Internacional

La batalla entre Le Pen y Le Pen se recrudece en el Frente Nacional francés

Mientras que Marine lucha por desvincular el partido de las posiciones racistas y antisemitas heredadas de su padre, Jean-Marie se resiste a ser apartado y crea una nueva corriente que aglutine a sus partidarios y devuelva al partido a los orígenes. 

  • El fundador del Frente Nacional francés, Jean-Marie Le Pen, junto a su hija Marine

Falta poco más de un año para que se celebren las elecciones presidenciales francesas. Sin embargo, la guerra abierta entre Marine Le Pen y su progenitor no deja de agravarse. El último capítulo de la batalla es que Le Pen padre, expulsado por segunda vez del partido en agosto por sus polémicas declaraciones sobre las cámaras de gas nazis, ha decidido plantar cara a su hija anunciando la creación de un nuevo movimiento político, bajo el nombre de "Unión Azul, Blanca y Roja". El anuncio sorprendía este sábado en Francia porque horas antes abogaba por enterrar el hacha de guerra, apelando a la unidad como condición sine qua non para la victoria. "Espero que acaben las divisiones y que juntos nos encaminemos hacia las terribles batallas que están por llegar”, decía.

Pero, tras jugar al despiste, el octogenario ultraderechista anunciaba su verdadero plan: crear una nueva corriente política que aglutine a sus partidarios frente a los de su hija Marine. Lejos de ser original, la fórmula es un calco del modelo que implantó con relativo éxito la actual líder de FN en 2012, bajo el nombre de Rassemblement Bleu Marine (Unión azul marino). En definitiva, lo que pretende el veterano líder con esta estratagema es unir al ala más dura de la extrema derecha francesa para formar una coalición electoral. Y es que, como aseguraba esta misma semana en una entrevista en Le Figaro, a sus 87 años, sigue percibiéndose a sí mismo como el "jefe espiritual" del partido que fundó en 1972.

"Meter en vereda" al Frente Nacional

Lo que Jean-Marie Le Pen no soporta es que su hija se haya vuelto una 'blanda' incapaz de seguir las líneas extremistas implantadas por su padre. En su lucha por desvincular al partido del halo xenófobo que lo impregna, Marine Le Pen suspendió de militancia a su progenitor debido a sus insistentes provocaciones que minimizaban los horrores del holocausto nazi. La reacción de Jean-Marie no se hizo esperar y estalló en cólera contra su hija, llegando a pedirle que se casara pronto para que dejara de tener su mismo apellido: "Me da vergüenza que la presidenta del Frente Nacional lleve mi apellido y me gustaría que lo pierda lo más rápido posible". A la vista de estas consideraciones, no parece tarea fácil expulsar al fundador del partido y menos cuando es tu padre. "Marine Le Pen daba las órdenes al pelotón de ejecución desde lejos, por teléfono, pero no quería formar parte de él porque es feo”, aseguraba Jean Marie en relación al papel que había jugado su hija en su destitución.

El líder de la ultraderecha francesa mantiene su cargo de presidente de honor, ya que para arrebatárselo, sería necesario celebrar una asamblea extraordinaria

Y es que el líder de la ultraderecha francesa mantiene su cargo de presidente de honor del FN, ya que para arrebatárselo sería necesario celebrar una asamblea extraordinaria que todavía no tiene fecha. Ante la posibilidad de ser expulsado definitivamente de su partido, Jean-Marie Le Pen no tiene dudas: "Si es necesario, el Rassemblement Bleu Blanc Rouge vivirá fuera del FN. Aunque no es lo que deseo". Y es que su voluntad es "meter en vereda al Frente Nacional" y de paso, rescatar a los "huérfanos" que desde su marcha no encuentran un sitio en el partido. El líder ultraconservador lanza una advertencia a su hija: "Al Frente Nacional y a Marine Le Pen les será difícil rechazar nuestro planteamiento". Sin embargo, su hija le responde: "Cada uno es libre de montar las asociaciones que quiera fuera del Frente Nacional. Él hará lo que quiera, pero en el seno del FN no hay asociaciones políticas establecidas que se parezcan a un movimiento político". Y es que la propuesta de confluencia va en contra de los estatutos que él mismo elaboró y que no permiten a sus miembros pertenecer otros partidos.

El racismo y la crisis de refugiados

Según explica un íntimo amigo de Jean-Marie al semanario Le Point, el histórico dirigente llevaba tres meses planeando crear una nueva estructura política, aunque no terminaba de decantarse por un modelo concreto. Pero, ante la larga batalla política y judicial que libra con su hija, no ha podido retrasar más la decisión. "Ir de victoria judicial en victoria judicial no conducía a nada y no resolvía el problema en el plano político. Hacía falta lanzar una iniciativa política", explicaba el amigo de Le Pen padre. Tras haber sido suspendido de militancia en mayo, un tribunal francés anulaba la decisión, permitiéndole volver incluso a utilizar su despacho. Sin embargo, Jean-Marie, que no sabe contenerse, volvió a la carga con las cámaras de gas, insistiendo en calificarlas como una "anécdota de la historia" de la segunda guerra mundial. Estas palabras llevaron a la dirección del FN -y fundamentalmente a su hija- a expulsarlo por segunda vez de sus filas. 

Jean-Marie Le Pen critica a los medios por intentar ablandar el corazón de la gente con la publicación de la fotografía del niño sirio ahogado en una playa griega

Pero el intento de Marine por dotar de una nueva identidad al FN -sin la tradicional carga racista que lastra a la formación- es endeble. A la mínima deja al descubierto sus raíces. Esta misma semana, Marine Le Pen se mostraba "aterrorizada por el laxismo de nuestros gobernantes", ante la crisis migratoria que sufre Europa. En una entrevista al canal iTélé, instaba a restablecer con urgencia las fronteras nacionales ya que, "desde el momento en que se acepta a un (inmigrante) clandestino, son dos o tres los que se preparan para venir desde el otro lado del Mediterráneo". Además, mostraba su apoyo a la construcción del muro que el gobierno húngaro levanta para frenar la entrada de refugiados. Sin embargo, dulcificaba su mensaje alegando que ella no tiene "nada contra esos inmigrantes, sino contra los que los hacen venir". Su padre, por el contrario, iba más allá. En su habitual tono provocador, acusaba a los medios de comunicación de intentar ablandar el corazón de la gente con la publicación de la fotografía del niño sirio ahogado en una playa griega. "El uso de la foto del niño muerto en la playa tiene la intención de tocar el corazón y la sensibilidad de las personas para que sean más permeables a la llegada de inmigrantes. Ese uso del cadáver del pequeño es despreciable", argumentaba.

Con viento de cola en las encuestas

Los últimos sondeos reflejan que la actual líder del partido desde 2011, Marine Le Pen, encabezaría la primera vuelta de las próximas presidenciales si se celebrasen ahora. Le Pen lograría un porcentaje cercano al 27% en intención directa de voto, según el estudio del instituto demoscópico IFOP para la revista Paris Match. De esta manera superaría al líder de Los Republicanos, Nicolas Sarkozy (24%) y al actual jefe del Estado, François Hollande, que no supera el 20%. Los malos resultados de los socialistas llevarían a batirse en duelo a Le Pen y a Sarkozy en una segunda vuelta.

Con su mensaje edulcorado y populista, el Frente Nacional ha conseguido convertirse en algo cotidiano que cala fuerte entre las clases populares

Y es que, con su mensaje edulcorado y populista, el Frente Nacional ha conseguido convertirse en algo cotidiano que ha logrado calar fuerte entre las clases más populares. El eje de su discurso, que los medios de comunicación han contribuido a banalizar, sitúa a la inmigración y al terrorismo yihadista como una amenaza a erradicar. Y esta idea ha sido incorporada por una parte de la opinión pública francesa, como demuestra su triunfo en las elecciones europeas de 2014. Es precisamente desde el Parlamento Europeo donde Marine Le Pen clama como eurodiputada -y euroescéptica- junto a su padre contra el espacio Schengen y aboga por el restablecimiento de las fronteras nacionales. 

Ménage à trois

Pero hay un tercer elemento en la historia de nepotismo que envuelve a la ultraderecha francesa. Se trata de la nieta del fundador, Marion Maréchal-Le Pen. Nacida en 1989, se convirtió en la diputada más joven de la República Francesa, con tan solo 22 años. Aupada por el abuelo Jean-Marie, Marion está considerada como el contrapeso y la esperanza ultraconservadora frente al aparente laxismo de su tía Marine. Mientras que el abuelo se ha dedicado durante su dilatada trayectoria a instigar y a provocar al poder, ahora su hija no tiene tapujos en decir que lo que quiere es alcanzar ese mismo poder. La sobrina, situada en la parte más radical de la formación, defensora de la cadena perpetua, encabeza de momento la lista para las elecciones regionales en Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA). Precisamente, la candidatura de la que Marine Le Pen retiró a su padre. Pero, a diferencia de su tía, Marion no habla en clave social, sino que basa su retórica esencialmente en el discurso identitario

La joven Marion es la esperanza ultraconservadora frente a la deriva moderada adoptada por su tía Marine

Frente a la hipotética disidencia de su abuelo, Marion no se mostraba inquieta en la escuela de verano que el partido celebra este fin de semana en Marsella. En medio del revuelo mediático levantado en torno al anuncio de su abuelo, Marion reafirmaba públicamente que mantenía la relación y que seguía conversando con él. Pero precisaba: "Yo hago la distinción entre el conflicto que le enfrenta actualmente a la dirección del Frente Nacional y la persona". Por otro lado, añadía que es perfectamante consciente de lo que su abuelo ha contribuido a hacer y del coraje que ha demostrado. "Asumo perfectamente ser la heredera, la continuación y espero poder mejorar y llegar incluso más lejos", explicaba. Su tía Marine, sin embargo, se muestra dispuesta a romper aparentemente con la herencia, llegando incluso a matar al padre, con tal de gobernar Francia algún día. 

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