Desespera que ni siquiera en lo que estamos todos de acuerdo se estén logrando mínimos resultados. Queda claro que no basta ni la unanimidad para crear empleo. Cuando, por cierto, cabría un considerable número de supervivientes si el gobierno, una oposición que sólo se opone a sí misma y unos poderes económicos que nunca fueron tan ratas del barco como ahora, aceptaran la tabla de náufrago que aportaría la transición a una economía ecológica. Muy al contrario, tras haber conseguido que el barco se esté yendo a pique, se dedican a quemar los botes salvavidas. Contraviniendo, es más, un buen número de compromisos y tratados internacionales, como la constitución y los relacionados con la disminución de los gases de efecto invernadero.