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Así fue la 'cocina' del debate: las cinco cosas que no se vieron por televisión

Alrededor de 100 cámaras y 70 micrófonos se han activado este lunes durante el debate que han mantenido Rivera, Sáenz de Santamaría, Iglesias y Sánchez en Atresmedia. La vicepresidenta demostró un mayor aplomo que sus contendientes en un debate en el que hubo más libertad para que los periodistas preguntaran, pero en el que no se dejó ningún detalle a la improvisación. Se sorteó desde el primer turno de intervención hasta el número de camerino que debían ocupar. Todos ellos estuvieron acompañados de varios asesores. Pedro Sánchez llegó tarde a hacerse la foto oficial...

  • El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, junto a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, en el debate.

Mariano Rajoy encendió la televisión este lunes desde su retiro en la finca de Las Marismillas, en Doñana, y vio a su lugarteniente ágil al esquivar los ataques sobre los casos de corrupción de su partido, comedida al hablar de economía y firme al referirse a Cataluña. Soraya demostró en el debate de Atresmedia ser una gregaria eficiente ante un Albert Rivera despistado y unos Pedro Sánchez y Pablo Iglesias que se quemaron en las primeras rampas de cada puerto. Jugó a la italiana, es decir, encerrada en su área y confiando en el contragolpe. No se puede decir que haya movilizado a las masas de indecisos, pues tiró en exceso de pegagogía y de discurso ejemplarizante en momentos que requerían claramente una ofensiva. Pero supo sobreponerse a la minoría a la que le habían relegado los dos candidatos de la new wave política y un PSOE que, como dice Pablo Iglesias, arrastra una falta de credibilidad derivada del amplio espacio que dista entre lo que promete en campaña y lo que hace cuando ocupa la Moncloa.

Entre bambalinas, a Soraya se le vio más suelta que a un Albert Rivera que bailoteaba sobre el semicírculo que tenía dibujado a sus pies, un Pedro Sánchez con una forzada altanería y un Pablo Iglesias que trataba de exhibir un aplomo que sus propios gestos se empeñaban en desmentir. Como se observó en la televisión, el primero en llegar fue el líder de Podemos y la última, la vicepresidenta. Una esperaba tranquila la réplica, con los brazos sobre los muslos y un gesto casi inalterable; y el otro agarraba su bolígrafo Bic azul con el ansia de quien necesita una referencia en un contexto hostil. Una fue de menos a más, mientras que el otro estuvo tibio de principio a fin, salvo quizá en el apartado dedicado a la corrupción.

En los estudios de Atresmedia, los cuatro pasaron más de tres horas y media de las que la mayoría transcurrieron en el plató, donde les iluminaron 1.000 luces led y les grabaron 70 micrófonos y varias decenas de cámaras. Durante el coloquio, no pudieron consultar su teléfono móvil, ni utilizar pinganillo, aunque pudieron hablar con uno de sus asesores durante los cortes de publicidad. Hubo cosas que se vieron en pantalla, pero alrededor de los candidatos se produjeron otras que no se mostraron.

1.-Todos los hombres del futuro presidente

El reglamento que Atresmemedia negoció con los cuatro partidos que han participado en el debate estipulaba que, una vez comenzara el programa, los políticos sólo podrían contactar con uno de sus asesores durante los cortes de publicidad. La duración de estas dos pausas ha sido de seis minutos (de 22.52 a 22.58 y de 23.54 a 00.00 horas) y los candidatos las han aprovechado para dialogar con sus hombres de confianza y para recibir indicaciones sobre la posición en la que se debían de situar para pronunciar el discurso de un minuto que han podido ofrecer al final del acto.

Pese a que el ojito derecho de la vicepresidenta en Moncloa es su jefa de gabinete, María Pico, en los intermedios ha sido José Luis Pérez Ayllón quien le ha dado las indicaciones pertinentes. Pedro Sánchez -al que ha acompañado su mujer, Begoña Gómez- se ha apoyado en Óscar López durante las pausas, mientras que Albert Rivera, en el abogado y periodista Fernando de Páramo. Como era de prever, Íñigo Errejón ha sido el asistente de cabecera elegido por Pablo Iglesias. Para garantizar que sus promesas para la próxima legislatura sean lo suficientemente transversales y se ciñan a las bases teóricas del partido, claro.

2.-La llegada al cuadrilátero

Aunque Atresmedia ha alardeado de que el debate de este lunes ha sido el menos encorsetado de todos los que se han celebrado en las últimas décadas (realmente, ha sido mucho más abierto que los organizados por Campo Vidal), lo cierto es que se han dejado pocas cosas a la improvisación. Los partidos previeron que el candidato de Podemos debía llegar a los estudios de San Sebastián de los Reyes a las 20.31, el del PSOE, a las 20.39, el de Ciudadanos a las 20.43 y la del PP, a las 20.50

Los cuatro camerinos que han compartido junto a su equipo de asesores se repartieron en un sorteo que se realizó en las vísperas del acontecimiento, al igual que ocurrió con los turnos de intervención o con el atril que han ocupado. Los participantes no realizaron ninguna petición especial para esta sala, que han ocupado desde antes de las 21.00 y hasta pocos minutos antes del debate. En el interior de las instalaciones se movieron en furgonetas, mientras que los estudios los abandonaron de forma escalonada, según ha precisado la organización.

3.-¿Por qué llegó tarde Pedro Sánchez a hacerse la fotografía oficial?

Pasaban unos minutos de las 21.30 horas cuando entraron Ana Pastor y Vicente Vallés en el plató donde se celebró el debate. Poco después, llegaron Pablo Iglesias, Albert Rivera y Soraya Sáenz de Santamaría, quienes se situaron de cara a las varias decenas de fotógrafos allí presentes y a los 300 invitados que llenaban las gradas del estudio. Los cuatro contertulios estaban citados a esa hora, pero sólo tres llegaron a tiempo.

Faltaba Pedro Sánchez, quien se retrasó -ante la desesperación de la regidora- debido a un fallo en el sistema de sonido de su camerino. El socialista no escuchó la llamada a filas, no miró el reloj y no llegó a tiempo, en un episodio que alguno de los allí presentes equiparó -con sorna- al que protagonizó el pasado enero en Washington, cuando no llegó a tiempo a un acto en la Universidad de George Mason al confundirse de dirección. En este caso, finalmente se presentó donde se le esperaba, aunque con 5 minutos de retraso, con rictus serio y sin dar excesivas explicaciones de su retraso a sus contendientes.

4.-El Equipo A de Ciudadanos y el 'escrache' de Podemos

Uno de los hechos que más ha llamado la atención a los asistentes al debate ha sido el medio de transporte empleado por Ciudadanos para llegar al cuartel general de Atresmedia, pues mientras el resto de los partidos han optado por repartir a los miembros de su expedición en dos vehículos, la formación naranja ha preferido acudir en una furgoneta negra Mercedes.

Al candidato catalán no le esperaba nadie en la entrada a los estudios. No así a Pablo Iglesias, a quien fue a recibir un grupo de unos 20 simpatizantes del partido. Unos portaban banderas moradas. Otros, unas enseñas con la cara de su líder de dudoso gusto y cuestionable estética. Si bien pudiera parecer que dicho contingente estaba allí para ejercer presión, realmente no había acudido con ánimo de protagonizar un escrache, puesto que sus miembros estaban prácticamente desmovilizados cuando llegó el segundo coche, con Pedro Sánchez repasando sus últimas notas, iluminado por una gran lámpara de brazo colocada encima de su asiento.

El debate se ha grabado con 70 micrófonos y 100 cámaras, dentro de un estudio con 300 invitados

5.-Herzog, en la lucha contra el olvido

A pocos metros de los incondicionales de Pablo Iglesias, se encontraba otro grupo de una veintena de personas que llevaba puestas unas máscaras con la cara de Andrés Herzog, aspirante de UPyD a la Moncloa. Las portaban todos salvo uno, el propio Herzog, que de pie y con semblante serio transmitía a todo el que se acercase (al propio presidente de Atresmedia, José Creuheras) su profundo malestar por no formar parte del cuarteto de elegidos para el debate de este lunes.

El abogado estará el miércoles en el coloquio que mantendrán en La 1 los portavoces de nueve partidos españoles. Pero eso será un premio menor, pues a la cita no acudirán los primeros espadas de las principales fuerzas políticas y, desde luego, tendrá mucho menos interés que la de este lunes, sobre la que se han escrito 1,5 millones de tweets en poco más de dos horas, según se comentaba en el backstage de Atresmedia pocos minutos después de su finalización.

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