Pedro Sánchez necesita ser investido, cuanto antes mejor, si se quiere acabar con el actual bloqueo institucional. No va a haber nada hasta que no haya presidente, es decir, no van a haber ni presupuestos, ni negociaciones para salir del conflicto político catalán, ni acuerdos de Estado, por ejemplo, en pensiones, en educación, o en general en materias de bienestar.
Es necesario y urgente tener un Gobierno en marcha. El líder del PSOE, a día de hoy, va a pasar a la historia de la democracia política como el que más tiempo ha sido presidente en funciones. Está claro que el primer responsable de esta situación es él, pero los demás actores políticos también. Hablo del expresidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que no supo leer los resultados obtenidos tras las elecciones del 28-A. También de un Pablo Casado que se está pareciendo a Rivera en su “no es no” a Sánchez. Sin embargo, quien en las últimas 24 horas está complicando la situación para una investidura es el propio compañero de filas de Sánchez, el señor José Luis Ábalos, quien ha demostrado estar a por uvas.
El número tres socialista debería haber medido mucho más sus palabras y no hablar de las negociaciones que llevan a cabo los dos partidos desde hace semanas
Consciente de lo difícil que debe ser una negociación con un partido que es independentista y que tiene a su líder en prisión por saltarse la ley y convocar la independencia, debería haber medido sus palabras y no hablar de las negociaciones que durante tres semanas están llevando a cabo ambos partidos. Aquí no estamos para que unos y otros se marquen un farol, ni para que ahora ERC se sienta totalmente ofendida.
Cierto es que Ábalos debería haber hecho uso de las palabras vacías, como bien nos tiene acostumbrados y no hablar de lo que no le corresponde o por lo menos no le beneficia a Sánchez, tan sencillo como decir -por mucho que insistan los periodistas- que las negociaciones siguen su curso. Fin. Pero ha conseguido meterse en un berenjenal descartando la unilateralidad que jamás ha descartado ERC, pese a que sí que ha pospuesto adentrarse en esa vía. No ha lugar, en el panorama patético en nuestra política actual, tanto en Madrid como en Barcelona, a salirse de las palabras vacías porque el contenido debe estar dentro de los despachos en los que se negocia.
Esto no debe ir de libertad de presos, tampoco de saltarse la legalidad, esto debe ir, como ha propuesto ERC, de sentarse a hablar y negociar la forma de cómo se sale de una situación política enfermiza tanto en Cataluña como entre Cataluña y el resto de España. Triste es que deba depender una investidura de un partido independentista, en esto la culpa no es solo de Sánchez. Casado lo podría haber evitado, Arrimadas puede evitarlo. A veces en política se ha de ver cual es el mal menor en lugar de actuar siempre a la contra que no nos va a llevar a nada bueno para resolver cualquier conflicto que se precie. Ahora necesitamos políticos a la altura y los que no lo estén que dejen paso, queda mucho por hacer en esta España viciada por la corrupción.