Opinión

Calviño, las instituciones y el cortijo

Génova 13 roza el ridículo al nombrar como representante del PP a un economista que no es de la confianza del PP, sino del PSOE. Well done, Alberto

  • La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño. -

El episodio ocurrido en las últimas 48 horas en el Banco de España con motivo del nombramiento de nuevos consejeros, con la abrupta dimisión del recién elegido como “cuota” PP, Antonio Cabrales, que ha resultado ser un muy querido amigo del PSOE, y que ayer dio ocasión a unas risas en el mundillo del periodismo económico y del establishment financiero madrileño -como ayer relataba magistralmente en este diario Juan T. Delgado-, es un asunto objetivamente menor desde casi todos los puntos de vista, incluido su impacto, mínimo por no decir nulo, en el funcionamiento del antiguo banco emisor, pero es muy mayor en lo que atañe a la calidad democrática de este Gobierno, a su condición de socio infiable a la hora de cumplir pactos heredados del pasado, y al maltrato a unas instituciones a las que viene considerando un cortijo en el que hacer y deshacer a su antojo. Un retrato de cuerpo entero de lo que viene siendo, haciendo y deshaciendo el Gobierno Sánchez desde junio de 2018.   

Desde siempre, el Gobierno de turno ha nombrado al gobernador del BdE y a tres consejeros, normalmente uno para la Comisión Ejecutiva y el resto para el Consejo de Administración, mientras la oposición nombraba al subgobernador y a dos consejeros, uno de ellos para la Ejecutiva. Pero en diciembre pasado, al acercarse la renovación de los consejeros Carmen Alonso (designada por el PSOE) y Fernando Eguidazu (por el PP), cuyos mandatos vencían el 3 de febrero pasado, al BdE empiezan a llegar señales de humo según las cuales Nadia Calviño, ministra de Asuntos Económicos, no iba a respetar el pacto porque pretendía dejar al PP sin representación en la institución. A tomar viento. Eran consignas de un Pedro Sánchez deseoso de vengarse de la negativa del PP a renovar el CGPJ y, subsidiariamente, el Constitucional, motivo este del insomnio permanente del guapo Antonio. Y desde el noble edificio de la plaza de Cibeles envían un cable a Génova 13: “Oye, que estos no van a respetar el dichoso pacto y os quieren dejar sin representantes en el banco”. 

Génova 13 roza el ridículo al nombrar como representante del PP a un economista que no es de la confianza del PP, sino del PSOE. Well done, Alberto.

Y en torno a las fiestas de Navidad, el gobernador Pablo Hernández de Cos, uno de esos altos funcionarios de los que el español medio puede sentirse razonablemente orgulloso, se acerca a Moncloa para entrevistarse con Félix Bolaños, el amanuense de Sánchez, y hacerle ver la conveniencia de mantener a una institución del prestigio del BdE, con su estatuto de autonomía, al margen de las luchas entre partidos. Resultado de lo cual, la señora Nadie se reafirma en su posición de romper el pacto, aunque, en un acto de generosidad, accede a que el PP tenga un representante en la Ejecutiva, al mismo tiempo que anuncia el nombramiento (cuota PSOE) como consejera de su ex jefa de gabinete Judith Arnal. Todo lo cual tiene tres lecturas o consecuencias. Primera, que el PP pierde un representante al romperse el relativo equilibrio Gobierno/oposición. Segunda, que al aceptar el nombramiento de la señora Arnal, el PP ‘blanquea’ un acto de nepotismo tan deslumbrante como la designación por la vicepresidente y ministra de Economía de su ex jefa de Gabinete, porque sí, porque yo lo valgo, porque utilizo las instituciones a mi antojo, porque el BdE es mi cortijo, como lo fue, lo es, la FGE a la hora de nombrar fiscal general a una ex ministra de Justicia, o como lo ha sido más recientemente el Constitucional a la hora de nombrar magistrados a otro ex ministro de Justicia y a una alta funcionaria de Moncloa, ello por citar solo dos casos del flagrante deterioro institucional al que estamos asistiendo desde que Perrochanches llegó al poder. Tercera, Génova 13 roza el ridículo al nombrar como representante del PP a un economista que no es de la confianza del PP, sino del PSOE. Well doneAlberto.

Volvamos al principio. A recalcar la importancia, muy relativa, más bien escasa, de este episodio. En una institución tan jerarquizada como es el BdE, el poder está en manos del gobernador que lo ejerce en toda su plenitud, de modo que el resto son meros figurantes a sus órdenes. Sí, para la oposición tiene su importancia contar con un representante dentro de los organismos de la casa para estar puntualmente informada de lo que ocurre en materia de política monetaria, BCE, etc.; dicho lo cual esa importancia ha perdido también peso si tenemos en cuenta que ahora es el propio Hernández de Cos quien se encarga de entrevistarse con regularidad con Gobierno y oposición para darles cuenta de las novedades que afectan a la institución que dirige.

Si hubiera sido más dinero, nadie lo duda, la señora Calviño hubiera colocado a su marido en el Banco de España sin pestañear, como lo colocó en Patrimonio Nacional. Nadia, las instituciones y el cortijo

El resto son notas al margen. La de un Antonio Cabrales, por ejemplo, el hombre que dimite horas después de haber sido nombrado cuando en los medios salen a relucir sus simpatías con el movimiento independentista catalán, amén de su respaldo, vía “los abajo firmantes”, a la tesis doctoral “Cum Fraude” de Sánchez. Cosas todas que había borrado cuidadosamente de su cuenta de Twitter. ¿Por qué un personaje con un currículum académico formidable -doctor en Economía por California y catedrático de la Carlos III madrileña, además de ex director del departamento de Economía del University College London, y catedrático de la Pompeu Fabra- se presta a una operación de bandera falsa como es la de ingresar en el BdE como cuota PP cuando tu corazón está con el independentismo y el PSOE? Más inexplicable aún si tenemos en cuenta que la especialidad del sujeto no es la macroeconomía ni la política monetaria. Debe ser el ego, ese ego superlativo que atesora una clase de economistas que se consideran llamados al Nobel por derecho propio. Por dinero no será, porque 120.000 euros brutos no parecen gran cosa para quien acapara cargos y sueldos como si fueran conchas de playa. Si hubiera sido más dinero, nadie lo duda, la señora Calviño hubiera colocado a su marido en el Banco de España sin pestañear, como lo colocó en Patrimonio Nacional. Nadia, las instituciones y el cortijo.  

Judith Arnal, la ex jefa de gabinete. Licenciada en Economía y en Derecho por Navarra, Arnal es técnico comercial y economista del Estado. Otro gran currículo. “Es buen nombramiento, aunque podríamos decir que de puro milagro. Yo trabajé con ella cuando era jefa del gabinete del Secretario General del Tesoro. Además de muy buena técnica, no es nada sectaria. De hecho no entendimos por qué se fue al gabinete de Nadia sin ningún vínculo especial con ella, y de hecho apenas ha durado 6 meses. Está claro que no encajó y que le han buscado una salida digna”. Pero indigna en fondo y forma, porque una mujer valiosa, como sin duda parece serlo Judith Arnal, no debe prestarse nunca a los tejemanejes de esta embelesada admiradora de Sánchez, una mujer que ha roto con las prácticas de decencia y buen gobierno que rigen en las democracias consolidadas de nuestro entorno.

Seguramente el de Cabrales es un nombre que propone el propio gobernador y que Núñez Feijóo acepta sin más comprobación. El ridículo roza el escarnio

Y, en fin, el PP. El Partido Popular tenía a su disposición a una plétora de brillantes economistas, algunos próximos a la jubilación o en ella, que le hubieran servido con discreción y eficacia dentro del Consejo del BdE. Alguno incluso se había ofrecido. Ha tenido que ir a elegir fuera, y a elegir mal. Seguramente el de Cabrales es un nombre que propone el propio gobernador y que Núñez Feijóo acepta sin más comprobación. El ridículo roza el escarnio. Como las risas del personal. Ahora se dispone a presentar a un nuevo candidato cuyo nombramiento, tras el nihil obstat de doña Nadie, apruebe el Consejo de Ministros. Pero todo muy limpio, muy guay, muy profesional, porque “dentro de nuestro Plan de Calidad Institucional, abogamos por nombramientos de perfiles independientes de reconocida trayectoria y solvencia en las áreas correspondientes de cada institución u organismo”. Por ejemplo, el de José Luis Escrivá, ex presidente de la AIReF entre 2014 y 2020 por decisión de Mariano Rajoy, un independiente enrage que, oh prodigio, fue llegar Sánchez al poder y declararse ferviente socialista al servicio de la revolución de los pobres de este mundo. Cosas del PP de siempre, que seguramente no tienen arreglo.

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