Más que tigre, como le apodan algunos por su gestión de la ciudad del mismo nombre, Sergio Massa (51) es un 'camaleón'. Solo un abogado como él, peronista en un país de peronistas, puede ser capaz de prometer echar a los "ñoquis de la Cámpora" -como se conoce a los acomodados del Kirchnerismo más duro- y luego, incluir a su líder político como vicepresidente y conseguir no solo su voto sino también el de otros que no tragan al kirchnerismo.
Solo él puede haber asumido el ramo de ministro de Economía sin ser economista y, aún doblando la inflación en apenas un año hasta rondar el 140%, presentarse a las elecciones y conseguir la mayoría de los votos -ya veremos si suficiente-. Quizá haber entrado en el Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner fue el precio a pagar para relanzar su carrera política, golpeada tras su intento fallido por cuenta libre en las elecciones de 2015.
Massa y el miedo a Milei
El exjefe de Gabinete de Cristina Kirchner tiene cosas cuestionables, pero desde luego, no es un mal candidato, a prueba de un 40% de pobreza y de balas de corrupción y lavado de dinero como el caso Insaurralde o el Chocolate gate, que peleará por la presidencia en noviembre ante Javier Milei.
Y mientras tanto, seguirá apostando por la apariencia de orden político y "medidas desde la gestión", como la promesa de eliminar el Impuesto a las Ganancias, el IRPF argentino, del que será eximida toda la clase media.
El miedo a lo desconocido tras un Gobierno no ya para todos, sino para los mejores, que encarna Milei, ha sido una de las grandes basas de la campaña del ministro en un país que suma 80 años de peronismo. La ruptura que supondría el León ha encontrado su resistencia en el voto de izquierdas pero también, el centrista que antes apoyó al macrismo moderado de Horacio Rodríguez Larreta y que retiró su venia a la derechizada Patricia Bullrich.
El tono conciliador de Sergio Massa, poco agresivo en los debates y defensor de una mística de la Unidad a pesar de las diferencias ha vuelto a poner al peronismo en carrera para la relección
El tono conciliador de Sergio Massa, poco agresivo en los debates y defensor de una mística de la Unidad y del Gobierno Para Todos a pesar de las diferencias, prometiendo incluir a todas las fuerzas, ha vuelto a poner al peronismo en carrera para la relección, que se dirimirá el próximo 19 de noviembre.
De su lado, el candidato peronista tiene el aval de la 'experiencia' en gestión, esa que comenzó ya en 2001 al frente de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) y que se consolidó luego como intendente de Tigre y miembro de los sucesivos gobiernos kirchneristas de la mano de su pareja, la hija de peronistas Malena Galmarini.
Su carisma encantadora para con empresarios del sector de los medios de comunicación argentinos quizá contribuirá a seguir permitiéndole hablar como ministro sin pagar el desgaste de un Gobierno en el que el peso se ha devaluado un 92%.
Tal es su capacidad de persuasión que no pocos periodistas especulaban, en la previa de la primera vuelta, sobre un acuerdo de mínimos con Milei a la luz de los peronistas que este último acabó integrando en su espacio. El tiempo dirá si el cambio cultural que planteó el libertario es ahora, o será nunca.
Valoriano
Con esa infracción y con sus antecedentes catastróficos para el país le votan. Milei es más bien desconocido pero cuando una cosa es mala se prueba otra. Para que vamos a culpar al pueblo argentino.
Alexander
Las soluciones están clarísimas: 1. Quitar las comunidades autónomas y volver a un estado unitario (40.000 cargos políticos eliminados de un plumazo); 2. Reducir el número actual de funcionarios para dejarlo igual a los que había antes de la aprobación de la Constitución de 1.978; 3. Devolver a sus paises de origen a todos los inmigrantes que entraron en España de forma irregular.
Paco Rodri
Cuando los argentinos sigan en la miseria y el hambre que no se quejen de lo mal que viven porque son ellos los que se han metido en esa trampa.