En secreto o, al menos, con la máxima discreción, algunos equipos de F1 han regresado esta semana al aeródromo inglés de Duxford donde hace diez meses la piloto española María de Villota sufrió un gravísimo accidente a bordo de un Marussia, escudería de la que era probadora.
La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) anunció la apertura de una investigación y la Federación Española, por boca de su polémico presidente, Carlos Gracia, ha impedido siempre que ha podido cualquier pregunta de los periodistas sobre dicha investigación, pero el hecho es que no se conoce conclusión oficial alguna sobre el accidente y los bólidos han regresado a la pista británica.
Así, un equipo de F1 no identificado estaba entrenándose el pasado viernes en Dusxford. Y el periódico local 'Haverhill Echo' ha publicado que hay más días reservados para nuevas pruebas el próximo miércoles y durante los meses de mayo, junio y agosto.
El viernes, el Museo Imperial de la Guerra (IWM), ubicado en Duxford, abrió con normalidad, pero los visitantes que acudieron ese día pudieron ver las pruebas de velocidad en línea recta de esos coches de F1 sin identificar.
Durante esos entrenamientos, entre las 8 de la mañana y las 6 de la tarde, se realizan hasta 180 simulaciones de aceleración como la que ejecutaba María de Villota el fatídico 3 de julio de 2012.
La normalidad que pretenden devolverle a estos entrenamientos es tal que Esther Blaine, de IWM, declaró a la BBC, que las pruebas en Duxford son un ejemplo de "eficacia y buena gestión".
"Tenemos esta maravillosa y larga pista en recta y es en ella donde hacen las pruebas", añade ufana Esther Blaine. "Se trata de perfeccionar todo lo que se pueda el coche para las próximas carreras".
De la seguridad y de las razones por las cuales un camión aparcado donde no debía le costó a María de Villota un ojo y su carrera automovilística nadie dice ya nada.