjaba un diputado desde su escaño en el Congreso. "Sánchez lo ha definido 'no hay nadie al volante en la oposición' brutal", llegaba a saludar un ataque del presidente del Gobierno otro miembro del chat.
"No hay runrún, sino dolor interno"
Mientras tanto, la dirección nacional del PP se mantiene ajena a las críticas y firme en su determinación de proteger a Velasco, Moro y Belmonte del ruido de sables. Fue el propio Tellado quien rechazó sus dimisiones después de que estos pusieran su cargo "a disposición" del partido, según aseguró este martes en La brújula de Onda Cero. "No vamos a señalar al eslabón más débil de la cadena", defienden en el equipo de Feijóo, que ha puesto la femoral y ha decidido cargar con el error, indiferente a la potencial erosión que pueda sufrir.
"No es lo mismo un error por injustificable que sea que la bajeza moral de impulsar una ley a sabiendas", repitió ayer a Sánchez desde la tribuna, convencido el líder de la oposición de que terminará por calar en la sociedad que ha sido el Gobierno el responsable último de que 44 etarras vean rebajadas sus penas. Un axioma irrefutable y una frontera moral. "No hemos escapado de nuestra responsabilidad. Nosotros creemos que este asunto acabará penalizando al Gobierno: quien va a excarcelar a terroristas es Pedro Sánchez", aseguran en Génova, donde subrayan lo "inocuo" de su voto el pasado 18 de septiembre en el Congreso.
No obstante, tampoco gustó en un amplio sector de la bancada popular el golpe de efecto buscado por Génova con la irrupción en el pleno de Marimar Blanco, senadora y hermana del concejal del PP en Ermua asesinado por ETA en 1997, Miguel Ángel Blanco, pulcro símbolo de la lucha antiterrorista, mientras Sánchez intervenía. Según fuentes del entorno de Feijóo, fue la propia Marimar Blanco quien "pidió esta mañana asistir al pleno", precisamente, "sabiendo que Feijóo empezaría su intervención con el asunto de los presos".
"Pobre Mari Mar, prestarse a esto. Qué pena. A lo que ha llegado este partido para salvar las cabezas de algunos", compartía con mordacidad un miembro del chat. Una crítica soterrada de tantas que, eso sí, no llegan en aluvión a la dirección del grupo. "No hay runrún, sino dolor interno", asegura un destacado dirigente de Génova, sabedor de lo imposible de frenar ciertas críticas internas, fuentes en los periódicos, cierto fuego amigo. "No vamos a amplificar lo que digan de nosotros", rechazan en el equipo de Feijóo cualquier valoración. "Que pase cuanto antes el tema y ya está", se resigna un miembro del grupo.