Existe entre las asociaciones de periodistas cierta obsesión por acabar con el 'intrusismo' en esta profesión. La mayor parte de estas organizaciones considera que para trabajar en un medio de comunicación es necesario poseer el correspondiente título universitario en Ciencias de la Información, dado que lo contrario puede conllevar un deterioro de la profesión y, por consiguiente, un perjuicio para los ciudadanos. Cualquier medida aperturista en este sentido ha provocado tradicionalmente reacciones airadas entre los miembros de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), en la que algunos miembros han atacado recientemente a la APM madrileña por querer promover el intrusismo.
Para entender el motivo de esta última polémica hay que tener claro que para pertenecer a la FAPE es necesario, en principio, poseer una titulación en periodismo. Sus socios cuentan con un carné que les acredita como miembros de una asociación provincial de periodistas (la que les corresponda) y, a la vez, de la federación española. Con ese documento, tienen facilidades económicas desde para entrar en museos hasta para viajar en los trenes de RENFE.
Pero hay una forma por la que quienes no sean licenciados -o graduados- en Ciencias de la Información pueden obtener el carné de la FAPE. Para ello, deben presentar ante el Comité de Garantías de la federación una serie de documentos que acrediten, básicamente, que han trabajado para un medio de comunicación durante los últimos cinco años. Si el Comité acepta su solicitud, pasan a formar parte del Registro Profesional de Periodistas, que se puso en marcha durante el Franquismo y que actualmente alimenta la FAPE.
El problema es que el Comité de Garantías ha rechazado en los últimos años varias de las solicitudes que ha recibido, lo que ha ocasionado un significativo malestar en algunas asociaciones, que, cabe recordar, durante la crisis han perdido a una buena parte de sus miembros y, por tanto, de sus ingresos.
Los no licenciados o graduados pueden obtener el carné de la FAPE presentando una serie de documentos que acrediten que han trabajado para un medio de comunicación
La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) propuso hace unos días a la FAPE que en su próxima asamblea general -que se celebrará este sábado- se considerara la posibilidad de permitir a las organizaciones provinciales expedir su propio 'carné de prensa', de modo que puedan inscribir a personas que no pertenezcan a la FAPE y que no figuren en el Registro de Periodistas (de inscripción voluntaria). Es decir, tener la posibilidad de inscribir miembros que no cumplan con los criterios que exige la Federación.
Esta solicitud ha hecho que una quincena de asociaciones se levante en armas, al considerar que perjudica a los intereses de los periodistas y a la propia profesión. Como era de esperar, ha salido a la colación el asunto del “intrusismo”, que algunos de los opositores a la APM consideran que fomenta esta propuesta. “En la batalla por la consideración y prestigio de la profesión periodística es fundamental que las personas que accedan a ella tengan la formación correspondiente. Si cedernos en aspectos tan cruciales corno este y nos 'hacemos trampas en el solitario', flaco favor se hace a la coherencia y reputación de nuestro colectivo”, expone la asociación de La Rioja, en un comunicado interno al que ha tenido acceso este periódico.
¿Qué hay de los fotógrafos?
Fuentes de la FAPE han explicado a Vozpópuli que entre sus socios hay actualmente dos corrientes. A un lado se encuentra la que defiende que sólo los titulados en Ciencias de la Información -y los que obtengan la venia del Comité de Garantías- puedan formar parte de esta colectividad. A otro, la que defiende que otro tipo de profesionales que trabajan en los medios de comunicación, como los foto-reporteros o los camarógrafos, estén presentes en la organización, con voz y voto, dado que comparten la misma problemática que los periodistas. En este último punto se encontraría la APM, que es la que cuenta con un mayor número de afiliados.
Los criterios que utiliza el Comité de Garantías de la FAPE fueron determinados en 2006, es decir, antes de que se iniciara la caída en picado de la prensa escrita y de que eclosionaran los periódicos digitales y los nuevos medios audiovisuales en internet. Una parte de los miembros de la Federación considera que el 'modus operandi' de dicho Comité debería tener en cuenta las exigencias de esta nueva realidad.
Lo cierto es que la batalla que tiene lugar estos días en el seno de la FAPE es la enésima que tiene lugar en el seno de una profesión en la que las rencillas entre empresas y entre sus propios practicantes han sido habituales durante las últimas décadas.
La crisis económica ha acrecentado alguno de sus principales problemas, como las presiones, la precariedad laboral o el desempleo. Según refleja el periodista Sergio Varela en su tesis doctoral ('Influencia de la crisis de las empresas periodísticas en la calidad informativa'), sólo entre 2008 y 2014 cerraron en España 364 medios de comunicación, lo que afectó a 11.875 trabajadores. Dedicados al periodismo y a otras tareas que se desarrollan en estas empresas.