Los talibanes han tomado el control en poco más de un mes de once distritos, un número récord en dos décadas de conflicto y que coincide además con el inicio oficial de la retirada de las tropas extranjeras de Afganistán el pasado 1 de mayo.
La captura de estos distritos tiene lugar entre un aumento de la violencia en el país asiático, con choques en buena parte del territorio, que ha desatado dudas sobre la capacidad de las fuerzas de seguridad afganas de resistir a los ataques talibanes.
En las últimas 24 horas la formación insurgente se ha hecho con el control de dos nuevos distritos en el norte y el noroeste de Afganistán. Según afirmó en un comunicado el gobernador de la provincia noroccidental de Ghor, Abdul Zahir Faiz, el distrito de Shahrak fue capturado anoche después de que las tropas afganas emprendieran una "retirada táctica" ante los avances talibanes. Al menos siete miembros de las fuerzas de seguridad y 18 insurgentes murieron.
Un portavoz de los talibanes, Qari Yusuf Ahmadi, ha asegurado en un breve comunicado que tomaron el control en el distrito del cuartel general de la Policía y un base del Ejército, y los "soldados enemigos se asustaron y huyeron de la zona". Una situación similar se produjo en el distrito de Qaisar, en la provincia norteña de Faryab.
"Las fuerzas afganas se retiraron de todos los edificios gubernamentales en Qaisar tras los fuertes ataques de los insurgentes", ha señalado a la agencia Efe un oficial de seguridad de Faryab, que pidió el anonimato. Los talibanes se hicieron con el control de Qaisar tras días de combates y un ataque con coche bomba el fin de semana que dejó 14 muertos entre las fuerzas de seguridad.
Aumento de la violencia
En poco más de un mes once distritos han caído en manos de los talibanes, el mayor número en dos décadas de conflicto, en medio de un aumento de la violencia por parte supuestamente de los talibanes.
Al menos 16 de las 34 provincias del país han registrado combates entre el Gobierno y los talibanes en las últimas 24 horas, unos choques que han dejado al menos 126 insurgentes muertos y 79 heridos, según el Ministerio de Defensa afgano.
El aumento de la violencia coincide con el comienzo de la fase final de la retirada de las tropas extranjeras, que tiene previsto concluir antes del simbólico 11 de septiembre, cuando se cumplen dos décadas de los atentados que desencadenaron la invasión estadounidense de Afganistán.
"La razón por la que los talibanes nunca han capturado once distritos en un solo mes en los últimos 20 años, es que en los últimos años teníamos a las fuerzas de EE.UU. y de la OTAN que aportaban apoyo aéreo, armas y vehículos", ha señalado a la agencia EFE el jefe del Comité de Defensa de la Cámara Alta, Hashim Alokozai.
Según la fuente, las fuerzas afganas carecen del equipamiento moderno de la coalición internacional. "Los estadounidenses no han llevado a cabo la tarea fundamental de equipar a nuestras fuerzas de seguridad con armamento y tecnología avanzados, nuestra fuerza aérea es débil, y la corrupción y falta de liderazgo son otras de las razones que explican la toma de control de áreas por los talibanes", dijo Alokozai.
El portavoz del Ministerio de Defensa, Rohullah Ahmadzai, mantuvo sin embargo que se trata de retiradas tácticas. "Las fuerzas de seguridad se han retirado a algunas áreas según sus propios planes para evitar bajas entre la población civil; los talibanes no han conquistado esas zonas", ha asegurado.
Preocupación ante la salida de las tropas de Estados Unidos
Las capturas han arrojado sin embargo una sombra de duda sobre la capacidad de las fuerzas afganas de hacer frente a la organización insurgente, especialmente tras la salida del país de EEUU. Esta inquietud se ha manifestado entre los afganos que han trabajado para las fuerzas internacionales, como intérpretes o en otros puestos.
Cientos de estos empleados han participado en protestas en varias partes del país para pedir visados especiales que les permitan ser evacuados ante el riesgo de sufrir ataques. Los talibanes han respondido sin embargo este lunes que no atacarán a los intérpretes.
"Nadie debería desertar el país, el Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) no los molestará", afirmó la formación insurgente.
En medio de la incertidumbre se espera que el Gobierno afgano y los talibanes retomen pronto en Catar las conversaciones de paz, que llevan atascadas desde hace poco más de cinco meses, para tratar de poner fin a casi dos décadas de conflicto en Afganistán.