El poder de Adriana Lastra en el seno del PSOE comienza a evaporarse. Ratificada como vicesecretaria general en el pasado congreso federal, Lastra ha visto como su equipo de máxima confianza va desapareciendo de los principales puestos de responsabilidad. Y se le considera una víctima del control cada vez más férreo de la organización que ejerce Santos Cerdán y el giro "socialdemócrata" del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que le ha llevado a recuperar perfiles del pasado para buscar un nueva centralidad en los dos años que le restan a la legislatura.
Lastra se ha enfrentado esta semana al cese del gerente del partido, Mariano Moreno. Una persona de su total confianza. Según ha sabido Vozpópuli, la cúpula del partido ratificó a Moreno en su cargo durante el congreso federal de Valencia. Pero el lunes, en la primera reunión de la nueva ejecutiva en la calle Ferraz de Madrid, Moreno recibió una llamada a primera hora. Y se le pidió que acudiera a recoger el despacho. Estaba cesado.
Lastra, frente al giro socialdemócrata
La influencia de Lastra ha ido decreciendo desde que Sánchez acometió la crisis de Gobierno en julio. Los cambios que ha introducido en la dirección del partido tienen, según fuentes socialistas, un fin plenamente electoral. El batacazo del PSOE en la Comunidad de Madrid y el indulto a los líderes del procés han dejado muy tocado a Sánchez. Las encuestas internas que maneja Ferraz son negativas. Y la operación socialdemócrata del congreso, tanto en mensaje como en caras, es un intento por recuperar el terreno perdido en los sondeos. El PSOE admite por primera vez que hay un riesgo real de perder La Moncloa en las generales del 2023.
Lastra ha sido víctima de esos cambios. "Para bien o para mal, Lastra está identificada con el sector de la izquierda más izquierda del PSOE, por las fotos con EH Bildu o aquel acuerdo para la reforma laboral suscrito con la izquierda abertzale durante el estado de alarma", explican desde el partido. Ese bagaje, sin embargo, le ha permitido intervenir en crisis como la aireada por Podemos con respecto a la forma laboral.
El presidente le ha mantenido como vicesecretaria general, pero su influencia es escasa. Además del gerente, el PSOE ha anunciado "ajustes" en los equipos de los grupos parlamentarios tanto del Congreso como del Senado. Es lógico, dicen, que los nuevos portavoces Héctor Gómez y Eva Granados monten sus propios equipos. Y en el caso del Congreso, eso se traduce en otra pérdida de poder de Lastra, que durante estos dos años ha sido la portavoz del Grupo Socialista.
El choque con Santos Cerdán
Ni una sola crítica o queja pública ha salido de la boca de Lastra. No lo hará. Las personas que mejor la conocen siempre han defendido su compromiso con el PSOE y su lealtad sin fisuras al proyecto de Sánchez. Ella y el ahora defenestrado José Luis Ábalos fueron probablemente los dos dirigentes socialistas que más cerca estuvieron del presidente cuando más solo estaba tras su dimisión de la secretaría general en 2016.
Lastra fue una de las protagonistas del 40 congreso federal. Intervino en el evento central del pasado sábado, precediendo en el uso de la palabra a los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. Varios delegados y exaltos cargos del partido que coincidieron con ella en Valencia y dicen que la vieron "mejor que nunca", "relajada", "simpática" e interesándose por todo y por todos.
Hay voces dentro del PSOE que no entienden que a Lastra se le aparte siendo la vicesecretaria del partido. Y achacan lo que está ocurriendo al pulso que mantiene con el secretario de Organización, Santos Cerdán. "Se llevan fatal", confiesan fuentes socialistas. Cerdán ha asumido el control del aparato tras la salida de Ábalos y está ejerciendo ese poder, tal y como se ha visto en el caso del gerente. Los dos se han repartido este fin de semana en el arranque de los congresos autonómicos del partido. Cerdán estará en Navarra, su comunidad de origen. Lastra, en Extremadura.