Accidentes con fallecidos incluidos y problemas en la legislación sobre algo tan complicado como es la conducción sin conductor en ciudades y carreteras están frenando el desarrollo de la conducción autónoma, que arrancó hace unos años con mucha fuerza dando la impresión de estar preparada en muy pocos años para convertirse en una realidad, pero que ahora parece estar en un punto muerto que hace que su llegada no se vea ya como algo inminente.
Más que de conducción plenamente autónoma, las propias marcas empiezan a hablar de conducción “parcialmente automatizada”, es decir, una compleja tecnología de asistencia a la conducción para aumentar la seguridad pero, en ningún caso, hacer que el coche vaya de un punto a otro de forma completamente autónoma. Como explica a Efe Francois Guichard, ingeniero mecánico de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (UNECE), un organismo que trabaja en la regulación tecnológica de estos coches, "podremos ver pronto en las autopistas vehículos con conducción automática que puedan ayudar al conductor a relajarse cuando la situación esté bajo control, en ciertas circunstancias, y en el futuro esas situaciones serán cada vez más".
"El progreso técnico fue muy rápido en los comienzos pero ahora tenemos la sensación de que todo va más lento, porque estamos en la parte en la que el vehículo debería valerse por sí mismo y eso es más complicado de manejar", señaló el ingeniero. La impresión es que a la conducción 100% autónoma le queda demasiado camino por recorrer y son muchos los problemas que genera, tanto técnicos como legales, porque hacer convivir coches completamente autónomos con otros conducidos por conductores muy diferentes en sus hábitos resulta muy complejo.
"A raíz de los accidentes sucedidos se ha visto que no se podía acelerar tanto, que debía tenerse en cuenta la complejidad del asunto y que requiere tiempo"
"A raíz de los accidentes sucedidos se ha visto que no se podía acelerar tanto, que debía tenerse en cuenta la complejidad del asunto y que requiere tiempo", recalcó. La industria se encuentra actualmente, coinciden los técnicos, en un momento en el que los vehículos pueden automatizar tareas como la aceleración o el frenado, y en menor medida la dirección que se controla con el volante. Por ello, se estima que será viable que puedan conducir de forma autónoma en situaciones sencillas o repetitivas, como un atasco, pero el sistema siempre alertaría al conductor en caso de urgencia para que este tomara las decisiones.
Porque a todo ello se une la dificultad que están encontrando para legislar las responsabilidades en caso de accidentes, sobre todo a raíz de casos con fallecidos fruto de la tecnología autónoma. Hay que recordar que en 2018 ya se vivieron dos casos, uno por parte de Uber en el estado de Arizona y otro por parte de Tesla. En el primero, uno de los automóviles de pruebas de conducción autónoma de Uber provocó un accidente en el que murió una transeúnte. En el otro, también el año pasado, un conductor de un Tesla murió en un accidente en California mientras el sistema Autopilot de conducción autónoma estaba en funcionamiento y el conductor no tenía sus manos en el volante.
Ralentizar las expectativas
Accidentes que llevaron a marcas automovilísticas y empresas tecnológicas especializadas en el desarrollo de estos complejos sistemas a moderar las expectativas, y los sueños, de un mundo de automóviles autónomos llenando calles y carreteras. Uber, tras el accidente, decidió dejar de utilizar su flota de vehículos autónomos de pruebas.
Tesla, por su parte, ha moderado también sus predicciones de un futuro de conducción autónoma y ahora incluye una advertencia sobre la capacidad de la conducción autónoma absoluta. Como señala en su propia web, "el futuro uso de estas características sin supervisión dependerá de alcanzar una fiabilidad mucho mayor que la de conductores humanos demostrada con miles de millones de millas de experiencia, así como la aprobación de las regulaciones, que puede llevar más tiempo en algunas jurisdicciones". Toda una declaración que deja ver que la conducción autónoma como nos la imaginábamos no será una realidad a corto plazo.
Recientemente, en el Salón del Automóvil de Ginebra, un alto directivo de Volkswagen reconoció que quizás el sector ha sido demasiado optimista en sus previsiones sobre la tecnología de automóviles autónomos. En declaraciones a los medios de comunicación, Thomas Sedran, responsable de vehículos comerciales de VW, comparó el desarrollo de la tecnología que permitirá a los automóviles circular sin ninguna intervención humana con el envío de seres humanos a Marte. Anticipó también que el nivel 5 de vehículos autónomos, el que realmente permite que un automóvil circule sin que un ser humano intervenga de ninguna forma en el viaje, nunca podrá aplicarse de forma global dadas la exigencias tecnológicas que se requieren.