La ex duquesa de York Sarah Ferguson ha reaparecido en los medios de comunicación protagonizando la portada del último número de la revista Vanity Fair. Ferguson vuelve al foco mediático tras haber intentado vender a un jeque árabe su conexión con la familia real británica en 2010. El supuesto jeque resultó ser un reportero de The News of the World, que publicó un vídeo de la negociación. Su desaparición formó parte de la estrategia ideada por la agencia Bell Pottinger, a los que contrató para gestionar la crisis que originó su decisión. 

Tras este suceso, la ex duquesa ha intentado limpiar su imagen de toda manera posible. Y parece que el escándalo sobre prostitución de menores en el que se ha visto salpicado su ex marido la puede ayudar a volver al foco mediático. Ferguson se ha convertido en la defensora número uno del príncipe, al que define como "el hombre más maravilloso del mundo". Ambos comparten una vida en común ya que viven en la misma casa a pesar de haberse divorciado hace más de 20 años. En el perfil publicado en la revista se revela además que si no se ha vuelto a casar con él es por culpa de Felipe de Edimburgo, ya que, como dicen, es "su mayor enemigo en el palacio".

Problemas económicos desde su divorcio

Sarah Ferguson y el príncipe Andrés se divorciaron en 1992. Desde entonces la vida de la ex duquesa se ha visto salpicada por los escándalos y por sus intentos de mantener el estatus económico adquirido con el príncipe. Ferguson se ha arruinado varias veces, ha protagonizado realities, ha promocionado productos adelgazantes, ha publicado más de una decena de libros infantiles, varias autobiografías y numerosos libros sobre estilo de vida. Además, da charlas sobre cómo ser buena madre o sobreponerse a las adversidades por la friolera de 200.000 euros. Un extenso currículum que ha hecho que la opinión pública la considerara una mujer codiciosa que solo quería aprovecharse de la familia real británica.