Circula un vídeo por redes sociales donde vemos a Margarita Robles echando una señora bronca a unos ciudadanos afectados por la DANA en Valencia, que lo han perdido todo y que se encuentran en un garaje con el lodo hasta las rodillas. La soberbia que demuestra a la hora de darles las explicaciones que, con razón y con todo el derecho del mundo, le exigen estos vecinos, choca directamente con la imagen que tenemos de la reina doña Leticia, tragando lágrimas, mientras escucha los discursos, más o menos indignados, de la gente que encontraba a su paso en la visita que hicieron Sus Majestades a Paiporta.
Y disculpen mi frialdad, pero no me sorprende la actitud de la señora Robles. Es la actitud del PSOE, del socialista, a la que ya nos tienen acostumbrados y por la que pretenden que la culpa siempre sea de otro. Lo que sí que me sorprende es que haya gente exigiendo su dimisión, debido a este comportamiento y falta de empatía.
Contamos con un Gobierno en el que la corrupción salpica a prácticamente todos los ministros relevantes, al mismísimo presidente e incluso a su círculo cercano familiar, incluyendo esposa y hermano, donde no dimite absolutamente nadie y su única y mejor defensa y explicación se basa en cacarear todos al unísono: “eso es mentira”. Tenemos a un señor que ha decidido colaborar con la justicia, no para acusar de cometer delitos al presidente y a su banda, sino para confesar sus propios delitos, en los que parece ser que están involucrados todos ellos, lo cual, aunque para los de izquierdas parezca lo mismo, no lo es.
Aquí no dimite nadie, porque todo es mentira, todo son bulos y todo es una campaña organizada por la mega súper fascista ultraderecha
Aún así, y a pesar de que cuando Bárcenas quería soltar lo más grande por la boca, el PSOE se mostraba complaciente y decía cosas como que el Gobierno siempre apoyará a quien quiera colaborar con la Justicia, ahora que Aldama quiere hacer lo mismo, él no recibe el apoyo del Gobierno, lo que recibe es otro: “eso es mentira”.
Y mientras se habla de maletas con oro de aquí para allá, de millones que cambian de unas manos a otras, de tramas propias de una banda mafiosa organizada para enriquecerse robando el dinero, ya no solo de todos los españoles, sino también de los venezolanos que, por desgracia, se encuentran en una situación mucho peor a la nuestra, aquí no dimite nadie, porque todo es mentira, todo son bulos y todo es una campaña organizada por la mega súper fascista ultra derecha.
Pero la gente se indigna porque nuestra ministra de Defensa es soberbia, déspota y antipática. No dimite Marlaska, tras haber negado que conociera a Aldama y afirmar que no había ni siquiera cruzado una mirada con él, para luego demostrarse que le concedió la medalla al mérito de la Guardia Civil hace tan solo dos años, y cuya respuesta viene a ser algo así como: “pues se la quito en cuanto pueda”, vamos a esperar la dimisión de la señora Robles por borde.
Es más factible que recibamos otra carta a la ciudadanía del amadísimo líder, tachando de corruptos a jueces, periodistas y hasta al gato del vecino si osa mirarle mal, antes que presenciar la dimisión de alguno de estos políticos que nos gobiernan con el “eso es mentira”.
Cada día me queda más claro que a un señor que, para conseguir ser presidente de un país, ha pactado con toda la gente a la que el futuro de España le trae sin cuidado, no se le saca de la Moncloa si no es con unas esposas
Pero nosotros a lo importante, a hablar de que si Broncano no ha podido hacer el programa que quiere, porque los del Hormiguero son unos fachas. Llegados a este punto, ya que no dimiten los que deben, me pregunto si los ciudadanos podemos dimitir o algo, porque este juego ya es insoportable.
Con este panorama tan esperanzador que tenemos, yo ya no pido, exijo ni espero la dimisión de nadie. Cada día me queda más claro que a un señor que, para conseguir ser presidente de un país, ha pactado con toda la gente a la que el futuro de España le trae sin cuidado, no se le saca de la Moncloa si no es con unas esposas. Y ojalá me equivoque, pero los números no dan ni con una moción de censura que es el sí pero no del señor Feijóo.
Así que solo nos queda esperar paciente o impacientemente, eso ya va en cada uno y en el nivel de crispación o desesperación que maneje, a que la Justicia nos quite de encima a nuestro Nerón particular antes de que haga arder Roma, o a que se ponga el chándal y amenace con cerrar todas las redes sociales en nuestro país mientras encarcela a quien no le diga lo guapísimo que es. Y esa no seré yo, porque desde estas líneas me atrevo a afirmar, sin lugar a dudas, que nunca hemos tenido un presidente con la cara de Sánchez. De hermosa, me refiero. Por supuesto.
lablasca
24/11/2024 09:40
Hola Rosa. Me lees la mente: "Cada día me queda más claro que a un señor que, para conseguir ser presidente de un país, ha pactado con toda la gente a la que el futuro de España le trae sin cuidado, no se le saca de la Moncloa si no es con unas esposas."
ilox
24/11/2024 09:45
Excelente artículo. A mi lo que realmente me asusta es que las bases socialistas, "los de a pie", no hayan salido en espantada, ni un solo carnet de militante roto en público, Dios nos guarde del renovador que salga después de esto!
jumaca2018
24/11/2024 11:54
El problema es que españoles con categoría moral e intelectual, espíritu de servicio y que no precisan un escaño para vivir dignamente, no desean meterse en política conforme está hoy. Hay que recordar a Manuel Pizarro, un gran gestor de una gran empresa, que lo ficharon para diputado y duró muy poco. Los antiguos griegos les dieron nombre a las distintas formas de gobierno. En el blog "españoles quemados", refugio de cuatro jubilados, aparece la denominación del gobierno de los peores, de los menos capacitados. invitan a visitarlo y buscar la entrada: CAQUISTOCRACIA A LA ESPAÑOLA Gracias.
jm15xy
27/11/2024 00:43
Como el sistema político español es parlamentario (junto con los sitemas de las regiones españolas), siempre cabe la posibilidad de acabar con un gobierno mediante una moción de censura. Para evitar una moción de censura (y solo por eso) los primeros ministros en sistemas parlamentarios pueden intentar refrendar su mandato con unas elecciones extaordinarias. A falta de una mayoría suficiente, a la oposición, unida o dividida no importa, no le queda más que pedir la dimisión voluntaria, y el primer ministro (Pedro Sánchez Pérez Castejón) no tiene por qué hacerles caso. Otras herramientas de oposición política son las comisiones parlamentarias (que tampoco quitan al gobierno pero si generan oposición) o bien utilizar instrumentos institucionales como las mayorías calificadas o el control constitucional para obtener concesiones del gobierno de turno o para revertir medidas ilegales, pero estas cosas tampoco tumban al gobierno. Lo que le falta a España es más bien una reforma constitucional para añadir más controles, pesos y contrapesos institucionales a un sistema que otorga a la mayoría parlamentaria, y por tanto al gobierno y por tanto al Presidente del Gobierno demasiasdo poder y demasiada discreción. Una reforma semejante que se me ocurriría es otorgar al Senado español un estatus parecido al del Senado estadounidense, es decir, elevarlo a una cámara igual que la cámara baja y con capacidad de rechazar (por los motivos que sean) legislación que venga del Gobierno o de la Cámara Baja (que a fin de cuentas son más o menos lo mismo). Otra reforma que le convendría a España sería otorgarle al Jefe de Estado el poder, la autoridad, la capacidad de exigirle al gobierno de turno la renuncia y que se convoquen nuevas elecciones. El Presidente de Francia lo puede hacer (y lo ha hecho no hace poco), lo puede hacer el Presidente de Portugal (Marcelo Rebelo de Sousa, que también le exigió la renuncia António Costa), lo puede hacer el Presidente de Italia (Sergio Mattarella, quien ha sido un factor de estabilidad en la política italiana). Si no gusta que el Rey, vitalicio, inviolable, hereditario, tenga tantos poder (el poder no de formar gobiernos sino solo de disolver una legislatura y dimitir a un gobierno) pues se podría ir más allá y que España tenga un Jefe de Estado electo como Francia, Italia y Portugal.