Extremadura se ha posicionado como una de las comarcas españolas con mayor proyección hacia uno de los elementos más relevantes para el coche eléctrico, las baterías, y lo está haciendo desde una doble vertiente, la de producción de las propias baterías, pero también como productora de litio, un mineral escaso y esencial para fabricarlas.
Y si la fábrica de Navalmoral de la Mata (Cáceres) va por buen camino y con plazos más o menos al día, el ambicioso proyecto de la firma canadiense Infinity Lithium, impulsora de una mina en Cáceres, estudia los plazos y mira ya más allá de 2028 cuando debiera estar operativa.
Bien es cierto también que la multinacional japonesa AESC, que promueve la gigafactoría cacereña y cuya primera piedra se puso el pasado mes de julio, ha presentado una modificación del proyecto, pero su intención es iniciar las obras dentro de unos meses.
Es más, el propio Gobierno extremeño ha anunciado esta semana que destinará 10 millones de euros en tres años para el plan de formación de los futuros trabajadores de AESC para esta fábrica de baterías de litio, tras aprobar en Consejo de Gobierno la calificación como estratégico del proyecto formativo.
Por contra, la economía del litio se ve con otro prisma en Cáceres, en concreto desde la firma Infinity Lithium y de su filial de Extremadura New Energies (ENE), cuyo proyecto de extracción y primera transformación de litio supone una inversión inicial de más de 1.430 millones de euros y la creación de unos 700 empleos directos durante al menos 26 años, lo que permitirá alcanzar una producción anual de 33.000 toneladas de hidróxido de litio.
En un comunicado remitido a la Bolsa australiana, Infinity Lithium traslada que ya ha informado al Gobierno regional de las limitaciones que existen a la luz de "las malas perspectivas actuales para la industria automotriz en Europa" y, específicamente, cómo esto está afectando al mercado del litio y las baterías.
Avala esta consideración afirmando que los precios del litio se han visto afectados significativamente en los últimos 18 meses, debido a un crecimiento interanual reducido en la demanda de productos químicos de litio por "una menor adopción de vehículos eléctricos, particularmente en los mercados occidentales".
Casi 20 millones en subvenciones recibidos
Dicho impacto, añade Infinity, ha provocado que los precios del litio se deterioren en más de un 80% desde su máximo en 2022. Como resultado de estas condiciones actuales, varias operaciones en todo el mundo -remarcan en el comunicado- han sido puestas bajo cuidado y los proyectos de mantenimiento y de baterías y cátodos posteriores se han retrasado.
Por ello, la compañía ya solicitó a la Junta una extensión del tiempo permitido para utilizar la subvención recibida en 2023 del PERTE VEC, cifrada en 18,8 millones de euros, más allá del plazo previsto de 2028. Sin embargo, y según la propia empresa canadiense, el Gobierno extremeño se lo ha denegado.
"Es posible que sea necesario actualizar la fecha y los plazos de entrega", expone la empresa, que, no obstante, remarca que habrá una demanda a medio y largo plazo de litio producido en Europa.
"Infinity está enfocada en posicionar el proyecto minero cacereño en un lugar fuerte para aprovechar las mejoras condiciones del mercado cuando llegue el momento para continuar con sus ambiciones de sentar las bases de una cadena de valor integral de las baterías de iones de litio en Europa".
Ya en septiembre, Infinity Lithium anunció que acometía un importante ajuste presupuestario en aras de adaptar el funcionamiento de la empresa a la realidad del sector de litio. Este ajuste se debe, según se expuso, a la situación provocada por la ralentización de las ventas de vehículos eléctricos en todo el mundo y, especialmente, en Europa.