Motor

KTM Freeride E-SM; la primera eléctrica de asfalto del fabricante austríaco

Es una de las marcas referencia en lo que a la moto de campo se refiere y una de las pioneras en aplicar en sus modelos off-road la tecnología eléctrica. Ahora, da el salto a la carretera con una Freeride tan silenciosa como económica… una vez comprada.

  • La Freeride E-SM es la primera versión eléctrica de KTM dirigida a la carretera.

Porque no se trata de un modelo precisamente barato, 11.300 euros, pero una vez hecho el desembolso, el sistema de propulsión eléctrica permite recargar la batería por menos de 1 euro de coste, aunque la autonomía tampoco resulte especialmente elevada. Se calcula unas dos horas antes de agotarlas, aunque el tiempo de recarga no es muy elevado, algo menos de hora y media para llevarla al 100% de su capacidad y apenas 50 minutos para que alcance el 80% de su carga.

Para su desarrollo, KTM ha echado mano de las versiones de campo que lanzaron al mercado el año pasado. Destaca lógicamente la configuración del motor, fabricado con cárteres en aluminio y que trabaja con disco rotor de imán permanente, sin escobillas, transmitiendo la fuerza a un eje que conecta con un grupo de transmisión con tres piñones. La mecánica prescinde de embrague y caja de cambios, situando la batería encima del motor, donde va ubicado el depósito de gasolina en las versiones de motor de combustión. La batería la forman 360 pilas de ion-litio de la marca Samsung y se recarga mediante un cargador conectado a la red convencional.

Para ponerse en marcha, basta pulsar el botón de arranque y seleccionar entre los tres modos de funcionamiento del motor, económico, estándar o avanzado. El primero de ellos está configurado para el ahorra de energía, muy necesario cuando el testigo luminoso pasa de amarillo a rojo indicándonos que solo nos resta un 20% de carga. El segundo modo ofrece una curva de potencia que va de menos a más, pensado sobre todo para carretera, mientras que el último de ellos, ofrece la máxima capacidad de aceleración. Eso sí, circulando en este último modo, la duración de batería es bastante más limitada, y apenas dura poco más de media hora.

Respecto a las versiones de campo, la Freeride E-SM de asfalto dispone de soluciones específicas para rendir al máximo en carretera. Además de los necesarios y obligados intermitentes y retrovisores, las suspensiones tienen un recorrido más corto, el tamaño de las llantas se ha reducido hasta las 17 pulgadas y monta neumáticos deportivos Pirelli Diablo Rosso. Eso sí, no hay palanca de freno de pie, sino que el disco trasero se acciona desde una maneta.

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