Hoy termina la Navidad, esa época en la que los occidentales celebran el nacimiento de Jesús emborrachándose, comiendo en exceso y gastándose los ahorros en lotería, exactamente lo que Cristo predicaba. Al final los Reyes le han dejado un paquete a Íñigo Onieva en la mansión Preysler, un paquete de carbón pero un paquete al fin y al cabo. Íñigo ha vuelto a casa por Navidad, se ha reconciliado con Tamara. Han sido unas fiestas movidas en casa de los Preysler porque Isabel lo ha dejado con Vargas-Llosa en lo que promete ser uno de los culebrones de este 2023. Dicen que el escritor estaba harto del show mediático que rodeaba a Isabel, él sólo conocía de ella su vertiente literaria: era la mujer que más páginas había escrito en el HOLA. También que la Preysler estaba con él por interés y sólo quería ampliar su currículum. Había salido con un ministro y un disco de diamante y ahora quería un Premio Nobel. A mí siempre me pareció extraño que un premio Nobel fuese padrastro de Enrique Iglesias.
Isabel y su hija han subido una foto con el árbol de Navidad a sus redes en las que se ve que por su casa han pasado los Reyes Magos, los pajes y toda la cabalgata. El Vaticano también ha compartido una foto del árbol de Navidad, en este caso con el cadáver del Papa Benedicto. Una foto bastante desconcertante. Al menos no vamos a empezar 2023 con más Papas de la cuenta, que da mal augurio.
Este sábado es 7 de enero, el día en que los gimnasios suben en bolsa, pero por muchos excesos que hayas cometido este año, no estás al nivel de los de la rave de La Peza. Esa gente que aguanta cinco días de fiesta a base de anfetas pero que luego saca bien los triglicéridos. Los vecinos están encantados y han pedido que se siga celebrando la rave en el pueblo. Primero a ver el Belén y luego a ver los chavales bailar drum&bass con los ojos fuera de las órbitas. Dicho esto no tenemos ningún derecho a juzgar la dieta de esa gente nosotros que hoy comemos Roscón de Reyes, esa aberración culinaria compuesta de bizcocho, nata, fruta escarchada, habas y trozos de plástico. El Frankenstein de los dulces.
Los hashtags del Tuitopía de hoy son #Preysler #Reyes #Rave y #VelatorioNavideño.
Risto Mejide y Andrew Tate han sido los TT de la semana. El primero acusó en las campanadas a otras cadenas de ganar audiencia vendiendo la muerte de un ser querido o un embarazo en supuesta alusión a Ana Obregón y Cristina Pedroche. El segundo ha hecho el mayor ridículo del año: intentó ridiculizar a Greta Thunberg hablándole de su colección de coches de lujo, fue humillado por ella y detenido por la policía rumana por causas pendientes, al saber que se encontraba en el país por la caja de una pizza de un vídeo que le dedicó a Greta. Ahora la policía le ha confiscado su colección de coches. Netflix ya estará comprando los derechos de la historia.