Hubo que esperar varios meses que el Ministerio de Sanidad decidiera dar cuenta en su informe diario de vacunación de las dosis que iban a para al Ministerio de Defensa. La opinión pública se enteró al trascender la vacunación del exjefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad), Miguel Ángel Villarroya, saltándose los plazos establecidos por la Estrategia Nacional de Vacunación.
De dicho acontecimiento han pasado ya seis meses y lo cierto es que la transparencia con las vacunas sigue sin haberse instalado en el Ministerio de Defensa. Basta con echar un vistazo al informe que actualiza diariamente el Ministerio de Sanidad para darse cuenta de que varias cosas no cuadran.
Lo primero a destacar es que a las Fuerzas Armadas le sobran vacunas. Según figura en el informe de Sanidad, el Ejército ha recibido 212.238 vacunas, que se reparten en 48.138 de Pfizer; 58.300 de Moderna; 103.800 de AstraZeneca y 2.000 de Janssen. De ellas, se han administrado 171.984 dosis, por lo que Defensa mantiene en los contenedores 40.254 vacunas.
Si atentemos a las segundas dosis que quedan por poner, vemos que faltan por administrar 5.634 dosis. Con el stock de Defensa, se pueden inocular todas estas vacunas y seguirían sobrando 34.620. Vozpópuli ha intentado contactar en repetidas ocasiones con el Ministerio de Defensa para aclarar esta cuestión sin conseguir ninguna respuesta o explicación por su parte.
Vacunas que se volatilizan
Pero este punto no es el único que no cuadra en la relación de vacunas que reciben las Fuerzas Armadas. Si repasamos los informes de vacunas de los últimos meses podemos comprobar que hay vacunas que han ido desapareciendo sin explicación.
El 30 de julio de 2021, el informe de vacunas del Ministerio de Carolina Darias apuntaba que para las Fuerzas Armadas se habían entregado un total de 215.768 vacunas, es decir, 3.530 más de las que se reflejan ahora mismo. ¿Qué ha pasado con estas vacunas?
La primera desaparición se produce el 3 de agosto. En el apartado de vacunas entregadas, las Fuerzas Armadas pasan de reflejar 215.768, a mostrar 213.568. Es decir, solo cuatro días después, 2.400 dosis se habían volatilizado.
Si se observa con atención el informe, es posible comprobar que las dosis desaparecidas corresponden a AstraZeneca. El 30 de julio, el Ejército daba cuenta de haber recibido 106.100 vacunas de esta marca y, cuatro días después, solo se muestran 103.900.
Habrá que esperar un mes para que conste la siguiente desaparición. Tiene lugar el 3 de septiembre, cuando el informe muestra que a las Fuerzas Armadas se han entregado 213.468 vacunas, es decir, cien vacunas menos que hace un mes. Una vez más, las vacunas que desaparecen pertenecen al stock de AstraZeneca.
Lo lógico a medida que pase el tiempo es que el número de vacunas administradas aumente, al igual que el de vacunas recibidas. Sin embargo, este último punto sigue disminuyendo con el paso del tiempo sin que el Ministerio de Defensa aclare el paradero de las vacunas.
El 7 de septiembre, solo cinco días después de la última desaparición, otras 1.230 vacunas se esfuman de la contabilidad de recibidas por las Fuerzas Armadas. El recuento pasa aquí de 213.468 a 212.238. En esta ocasión, sin embargo, las vacunas que vuelan de los registros son de Pfizer.
¿Destino de las vacunas?
A pesar de que el Gobierno no ha dado explicaciones oficiales sobre el porqué de este traqueteo de vacunas, la razón podría hallarse en las donaciones y reventas de dosis que el Ejecutivo de Pedro Sánchez está llevando a cabo, principalmente, con países de Latinoamérica.
No hay que olvidar que el principal monto de vacunas donadas o revendidas, alrededor de seis millones, pertenecen a AstraZeneca, precisamente el tipo de vacuna que más desaparece de los registros del Ministerio de Defensa. A su vez, el Gobierno vendió recientemente 250.000 vacunas de Pfizer a Nueva Zelanda, coincidiendo con la reducción de las vacunas de este tipo registradas por las Fuerzas Armadas.