La calma va llegando progresivamente a Francia. Tras una semana de fuertes disturbios a lo largo de todo el país, los manifestantes dan tregua a los vecinos que buscan volver a la normalidad lo antes posible. Los daños causados por las revueltas ascienden a los mil millones de euros, según ha informado este lunes el presidente de la primera organización patronal francesa, Geoffroy Roux de Bézieux. Asimismo, Ile-de-France calcula en al menos 20 millones de euros los destrozos causados sobre el transporte urbano solo en la región parisina.
Durante esta séptima noche consecutiva de violencia urbana se ha producido un descenso en la intensidad de los disturbios tras la muerte de un joven de 17 años a manos de la policía con 72 personas detenidas -una cifra significativamente menor que en las anteriores jornadas- pero que denota que los enfrentamientos callejeros siguen causando graves problemas en decenas de localidades. También, se han registrado el incendio de 24 edificios y 159 vehículos, además de 202 incendios en la vía pública.
Las fuerzas de seguridad han detenido a casi 4.000 personas desde el viernes, de las que al menos un tercio son menores de edad, en una semana de caos absoluto en Francia. Además, un millar de edificios han sido atacados y 5.000 vehículos incendiados. Estas protestas han estado marcadas por el ataque a cientos de comisarías o cuarteles de Gendarmería; en total, 700 agentes han resultado heridos desde el inicio de la crisis desatada tras la muerte de Nahel M, de 17 años.
Entre los episodios más conflictivos de la madrugada de este domingo al lunes destaca la muerte de un policía de 24 años mientras apagaba un coche en llamas en aparcamiento subterráneo en París. A esta tragedia se une el ataque frente a la casa del alcalde de la ciudad de L'Haÿ les Roses, donde varios individuos estrellaron un coche incendiado contra su vivienda.
Tras seis noches de disturbios, Emmanuel Macron se reunió este lunes con los alcaldes de al menos 220 municipios afectados por los disturbios para poner a disposición de los ayuntamientos los recursos necesarios para restablecer la normalidad en las calles. El gesto del presidente francés no fue bien recibido por algunos dirigentes como el alcalde de Bry-sur-Marne, en Val-de-Marne, que ha informado a través de su cuenta de Twitter que ha rechazado la invitación al Eliseo. "¡El Jefe de Estado debe 'dirigir' y restablecer el orden sin concesiones! No organizar recepciones. Estamos esperando acción, no otras palabras grandilocuentes y discursos vacíos", ha publicado.
Se mantienen las medidas de seguridad
A pesar de la desaceleración de la violencia callejera, el Gobierno francés ha mantenido durante esta última jornada el despliegue de 45.000 de policías y gendarmes. "La prioridad es asegurar el retorno del orden republicano", comentó este lunes la primera ministra Elisabeth Borne. "Mantendremos el nivel actual de movilización hasta que la calma haya regresado totalmente", informó el ministro del Interior, Gérald Darmanin.
Al menos 25 municipios mantienen el toque de queda nocturno, algunos ayuntamientos alargarán esta medida hasta el próximo 9 de julio. Asimismo, Ile-de-France ha anunciado este lunes que sus autobuses y tranvías han terminado su recorrido antes de las 21:00 horas "para preservar la seguridad de los agentes y viajeros". Algunas líneas detuvieron su servicio antes del final de la tarde.
Balance de daños
El foco de la violencia ha provocado graves daños en el mobiliario urbano, medios de transportes y edificios públicos como comisarias o escuelas. El ministro de Educación Nacional ha informado este martes que "243 escuelas o establecimientos educativos sufrieron daños, de ellos alrededor de sesenta sufrieron daños significativos como el inicio de un incendio... Entre estos edificios, una docena han sido destruidos total o parcialmente".
Sobre el coste de los daños, Pap Ndiaye ha informado que asciende a los 10 millones de euros y ha precisado que la seguridad de las escuelas son responsabilidad de las autoridades locales, pero que el Estado debe "brindar su apoyo" y repartir a los alumnos a otros establecimientos.
Ante las cifras millonarias aportadas por la patronal, el ministerio de Educación o los servicios de transporte público de diferentes localidades sobre el coste económico de los datos provocados por los disturbios, el presidente francés ha comentado este lunes que se estaba considerando castigar "económicamente" a las familias durante una reunión esta noche con la policía en París. Una propuesta no compartida por el ministro de Educación que se ha negado a "abrumar a los padres" de los alborotadores, muchos de ellos menores de edad. "Es legítimo pedir a los padres que cuiden a los niños", pero "hay que tener en cuenta las dificultades específicas de determinadas familias: cuando una madre trabaja de noche, todavía es más complicado para los niños", ha añadido. Debemos "responsabilizar a los padres, pero eso no significa castigar a las familias, significa ayudarlas a hacerlo para que puedan cuidar a sus hijos" ha sentenciado Ndiaye.