La Audiencia de Huesca ha condenado a 13 años, 9 meses y un día de prisión a un hombre por agredir sexualmente de forma continuada a la menor con la que convivía al mantener una relación sentimental con su madre. Los hechos cuentan, como agravantes, con la situación de superioridad y miedo que el acusado ejerció contra la niña, de 12 años en aquel momento, entre 2004 y 2009. También han tenido en cuenta su relación de parentesco, al ser él el padrastro de la menor.
La sentencia relata que la convivencia del acusado, de 54 años en la actualidad y exentrenador de patinaje, con su compañera y su hija comenzó en 2004 y que poco después ya tuvieron lugar las primeras agresiones a la menor, a la que abordaba en la ducha o en su habitación para realizarla tocamientos y otras agresiones sexuales.
La menor sufre estrés postraumático
Los magistrados fundamentan su condena en el testimonio veraz y reiterado de la menor y en los informes psicológicos que revelan en la niña una situación de estrés postraumático debido a las vivencias sufridas a lo largo de años.
Consideran, además, acreditada la intimidación ejercida por el acusado, al crear un "clima de terror" que anulaba la capacidad de resistencia, y descartan la versión exculpatoria del agresor a tenor de las distintas pruebas practicadas durante la vista.
Advierte el tribunal que en el momento en que ocurrieron los hechos, el Código Penal establecía una pena de entre 14 años y 4 meses hasta los 15 años, aunque a partir de la entrada en vigor de la reforma derivada de la ley conocida como del sólo sí es sí, esta condena se ha visto rebajada.
Además, de la condena a prisión, la sentencia prohíbe al acusado, declarado insolvente, acercarse a la menor a menos de 500 metros de distancia durante 20 años, a ejercer cualquier trabajo con menores a lo largo de 10 años, y a indemnizar a la víctima en 60.000 euros por los daños y secuelas causadas.