Desde el inicio de la pandemia, se calcula que el mundo ha perdido 3,75 millones de personas a causa de la covid-19; una cifra devastadora que, lamentablemente, es menos de la mitad de las muertes anuales causadas por el tabaquismo. Cada día, 1.100 millones de fumadores siguen encendiendo un cigarrillo en todo el mundo, una cifra que se ha estancado durante más de 20 años a pesar de décadas de esfuerzos de control del tabaquismo.
El 80% de los fumadores del mundo viven en países de ingresos bajos y medios, que son los que menos pueden hacer frente a la carga de morbilidad del tabaquismo, y en los países de ingresos altos, el tabaquismo es una de las principales causas de las desigualdades sanitarias.
Lo que buscan los fumadores en el tabaco es la nicotina, una sustancia de bajo riesgo si se compara con otras, pero se ve perjudicada por las miles de sustancias tóxicas que se liberan cuando el tabaco se quema. Los expertos del Foro Mundial sobre la Nicotina (GFN), celebrado en Reino Unido la pasada semana, proponen un enfoque denominado reducción de daños del tabaquismo.
Esta propuesta, defendida por la Salud Pública británica, anima a los fumadores adultos que no pueden dejar la nicotina, a sustituir los peligrosos productos de combustión u orales, a productos de nicotina que son más seguros como los vapeadores (cigarrillos electrónicos), el snus pasteurizado, parches de nicotina sin tabaco o los productos de calentamiento de tabaco. Comparados con seguir fumando, todos son significativamente menos perjudiciales para la salud.
Perspectiva internacional
El director del GFN, Gerry Stimson, catedrático emérito del Imperial College London, señala que “hasta 98 millones de consumidores de todo el mundo han optado ya por productos de nicotina más seguros. En Inglaterra, las autoridades sanitarias apoyan el vapeo para dejar de fumar y los vapeadores son ahora la ayuda más popular para dejar de fumar. La mortalidad relacionada con el tabaco en Suecia, donde el snus casi ha sustituido al tabaquismo, es la más baja de Europa. Y en Japón, las ventas de cigarrillos se han reducido en un tercio desde que se empezaron a comercializar productos de calentamiento de tabaco".
Este catedrático critica que, a nivel internacional, prevalece "un enfoque prohibicionista irresponsable del tabaco y la nicotina, mientras que la OMS perpetúa activamente la desinformación sobre los nuevos productos de nicotina. La sanidad pública no se verá beneficiada ni se salvarán vidas con una guerra contra la nicotina, tan condenada al fracaso como la guerra contra las drogas. La OMS debe reorientar sus esfuerzos para ayudar a los 1.100 millones de fumadores adultos a dejar de fumar por todos los medios disponibles”.
El que fuera asesor de primer ministro británico Tony Blair, Clive Bates, actualmente director de una consultoría de salud pública, considera que la "combustión debería ser el foco de la discusión en materia de tabaco" y que ésta será una "batalla monumental incluso en Reino Unido", más favorable a las políticas de reducción de daño en el tabaco.
Otros consultores americanos de salud pública como Derek Yach o Cliff Douglas, director de la red de investigación sobre tabaco de la Universidad de Michigan, reconocen que la industria parte ahora de la dificultad de haber sido "deshonesta en el pasado" sobre los daños producidos por los cigarrillos, pero valoraron positivamente el material científico generado por sus investigaciones recientes.
Yach recuerda que la "nicotina no es benigna pero no es el responsable de los problemas de salud más graves" causados por el tabaquismo, mientras que Douglas señala que el futuro de las tabaqueras es convertirse en una suerte de "empresas farmacéuticas distribuidoras de productos relacionados con la nicotina".