Opinión

Diario 'El País', al rescate del sanchismo

El grupo Prisa se ha hecho cargo de la supervivencia del PSOE, que afecta a su propia supervivencia. Desde El País y La Ser se fabrica diariamente narrativa  destinada a servir como anestesia para millones de elector

  • El presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, saluda a los militantes y simpatizantes del PSOE en Ferraz -

El grupo Prisa se ha hecho cargo de la supervivencia del PSOE, que afecta a su propia supervivencia. Desde El País y La Ser se fabrica diariamente narrativa  destinada a servir como anestesia para millones de electores que votaron PSOE y se niegan a asumir que sus votos van a ser utilizados para avalar proyectos de secesión. La prioridad de ambos medios es hoy camuflar las concesiones inevitables para que Puigdemont haga presidente a Sánchez. La fábrica de cuentos sanchista no descansa.

Madrugaron para construir el relato de la “gran victoria” del PSOE. Tiene mucho mérito, teniendo en cuenta los datos. Desde que Núñez Feijóo es candidato, el Partido Socialista ha pasado de gobernar 11 comunidades autónomas a 4 y el Partido Popular, de 5 a 12. Añádanse gobiernos municipales, mayoría absoluta del Senado, o los 137 diputados, frente a 121, con un crecimiento de 52, por 1 del PSOE. ¿Arrasó Sánchez? Lo cierto es que el futuro del gobierno sanchista, y el de Prisa, depende de un prófugo de la justicia por liderar un golpe contra el Estado.

Es obvio que Sánchez ha organizado a conciencia un grupo de diputados a su servicio, que votarían a Jack el Destripador si él lo exige

No te pierdas el relato del “tamayazo”. Para leerle las intenciones a El País, debemos remontarnos a octubre de 2016, cuando 15 diputados socialistas votaron no a la investidura de Rajoy, contra el mandato de abstención aprobada por el Comité Federal y la dirección socialista. Aquellos disidentes, que fueron premiados después con las presidencias de Congreso y Senado o con el Ministerio de Defensa, hoy dirigen el partido. Las explicaciones de Margarita Robles como justificación de su indisciplina son para guardar, por cínicas.

Es obvio que Sánchez ha organizado a conciencia un grupo de diputados a su servicio, que votarían a Jack el Destripador si él lo exige. Lo que El País persigue con su narrativa sobre la “presión” a los diputados socialistas para que se abstengan en una investidura de Feijóo es desacreditar la legítima exigencia para que los electores no puedan ignorar el uso que se hace de su voto. ¿Denuncia inútil? No, si sirve para poner de relieve que los diputados del PSOE por Ciudad Real o Zamora votarán a favor de los planes del golpismo secesionista, justamente lo que quieren ocultarles desde Prisa.

Los murcianos que eligieron cuatro diputados que van a votar concesiones al independentismo tienen el derecho, y la obligación, de conocer qué van a hacer con sus votos, por más que lo intente disfrazar La Ser

Importa resaltar qué apoyan los diputados elegidos por cada distrito, sobre todo cuando se prepara un nuevo crimen contra la Constitución y se intenta que los electores miren para otro lado. Ahí está Jaume Assens, el encargado por Sumar para negociar con Puigdemont, el mismo que, a preguntas de Inés Arrimadas, explicó que en España hay ocho naciones, “Murcia, no”. Los murcianos que eligieron cuatro diputados que van a votar concesiones al independentismo tienen el derecho, y la obligación, de conocer qué van a hacer con sus votos, por más que lo intente disfrazar La Ser.

El truco comercial es simple. Emplean el prestigio logrado por El País en la Transición, incluida su defensa de la democracia en el 23-F, para la “banalización del mal” del secesionismo contra la España constitucional. Santos Juliá, el historiador de cabecera de Prisa durante décadas, publicó poco antes de morir “Demasiados retrocesos” (marzo 2019) para advertir del riesgo mortal para el Estado de hacerse los tontos frente a la amenaza. Hoy el diario de Prisa no le publicaría sus artículos.

Estarían muy interesados en vetar sus posiciones de constitucionalista insobornable. Dejó escrito sobre los actuales socios secesionistas del PSOE: “Se lo han saltado todo y siguen en sus puestos, ¿no es maravilloso?”. O, antes aún de los indultos, “el PSOE, para lograr la investidura, les abre la puerta a un muevo golpe parlamentario”. Denunció con poco éxito cómo, en Cataluña, convergentes y socialistas, aunque se dirigían a electores muy diferentes -independentistas, unos, y constitucionalistas, otros- coincidían en el objetivo común de “construir una nación catalana en un Estado plurinacional, con las miras puestas en una confederación o federación de estados nacionales”. Caminaba en dirección contraria a los intelectuales de pesebre.

Aunque ni uno solo de los diputados socialistas se dé por aludido, se les debe exigir dar la cara ante sus electores en cada distrito, y a estos, no banalizar el mal independentista

Murió en octubre de 2019, pero pudo ver las hechuras de Sánchez. Comparaba el proceso autodestructivo del PSOE con el sanchismo y el vivido en los años 30. No exageraba el historiador de culto de la izquierda. Cita el momento en el que el Lenin del PSOE, Largo Caballero, bloqueó en 1936 la entrada del partido en un gobierno de “unidad nacional” con Miguel Maura por la derecha e Indalecio Prieto por la izquierda. En la misma onda que la obsesión de Sánchez por provocar que el candidato del PP se estrellara en 2016 “contra la más hueca y obtusa de las barreras que en política se pude concebir, la del no es no”.

Es sabido que desde hace cien años los independentistas actúan siempre contra la Seguridad Nacional -en su flanco más sensible, el que afecta a la integridad territorial- cuando detectan una debilidad en el Estado. Contar hoy con la absoluta sumisión del PSOE para alcanzar sus objetivos contra España es su principal baza. Aunque ni uno solo de los diputados socialistas se dé por aludido, se les debe exigir dar la cara ante sus electores en cada distrito, y a estos, no banalizar el mal independentista. Importa, porque es ahora cuando se están decidiendo los resultados de la próximas elecciones.

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