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Dime cuántos baños tienes y te diré…

Hemos pasado de cero a infinito en menos de setenta años. Las casas de los años 30 rara vez tenían cuarto de baño y ahora... quien más quien menos tiene como mínimo dos. Y porque no puede tener más. Algo hay en el cuarto de baño que resulta ser la medida del confort. Y si subimos un peldaño más, resulta ser la medida de la fortuna.

Cuanto más dinero tienes, más cuartos de baño quieres. Bill Gates no sólo es el más rico del mundo sino el que más tiene en su casa: 24. Su casa es la más grande del mundo, o eso se dice, pero, con 7.000 metros cuadrados la afirmación tiene base. Está en Seattle, frente al Lago Washington.

Pero si el cuarto de baño es la medida universal de la riqueza, las chimeneas son su paralelo. ¿Cuántas tiene Bill? Seis. Tantas como cocinas. ¡Además tiene un garaje subterráneo para 30 coches y un salón para recibir visitas. ¡Y le caben 120! Todos conectados mediante un pin personal al ordenador central de la casa que, además de guiarles y saber en todo momento dónde se encuentran, les agasaja con sus gustos personales. Su piscina es de mármol de carrara, tiene hilo musical bajo el agua, biblioteca, sala de cine, un minigolf de 18 hoyos y hasta un río artificial. Todo esto le ha salido por 53 millones de dólares. Mirándolo bien, es una ganga. No hay que olvidarse de dónde está: en Seattle, que ya sabemos por Frasier que allí llueve siempre y como no sea a cenar a sitios caros o ir a la ópera hay poco que hacer.

En el ranking de cuartos de baños le sigue Donald Trump: 15 cuartos de baño y 8 aseos. Pero si Bill le gana en baños, Donald arrasa en metros: 20.000 metros cuadrados. Ese es el tamaño de su mansión de Palm Beach, en Florida. Le costó 125 millones de dólares. También tiene piscina, claro, de unos 30 metros de largo y, por si algún amigo se quiere quedar a pasar la noche, 17 dormitorios. Oprah Winfrey les pisa los talones: tiene 14 en su “Tierra Prometida”, la mansión de Santa Bárbara, en California. Pero…¡Les gana a todos en chimeneas! ¡Tiene 10! Pagó un poquito más: 65 millones de dólares, y aunque es más pequeña, tiene sol... ¡Chinchate Bill!

Aunque no tiene tantos baños, Roman Abramovich, el magnate ruso más famoso y dueño además del Chelsea, barre con su poderío. Tiene la casa más cara de Gran Bretaña: una mansión victoriana de varios pisos y por la que ha pagado 150 millones de libras. Por supuesto, la casa cuenta con piscina cubierta, sauna y salón de juegos, pero tan solo tiene 8 dormitorios y 6 cuartos de baños. Sin embargo, yo soy fan de Warren Buffet, porque en los tiempos que corren, tanto derroche queda muy ordinario y lo que de verdad mola es la austeridad. Buffet pagó 31.000 dólares por su casa de tres dormitorios de Omaha, Nebraska, en los años 50. Hoy la casa se ha revalorizado hasta los 700.000, y ahí sigue el bueno de Buffet, conduciendo su propio coche y con el salario más bajo de todos los presidentes de las 500 empresas más poderosas de Estados Unidos: 100.000 dólares anuales.

Según la biblia que toda mujer debería consultar antes de buscar marido, el Forbes, Buffet ocupaba el número 1 como persona más rica del mundo en 2008, hasta que lo destronó Bill Gates en el mismo año. Ahora ha pasado a la cuarta posición con una fortuna que asciende a más de 44.000 millones de dólares. Su amigo Bill ha pasado ahora a segunda posición y el tercero es nuestro español más internacional, Amancio Ortega, de cuyo número de cuartos de baño no se sabe nada. El primero es Carlos Slim, libanés establecido en México que diversificó su fortuna inteligentemente en compras en Apple y Microsoft. De este último no conocemos el número de baños pero sí sus últimas inversiones: 140 millones de dólares en un bloque de once pisos en la Quinta Avenida de Nueva York y, la joya de la corona: la mansión de una sola pieza en el 1009 de la misma Avenida, con vistas a Central Park y al Museo Metropolitan. Esa le ha salido estupenda: ¡44 millones! ¡A ver quién le gana a baños!

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