Opinión

Aprende a heredar como Irene Montero

Lo que me ha dejado tocada es saber que hay quien hereda bien y quien hereda mal, y que yo pertenezco al grupo de los pringados que no sabemos heredar

  • La ministra de Igualdad Irene Montero

Nunca le estaré lo suficientemente agradecida a Irene Montero por las lecciones que he aprendido, tras ver el vídeo en el que una señora cualquiera tuvo la osadía de decirle a la señorita ministra que, viviendo modestamente, con su marido trabajando desde los 14 años, quería saber cómo ha podido ella comprar un chalé como el que tiene.

Tengo que reconocer que vi el vídeo temiendo por la integridad física de esa señora, porque no hay que ser experto en lenguaje no verbal para apreciar la agresividad y la rabia en la respuesta de la autoproclamada víctima de violencia política. Pero el histrionismo que caracteriza cualquier aparición de la señora Montero ya no sorprende a nadie. Lo que me ha dejado tocada es saber que hay quien hereda bien y quien hereda mal, y que yo pertenezco al grupo de los pringados que no sabemos heredar.

Dice doña Irene que uno de los motivos por los que ha podido comprarse un chalé con piscina y todos los lujos es porque su padre falleció y ella heredó al ser hija única. Pues chata, explícame cómo hay que hacerlo, porque mi padre falleció hace siete años y el resultado fue soltar varias decenas de miles de euritos, para que mi madre pudiera seguir viviendo en su casa, como había hecho hasta entonces.

Por lo visto, lo de los bienes gananciales está muy bien en vida, pero, si te mueres, lo tuyo es tuyo y no de tu mujer, si lo quiere, que pague

Por si alguien no sabe cómo va esto de las herencias, al fallecer mi padre, descubrimos que mi madre era propietaria de la mitad de su casa, que tenía que heredar una parte de la otra mitad y que para ello tenía que pagar impuestos. Sí, mi madre, que compró su casa junto a mi padre, que la pagaron poco a poco durante diez años y con mucho sacrificio, que ha vivido en ella los últimos 60 años, ha tenido que pagar un dineral para poder seguir viviendo en su casa. Los hijos, que heredamos una parte de esa otra mitad que era de mi padre, también pagamos. Por lo visto, lo de los bienes gananciales está muy bien en vida, pero, si te mueres, lo tuyo es tuyo y no de tu mujer, si lo quiere, que pague.

Así que yo soy de esas pringadas que hereda y lo que hace, en lugar de comprarse un chalé en una urbanización de lujo a las afueras de Madrid, es pagar. Que sí, que podía haberle exigido a mi madre la “legítima”, obligando así a mi madre a vender su casa para pagarme la herencia de mi padre y que se fuera a vivir debajo de un puente, pero es que yo no soy una malnacida y quiero a mi madre.

Todas esas cosas he necesitado para comprar un piso en Madrid, que terminaré de pagar cuando me jubile. Lo que no he necesitado es una herencia ni una pareja

Lo más alucinante de todo no es que Irene tenga una buena herencia cuando fallece su padre y en lugar de soltar pasta, para mantener en la familia la casa de sus padres, la reciba, no. Lo más sorprendente es que es capaz de heredar incluso antes de que se muera su padre. Ahí ya me has dejado loca, Irene, porque te compraste la masioncita en mayo y tu padre falleció en junio, un mes después, según tengo entendido. El mío falleció un septiembre y no voy a contar las cosas que tuve que hacer para que mi madre pudiera disponer por fin, y muchos meses después, del dinero de las cuentas, porque no quiero ir a la cárcel. Seguro que la culpa es mía porque soy muy torpe, no como Irene: que hereda antes de que fallezca su padre y se compra un casoplón con una hipoteca sin intereses. A mí el banco me cobra hasta 25 céntimos por enviarme una carta en papel a casa.

Fíjate si soy torpe que si a mí me preguntas cómo he conseguido lo mucho o lo poco que tengo, he de responder que por mí misma, gracias a mi trabajo, mi esfuerzo, mi tesón y mi sacrificio. Todas esas cosas he necesitado para comprar un piso en Madrid, que terminaré de pagar cuando me jubile. Lo que no he necesitado es una herencia ni una pareja.

Yo conozco señoritas a las que su amiguito, en vez de un ministerio, les pone un pisito en la Castellana y les compra bolsitos de Louis Vuitton

¿No te da vergüenza, Irene? Como adalid del feminismo, vendiéndonos todo el día la figura de mujer empoderada, dictándonos a todas las mujeres lo que tenemos que hacer, lo que podemos o no consentir y cómo tenemos que vivir… ¿De verdad no te da vergüenza reconocer que lo que tienes en esta vida se lo debes a tu padre y a una pareja del sexo masculino y cis hetero? (Una o las que sean… que tampoco me apetece echar las cuentas).

Que no tiene nada de malo, si yo conozco señoritas a las que su amiguito, en vez de un ministerio, les pone un pisito en la Castellana y les compra bolsitos de Louis Vuitton, pero son honestas y no pretenden que te dirijas a ellas con el tratamiento de vuecencia.

Aunque teniendo en cuenta que las cualidades que para ti son relevantes y únicos puntos a destacar, para que una mujer pueda optar al puesto de alcaldesa de una ciudad, son que sea sorda, bollera y feminista, qué diantres hago yo hablándote de trabajo, esfuerzo, tesón y sacrificio, corazón mío, si es como si me hablaras tú a mí en cantonés.

No me entiendas mal, Irene, si yo te admiro muchísimo, que no quisiera yo que me hagas un vídeo señalándome de cualquier cosa o que cuelgues mi foto en la Gran Vía, si yo lo único que quiero pedirte es el teléfono de tu gestor y de tu asesor inmobiliario. Hazme el favor, hermana, sororidad.

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