A perro flaco todo son pulgas. Por eso analizaremos tanto las flaquezaguanas de Sánchez como las pulgas que parasitan a España. Queda a la vista la debilidad consustancial de un Gobierno en funciones tras sucesivas prórrogas y la bilis que su presidente está teniendo que tragar en sus aventuradas negociaciones con un Podemos, en declive de diputados y subidón de ambiciones, como si el encarecimiento de su apoyo parlamentario fuera inversamente proporcional al número de escaños, confirmando así el prestigio de la escasez.
Además, en un intento denodado por hacer de la necesidad virtud, los sanchistas andan inmersos en tratos con ERC para trocar sus 13 escaños en abstenciones al precio que fuere. Por eso, en encuentros incesantes los de Ferraz se han dejado decir de todo por los de Lledoners, sin darles réplica alguna, guardando un silencio monacal que daba la impresión de asentimiento y desconcertaba al público de a pie, mientras algunos socialistas de siempre empiezan a proclamar atónitos un ¡yo ya no sé si soy de los nuestros!
Marcándole el paso desde Barcelona alza la voz el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, empeñado en proclamar que Cataluña es una nación y ya en el umbral de sumarse al referéndum de autodeterminación para quedar bien con los colegas de ERC mientras se deja a los charnegos que allá se las compongan como puedan.
Todo sea por obtener la mayoría simple -más votos a favor que en contra-, en la segunda oportunidad que se desencadenaría a las 48 horas de la derrota en el primer intento cuya viabilidad precisa una mayoría absoluta del todo imposible a menos que PP y Cs forjaran una triple alianza con PSOE y respaldaran así con los 221 escaños que suman el gobierno propuesto por Inés Arrimadas.
Ampliando el plano cabe recordar que en política exterior nunca cae el telón y que en ese escenario todos los actores intentan sacar ventaja propia en cuanto perciben debilidades ajenas. Así, Hassan II lanzó la “Marcha Verde” sobre el Sáhara cuando Franco agonizaba y la inferioridad del régimen franquista en el área internacional resultaba siempre en perjuicio de los intereses españoles.
Ahora apena, por ejemplo, cómo nos hemos enterado del propósito del Pentágono de reforzar la presencia de la Navy en la base de Rota con dos destructores más que se sumarán a los cuatro que ya tiene desplegados. La noticia nos llegaba envuelta en la crónica de un enviado especial del diario El País, Miguel González, que cubría la visita de la ministra de Defensa, Margarita Robles, a la base de Sigonella (Sicilia) “donde felicitó las Navidades a los 38 militares españoles que forman parte de la Operación Sophia de la UE que lucha contra las mafias de la inmigración en el Mediterráneo central”.
Apena aún más que en medio de los improperios que se lanzan incesantes los líderes de los partidos políticos, esta cuestión de los destructores de la Navy no haya merecido atención ni comentario alguno. En esa misma línea de grave desidia se inscribe la noticia fechada en Estrasburgo y Rabat de que el Gobierno se ha enterado a la vez que la opinión pública de la aprobación de dos medidas por Marruecos: la delimitación de las aguas de soberanía con España y la jurisdicción que se arroga sobre la franja marítima del Sáhara Occidental que internacionalmente no está reconocida como marroquí.
Tampoco puede ignorarse que los atrevimientos de las instancias judiciales de la UE, del Europarlamento y de algunos países miembros que se han negado a cumplir las euroórdenes de extradición referentes a puigdemones y junqueras varios traen causa de la debilidad en que ven a nuestro país. Sin que pruebas de eficiencia como la aportada por la impecable improvisación de la Conferencia de las Naciones Unidas contra el cambio climático puntúe a nuestro favor. Como si sólo computara la debilidad que agranda el círculo de nuestros agresores.
De vuelta a casa, se transparenta que es ERC quien instruye a la Abogacía General del Estado, la cual por delegación de Sánchez queda conminada a dictaminar conforme convenga a las exigencias de los de LLedoners. Además, como señala la Escritura de la abundancia del corazón habla la boca y un general, Fulgencio Coll, que tuvo altas responsabilidades y las cumplió de modo impecable, ahora en la reserva definitiva y afiliado a Vox dice que “Pedro Sánchez, es un problema para la seguridad nacional” y pide a “los poderes del Estado” que impidan su investidura como presidente del Gobierno si pactara con ERC. ¡Ojo con Sánchez!