Las restricciones al tráfico en Madrid en función de las matrículas acaban de inaugurarse. Aunque es un hecho de momento puntual, todo parece indicar que a largo plazo va a ser algo cada vez más habitual, y que acabará extendiéndose a otras grandes ciudades españolas. Moverse en ciudades como la capital madrileña será cada vez más complicado, y en este escenario gana enteros la movilidad eléctrica. Pero, ¿compensa a largo plazo un turismo eléctrico frente a un diésel? Con el Zoe 240 y el Clio dCi, analizamos los gastos que suponen uno y otro al cabo de tres años.
De entrada, el precio del Zoe oficial es de 22.125 euros, aunque hay que descontar las ayudas del Plan Movea que, aunque no está oficialmente aprobado para 2017, es casi seguro que así será. Si se mantiene los 5.500 euros, el Zoe cuesta realmente 16.600 euros, mientras que el Clio diésel de similar potencia y cambio automático (dCi 90 CV EDC) sube hasta 18.000 euros. Al Zoe hay que sumarle el coste del alquiler de la batería, que suponen 59 euros/mes, 2.100 euros en tres años. Por tanto, el precio de partida de uno y otro se iguala bastante. En este plazo de tiempo, también entran en juego los gastos de mantenimiento. Renault estima que el Zoe puede ahorrar más de un 20%, al no tener que sustituir aceites ni filtros y al ofrecer una mayor longevidad de las pastillas de freno dada la retención del motor eléctrico en las deceleraciones. También el seguro juega a favor del Zoe, aunque las diferencias dependen mucho de las compañías, que en general ofrecen precios algo más económicos para el eléctrico.
Pero uno de los puntos donde más habría que incidir en el coste de mantenimiento radica en el consumo que supone moverse a diario. Con una tarifa eléctrica con discriminación horaria nocturna, cuando habitualmente se recargan las baterías, el coste del Zoe supone 1,5 euro/100 km, con una única limitación de una autonomía que, en el caso de nuevo Zoe 240 (el Zoe 400 llega a principios de año) hemos podido medir en unos 160/170 kilómetros reales combinando ciudad y algo de extrarradio, una cifra que ya permite moverse con bastante libertad a diario viviendo incluso fuera del centro urbano. En su caso, el Clio dCi 90 nos ha ofrecido un consumo en las mismas condiciones de 4,9 l/100 km, lo que se traduce en números redondos en unos 5 euros/100 km. A un ritmo de unos 10.000 kilómetros anuales en ciudad, el Clio necesita 500 euros de combustible, 1.500 euros en tres años. El Zoe, se conforma con unos 150 euros. Eso sí, sería aprovechando cada recarga de baterías por completo, es decir, sin recargar las mismas cada noche para disfrutar al día siguiente de la máxima autonomía.
En tres años, por tanto, el coste de Clio dCi 90 EDC sumaría un total de unos 19.300 euros frente a los 20.300 del Clio. Y a ello habría que añadir que el Zoe en ciudades como Madrid o Barcelona disfruta de exenciones de pago al aparcamiento en zonas reguladas o en las autopistas de peaje de acceso al centro urbano. Para cálculos a mucho más largo plazo, en el caso del Zoe podría interesar la opción de comprar la batería en propiedad. Supone un añadido de 7.500 euros sobre el precio final, y empezaría a ser rentable a partir de unos diez años o si el kilometraje anual se mueve por encima de los 15.000 kilómetros.
Pero gastos y cifras al margen, lo que más diferencia a uno y otro se encuentra lógicamente en su conducción. De entrada, al ir la batería del Zoe situada bajo los asientos resulta 16 centímetros más alto que el Clio y los asientos delanteros no tienen reglaje en altura. Un pequeño inconveniente para ajustar de la mejor forma posible la postura de conducción. Una vez acomodados, el Zoe se pone en marcha pulsando el botón de arranque del salpicadero, pero no emite ruido ni vibración alguna, y la palabra “Ready” en el cuadro de mandos nos indica que podemos iniciar la marcha. No tiene velocidades, sólo una palanca para la marcha atrás, punto muerto o párking. Frente al Clio dCi EDC, ofrece una aceleración desde parado más enérgica, respondiendo con mayor rapidez al acelerador.
Respetando los límites de velocidad, el Zoe seguiría sin problemas el ritmo del Clio, con unas suspensiones además que en carretera ofrecen un elevado nivel de confort. En este sentido, sólo la autonomía deja en evidencia al Zoe fuera de la ciudad. Deseosos estamos ya de probar el nuevo Zoe 400, que debiera moverse en carretera en cifras de autonomía real por encima de los 250 kilómetros sin problemas. De ser así, podría considerarse al Zoe como un turismo casi convencional.