Tengo la teoría de que la III Guerra Mundial no ha explotado todavía porque es imposible hacer bandos coherentes. Internet, Twitter y la sobre información han creado tantos conflictos y tantas divisiones que es imposible agruparse. Por ejemplo: los aliados previsibles de Estados Unidos serían Europa, Israel y el resto de occidente, pero los trumpistas (que son la mitad de la población) se sienten más cercanos al conservadurismo de Rusia que al mundo woke de los 200 géneros y el salchichón vegano.
Los musulmanes no van a aliarse para luchar contra Israel cuando llevan 1.500 años apuñalándose entre sunitas y chiitas por ver quién se queda con la marca Islam. Con Alemania no va a querer ir nadie porque ahora estudian mucho las estadísticas y no se le dan bien las guerras mundiales. Incluso dentro de los mismos bandos habría división. Tú estás combatiendo con los aliados y descubren que eres runner, te pueden acusar de 'gordófobo' los 'body positive'. O estás tranquilamente fumando un pitillo en la trinchera contando que veías El Hormiguero y te cosen a puñaladas ahí mismo los que veían La Revuelta de tu división.
La hemos liado parda enfrentando a la tanto a la gente que no es posible formar bandos para una guerra. Pero también tenemos la solución delante de nuestras narices: la inteligencia artificial. Con la IA vamos a poder crear burbujas comunitarias de gente con nuestro perfil social afín seleccionadas por un superalgoritmo. Si tus gustos cambian, un robotaxi de Tesla te recogerá y te trasladará a otra burbuja social por un paisaje apocalíptico.
Me lo imagino algo así: “Marina, este es Juan, tu nuevo marido. Es el perfil más afín a ti que hemos encontrado entre 4.000 millones de homo sapiens varones heterosexuales cisgénero. Cómo tú, es alérgico al marisco, dice que de música escucha un poquito de todo pero sólo conoce canciones de reggaetón y según su información neuronal es bastante fiel pero podría plantearse un intercambio de parejas si se pasa con el vino. Tal como pediste.
Nuestros ancestros solucionaban sus problemas agrupándose en dos bandos opuestos, luchando a ver qué bando provocaba un genocidio en el otro y luego pasando 50 o 60 años de tranquilidad hasta que apareciese otra generación. Nuestro futuro se parece más a First Dates y todo por culpa de Twitter. Pero Twitter también nos hace saca unas risas de vez en cuando.