La pasada madrugada de este sábado el suelo tembló en Marrakech y sus alrededores, un terremoto de magnitud 7 sacó de la cama a miles de personas que vieron como muros y edificios se caían a su pasa. La cifra de muertos alcanza ya a los 2.681 y los heridos se elevan hasta casi los tres millares. Tras las primeras horas de miedo y caos los equipos de rescate, ONG y asociaciones llegaban a las zonas afectadas, algunas de difícil acceso, entre las que se encuentra Cáritas.
La delación en Rabat fue la primera de la organización internacional en llegar a la urbe situada a 325 kilómetros de la capital de país. "Lo primero que nos encontramos al aterrizar en Marrakech fue la necesidad de otorgar materia de primeros auxilios y medicamentos", cuenta a Vozpópuli Óscar Arturo, director de Cáritas Rabat. Sin embargo, el mayor trabajo de rescate y atención humanitaria está en los alrededores de la ciudad turística, donde pequeñas poblaciones han sufrido en mayor medida los fuertes coletazos del seísmo.
A 45 kilómetros de Marrakech todo es un caos, la calle principal es casi intransitable y muchas carreteras están cortadas, impidiendo el acceso a las zonas más devastadas. "Se nota el miedo, hay mamás y niños fuera durmiendo en la calle", narra a este diario el misionero mexicano. En las poblaciones más pequeñas -cuenta Óscar Arturo- "todo está destruido... En algunas aldeas no queda una casa en pie". Los locales que viven en construcciones de adobe lo han perdido todo.
El sacerdote detalla que la devastación es tal que, incluso, en una aldea de los alrededores de Marrakech, de unos 200 habitantes, han fallecido todos sus vecinos. "Entre las cosas más tristes, es ver los cuerpos en la calle. Los daños que se han visto en la ciudad no se comparan con lo que se está viviendo en la montaña. Se necesita un protocolo de actuación en el Atlas".
En momentos en los que la gente lo pierde todo aparece el lado más caritativo del ser humano, o al menos, es lo que narra el director de Cáritas Rabat: "Se ve movimiento en las calles, se ven coches de particulares llegando a sitios de difícil acceso para hacer llegar alimentos a los más desamparados". Asimismo, el representante de la organización católica ensalza la labor y determinación del pueblo marroquí, quien se ha volcado en "ayudar al prójimo con lo poco que tiene".
Respecto a la futura actuación de Cáritas en terreno, Óscar Arturo prefiere ser prudente y esperar a hacer un estudio global de la situación: "Los integrantes de la comunidad nos desplazaremos a las montañas. Lo primordial es encontrar a las personas y facilitar equipos para crear electricidad en tiendas que albergarán a familias durante meses... Nuestro trabajo será también a largo plazo", sentencia.